Corín y la familia de Noah
“Un paso más cerca”
Noah me había hablado muchas veces de su familia, pero ahora había llegado el momento de conocerlos en persona.
Él quería que todo fuera especial, y yo, aunque nerviosa, me sentía lista para ese encuentro tan importante.
Llegamos a la casa de sus padres un sábado por la tarde.
El lugar era acogedor, lleno de recuerdos y fotos que hablaban de generaciones.
La madre de Noah, una mujer elegante y de mirada cálida, me recibió con un abrazo sincero.
—Por fin te conocemos, Corín. Noah habla mucho de ti —dijo con una sonrisa.
Su padre, un hombre serio pero amable, me estrechó la mano firmemente.
La familia de Noah era tradicional, y aunque en sus primeras palabras sentí cierta formalidad, también noté que estaban abiertos a conocerme.
Durante la cena, compartimos historias, risas y algunos silencios cómodos.
Noah estuvo atento a cada detalle, siempre tomando mi mano bajo la mesa, dándome seguridad.
Sin embargo, en un momento, uno de sus hermanos soltó una broma un poco sarcástica sobre el pasado empresarial de Corín, poniendo a prueba mi confianza.
Sentí cómo una punzada de inseguridad intentaba asomarse, pero Noah me miró y me sonrió con complicidad.
—Ella es parte de nuestra familia ahora —dijo con firmeza—, y eso es lo que importa.
Su apoyo me llenó de fuerza, y respondí con tranquilidad y gracia, mostrando quién soy realmente.
La noche terminó con abrazos y promesas de volver a reunirnos.
Salí de allí con la certeza de que, aunque el camino no siempre sería fácil, con Noah a mi lado podía enfrentar cualquier desafío.