Noah
“No voy a permitir que la destruyan otra vez”
Nunca me ha importado lo que la gente diga de mí. En los negocios, los rumores van y vienen, y si te detienes en cada uno, no avanzas. Pero hoy… es distinto.
Hoy, lo que dicen no me afecta por mí. Me afecta por ella.
Por Corín.
Todo empezó sutil. Algunas miradas cruzadas entre compañeros, algunos silencios incómodos al entrar en una sala, y comentarios bajitos que se apagaban en cuanto me acercaba.
No soy ingenuo. He vivido lo suficiente como para reconocer el murmullo venenoso de una oficina cuando algo “fuera de lo común” sucede.
Y llevarle un café a una empleada… parece haber sido suficiente para que empiece el circo.
Escuché a dos personas hablar a mis espaldas. No sabían que yo estaba tan cerca.
—Seguro que con eso ya tiene el puesto asegurado —dijo una voz femenina que reconocí al instante: Marla.
—Y yo que creía que Noah no se mezclaba con nadie del trabajo —respondió alguien más, riendo.
Cerré la puerta del despacho con más fuerza de la necesaria.
La rabia me quemaba por dentro. Pero no por lo que insinuaban de mí. Sino por lo que iban a hacerle a ella. Conozco ese tipo de rumores. He visto cómo destruyen la confianza de personas con menos armadura que yo. Y sé… sé que Corín ya ha tenido suficientes heridas en su vida.
Me recosté en la silla, frotándome el rostro.
¿Fui un tonto por haberme acercado?
¿Fui egoísta por querer dar un paso hacia ella sin pensar en las consecuencias?
No lo sé.
Lo único que tengo claro es esto: no voy a permitir que vuelvan a herirla.
Si tengo que hablar con Marla, lo haré. Si tengo que frenar el chisme con una reunión directa, lo haré. Pero lo más importante…
Tengo que hablar con ella. Decirle lo que siento, antes de que todo esto la convenza de que fue un error dejarme entrar, aunque sea un poco, en su corazón.
No me perdonaría jamás si vuelve a cerrarse por culpa de gente mezquina.
La pregunta es…
¿Corín aún quiere escucharme?