Noah, un padre fuerte y amoroso
“El guardián de sus corazones”
Desde el primer instante en que sostuve a nuestras hijas, supe que mi vida había cambiado para siempre.
Mi instinto protector era más fuerte que nunca, y cada decisión que tomaba giraba en torno a su bienestar.
Pasaba las noches en vela, aprendiendo a cambiar pañales, a mecerlas cuando lloraban, y a descubrir los pequeños detalles que las hacían únicas.
Pero también entendí que no bastaba con protegerlas del mundo; tenía que enseñarles a ser fuertes, seguras y libres.
Con Corín a mi lado, formamos un equipo.
Ella me enseñó a confiar más, a compartir responsabilidades y a expresar mis sentimientos sin miedo.
Hubo momentos en los que mi preocupación por ellas se volvió intensa, casi posesiva.
No quería que ningún hombre se acercara a mis pequeñas sin mi consentimiento, pero también sabía que debía respetar sus espacios y sus futuros.
Cada sonrisa de nuestras hijas me llenaba de orgullo y me recordaba por qué luchábamos.
Noah, el hombre de negocios seguro y exitoso, ahora también era Noah, el padre amoroso que aprendía a crecer con sus hijas y con la mujer que amaba.
El hogar se llenaba de risas, de juegos y de un amor que no conocía límites.
Y aunque el camino era desafiante, cada día confirmaba que no había nada más valioso que proteger y cuidar esos tres pequeños milagros que eran el reflejo más puro de nuestro amor.