Corín y Noah
“Amor y desafíos en la oficina”
Volver al trabajo después de aquella noche mágica trajo consigo una mezcla de emociones.
Por un lado, la felicidad de compartir algo tan especial con Noah; por otro, la preocupación por cómo sería mantener nuestra relación en el ambiente profesional.
Desde el primer momento, decidimos mantener la discreción. No por miedo, sino por respeto al equipo y a lo que habíamos construido.
Nos saludábamos con sonrisas cómplices y pequeñas miradas, disfrutando de esos gestos que solo nosotros entendíamos.
Sin embargo, no faltaron momentos incómodos: chismes que empezaban a circular, miradas curiosas, y la inevitable pregunta en la reunión de equipo:
—¿Están saliendo? —preguntó alguien con una sonrisa traviesa.
Noah tomó la palabra con confianza.
—Sí, pero aquí seguimos siendo un equipo profesional. Nuestra relación no afectará nuestro trabajo.
Esa declaración caló fuerte en el grupo, y poco a poco, la atmósfera volvió a la normalidad.
Trabajar codo a codo se convirtió en una fuente de inspiración.
Nos apoyábamos mutuamente, compartíamos ideas y celebrábamos cada logro.
Por primera vez, sentí que podía ser yo misma en todos los aspectos, sin máscaras ni reservas.
Y aunque los desafíos no desaparecieron, el hecho de enfrentarlos juntos hacía que todo fuera más fácil.
Porque a veces, el amor es el mejor aliado en la oficina y en la vida.