Corín y la familia de Noah
“Construyendo puentes”
Después de esa primera cena, supe que no sería fácil ganarme el cariño de todos, pero estaba dispuesta a intentarlo.
Noah me apoyaba en cada paso, y eso me daba la fuerza para seguir adelante.
Las visitas a casa de sus padres se hicieron más frecuentes, aunque no siempre cómodas.
Algunos familiares seguían con comentarios sutiles sobre mi pasado o mi apariencia, intentando sembrar dudas.
Pero yo no estaba sola. Noah siempre intervenía, defendiéndome con respeto y cariño.
—Corín es una mujer admirable, inteligente y valiente —decía frente a todos—. Estoy orgulloso de ella.
Poco a poco, la familia empezó a ver más allá de sus prejuicios.
Su madre me invitaba a ayudar en eventos familiares, y sus hermanos, aunque reservados al principio, comenzaron a incluirme en sus bromas y confidencias.
En un momento, durante una reunión, uno de sus tíos me confesó en privado:
—Noah encontró a alguien especial. Se nota en cómo la mira.
Eso me llenó de esperanza.
Con el tiempo, las barreras fueron cayendo y la relación con la familia de Noah se fue transformando en un lazo de respeto y cariño.
Aunque no todo era perfecto, aprendí que la paciencia y el amor verdadero pueden abrir caminos donde antes sólo había dudas.
Y, sobre todo, entendí que, con Noah a mi lado, podía construir una nueva familia, llena de aceptación y apoyo.