Amarrada al Árabe

10

Silencio.

Eso fue lo que reino en la habitación después de decir aquellas palabras, Dafne. ¿Se arrepentía? Tal vez sí, pero todo lo hacía pensando en una persona; Wilson. No tenía con claridad que es lo que aun quería en su vida, pero si tenía claro que no quería seguir casada con Keren Azzar.

—¿No dirás nada? ¿Keren? –musito, Dafne, temblando como una hoja.

La mujer miró su ancha espalada desnuda, todos sus músculos se notaban y podía jurar que estaba tenso, no era para menos—su esposa le había prácticamente vendido su virginidad para ser libre de un matrimonio tortuoso.

—¿Cuáles son tus condiciones?

Dafne expiró hondo, aparatando la vista de su muscularídad y fijándola en la ropa tendida sobre el sofá.

—Me entregare a ti a cambio del divorcio y dos millones de dólares. Es lo justo por daños y prejuicios. –espeto segura, pero no espero escuchar la ronca voz de Keren siendo ahogada por la almohada que aun tenia abrazada. —¿Dónde está el chiste de lo que dije? para yo también reírme.

—¿Daños y prejuicios? Se mas sensata a la hora de negociar, Habibi. Si alguien debe cobrar por daños y prejuicios, ese sería yo, tu padre me hizo perder más de novecientos mil liras.

—Un millón de liras es solo migajas para ti. –susurró avergonzada. —Mi libertad es mucho para mí.

—Tienes razón, pero para un buen inversionista, dinero que se pierde, dinero que muchos necesitan. Y tu padre no supo descifrar esa frase, tu como su hija, sé que tampoco puedes saber que hay en ella.

Dafne arrugo su entrecejo y volvió su mirada a él, con enfado.

—¿Puedes dejar de siempre asociarme con los actos de mi padre?

—No lo haré, tu padre te vendió y yo soy tu dueño. Siempre te haré recordar  de donde llegaste y hacia donde fuiste.

—No soy un objeto.

—Házselo recordar a tu padre, tal vez tus hermanas tengan el mismo futuro.

La rubia cansada de escuchar sus palabras repulsivas, se levantó y caminó hasta estar cerca de la puerta principal.

—Dime si aceptas el trato o no –cambio el tema de conversación.

No podía negar que sus palabras nuevamente habían quedado con la duda en su mente, tal vez su padre podía hacer lo mismo con Maggie, pero dentro de todo aquello, se preguntó que función cumplía una madre si no protegía a sus hijos de todo lo que les hiciera daño, incluyendo a un padre ambicioso, el cual podía jurar que había visto en sus ojos los signos de dinero, al saber quién desposaría a su primogénita.

¿Y si Lucia también era una mujer interesada? Ya no le cabía duda alguna de que la respuesta era si, su madre también había sido participe de un casamiento forzado, no había dudado en aceptar como madre a su nuevo y primer yerno rico. No podía olvidar lo fascinada que estaba con él, cuando lo conoció.

—Debería estar agradecido con Allah al ponerte en mi camino, cualquier hombre se sentiría más que complacido al tener una mujer sumisa a su lado. Ven –aquello no era una respuesta para Dafne, pero aun así se acercó hasta él, quien se había despojado del edredón y parado a un lado de la cama.

Las mejillas de su esposa se incendiaron al estar cerca de él, Keren estaba totalmente desnudo, como dios lo había llevado al mundo, no pudo evitar mirar hacia otro lado al estar frente a él.

—Mírame, Dafne –le ordeno, tomándola de su cintura. Dafne levanto la mirada, no pudo evitar comparar la estatura de ambos, ella solo le llegaba hasta más debajo de sus pectorales. ¿Cómo se suponía que debía hacer algo? ¿Subirse arriba de la cama para estar a su altura?

En un rápido movimiento, Keren se encorvó un poco y capturo sus labios, moviéndolos con suavidad, este al no sentir ninguna reacción de su esposa, apretó sus dedos en su cintura.

—No hagas esto como si te estuviera violando, no me gusta hacer esos juegos –amenazo. Volviendo a besarla, con la diferencia que Dafne había comenzado a corresponderle el beso con timidez. Subió ambas manos hasta sus pechos, a masajeándolos a su antojo, con pesar, se separó de sus labios y comenzó a besarle el cuello y a pasear su lengua por él, simples actos que hacían que el cuerpo femenino reaccionara a sus caricias. Con lentitud, Keren tomo el cierre del vestido y lo bajo, tocando la piel desnuda que había a su paso, subiendo hasta sus hombros y ayudándola a retirarse el vestido.

Ambas respiraciones estaban agitadas, Keren contemplo cada espacio de piel de la fémina, lo único que la cubría eran sus bragas, que pronto él podía retirar, se dijo.

—Eres más hermosa de lo que pude imaginar –se dejó llevar por sus pensamientos en voz alta. Dafne jadeo al sentir los labios de su esposo sobre uno de sus pezones, llevo ambas manos sobre su negro cabello y tiro de él. ¿Cómo podía sentir aquel placer de un hombre como él? Su pregunta solo se perdía en su mente, como su cuerpo al sentir cada caricia de Keren, como si supiera en qué lugares se estimulaba más, lugares que ella no había conocido hasta ese momento y le gustaba.

Keren se apartó de ella y la tiró con suavidad a la cama. Dafne miró toda su anatomía, incluyendo su ya erecto miembro.

—Ten cuidado –se obligó a decir Dafne, su tono de voz broto extasiado de placer y pausado.

—No te haré daño, confía en mi….

Keren alargo la mano hacia ella, tan despacio que jamás creyó que la tocarían de esa forma sensual. Dafne sentía la presión de Keren contra sí. Sus pechos estaban fuertemente apretados cuando se dio cuenta que Keren había bajado una mano hasta su clítoris y había comenzado a sobarlo con lentitud y pronto se le escapaban pequeños gemidos a Dafne. El ambiente solo se había convertido en una tensión sensual que ambos estaban experimentando, el cuerpo de la fémina también había comenzado a despertar ese lado salvaje que tanto había ansiado. Cada célula de su cuerpo era como si reaccionaran a su toque masculino. Keren aparto las manos de su clítoris y tomo sus bragas, bajándolas con lentitud, grabándose en su mente la cara de placer de su mujer. Una vez apartada su braga, Keren tomó su miembro y lo dirigió hasta su intimidad.




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