Corín
“Más que un café: demostrando quién soy”
La mañana comenzó con un aire tenso en la oficina.
Una de las campañas más importantes de la empresa estaba en peligro: el cliente había puesto en duda todo el trabajo del equipo creativo, alegando que no cumplía con las expectativas y amenazaba con cancelar el contrato.
Noah convocó a una reunión urgente.
Todos estábamos ahí, con la ansiedad a flor de piel. La presión era palpable.
Cuando pidió ideas para salvar la campaña, sentí que los ojos se posaban en mí con esa mezcla de duda y escepticismo que había conocido desde siempre.
Pero esta vez, respiré profundo y decidí que era momento de callar esas voces internas.
—He estado revisando las propuestas y creo que podemos darle un giro —empecé—. Podemos adaptar el diseño para que refleje mejor los valores del cliente y conecte emocionalmente con su público objetivo.
Desplegué mi presentación con confianza, explicando cada detalle, cada estrategia. Mostré los resultados de los análisis y las sugerencias basadas en datos que nadie había considerado.
La sala quedó en silencio.
Noah fue el primero en romperlo.
—Excelente trabajo, Corín. Esto no solo puede salvar la campaña, puede convertirla en un éxito rotundo.
Las sonrisas comenzaron a asomar, y poco a poco, los colegas empezaron a apoyar la idea.
Sentí una oleada de orgullo. No por el reconocimiento, sino porque había demostrado que no era solo “la chica que toma café”, sino alguien capaz, preparada, lista para crecer.
Después de la reunión, Noah se acercó.
—Sabía que podías hacerlo —me dijo—. No solo eres talentosa, eres una fuerza.
En ese momento supe que, pase lo que pase afuera, tenía mi lugar ganado.
Y no solo en la empresa.
También en su vida.