Amarrada al Árabe

13

Dafne miró el frente de la casa, solo era un día de su partida y era como si hacía tiempo no la veía.  A su pesar, camino hasta la entrada y toco el timbre como si aquella no fuera su casa, aunque ya no tenía llaves, por lo que la hacía ver como una simple invitada de la casa.

 

Impaciente espero que la puerta fuera abierta por su madre, que le diera un abrazo reconfortador y le dijera que todo estaría bien, que hizo bien en tomar aquella decisión a un día de casarse con un desconocido, pero no, su imaginación jugo tanto a un juego iluso que quien abrió no era mas que una empleada, desconcertándola aún más. Desde que la familia había estado en la quiebra, no había dinero para pagar empleador.

—Hola señorita, ¿Necesita algo? ­—cuestionó la mujer de mediana edad, aun convirtiéndolo mas inaudito al no saber que ella era de la familia.

—¿Están mis padres? —esquivo la pregunta con otra, mientras abría mas la puerta y entraba a la casa seguido de una sorprendida mujer.

—Lo siento, sus padres nunca me dijeron que tenían una hija mayor y vendría. Sus padres no están, el día de ayer salieron y dijeron que no llegarían hasta dos semanas. —respondió rápido, tratando de remediar su error al confundirla con otra persona.

 

Dafne sonrió con tristeza, sus padres habían sentido tanta importancia por ella que el mismo día de su boda no deseaba, ellos habían partido a festejar por un negocio de gran éxito. Sus actos solo revelaban lo tan importante que era para ellos, tanto que no habían llamado ni reconocieron ante sus empleados que tenían una hija mayor.

—¿Y mis hermanas? Supongo que también se fueron con ellos, ¿Verdad? —Dafne caminó hasta el sofá de la casa, y dejo su pequeña maleta con la ropa que Keren le había obsequiado y su dinero.

—No, sus hermanas están en el piso de arriba con una niñera.

—¿Dafne? —cuestionó una voz femenina desde arriba, ambas mujeres levantaron la cabeza y vieron a Maggie bajar por las escaleras. —¡Por dios! Nadie nos aviso que vendrías, de hecho, pensé que ya estarías en Arabia con tu esposo.

 

Esposo. Aquella palabra de solo repetirla causaba escalofríos en ella, Keren Azzar ya no era su esposo y ella no era señora de Azzar. No había razón por la que fuera reconocida por la esposa del árabe. Dafne miró a la empleada. Haciendo entender que ya estaba de sobra allí, la pelinegra al entenderlo, de inmediato caminó hasta la cocina.

—¿Qué sucede? ¿Y Keren?

Dafne suspiró agotada—No estoy mas con Keren, de hecho, fue un matrimonio desastroso.

—¿Qué has hecho Dafne? Dime que no cometiste una locura y viniste aquí sin su permiso.

—No soy una mascota —protesto ofendida—. Nos divorciamos.

 

Maggie quedo en blanco al escuchar las palabras de su hermana mayor, ¡Divorcio! Aquello le aterro, no solo por Dafne y su futuro, sino por el hecho que tarde o temprano, sus padres lo sabrían y sería una furia desatada.

—No bromees con eso, Dafne. Papá le agarraría un infarto si le haces esta broma.

—No es una broma, Maggie. Decidimos divorciarnos antes de partir a Arabia, ambos sabíamos que este matrimonio no iría a ningún lado.

—¿¡Que has hecho!? —bramo, con enfado. Asustando a su hermana, Maggie nunca se enojaba, Maggie nunca demostraba sus sentimientos, Maggie no gritaba ni mucho menos se ponía histérica como en ese momento—. No puedes hacer lo que te venga en gana, Dafne. ¿No te das cuenta que arruinaste todo? Papá aun no alcanzo de levantarse de la quiebra que tú haces esta tontería, ¿Qué crees que dirán todos? Volveremos a ser la mira negativa de la sociedad.

—¿Y eso a ti te incomoda? —preguntó con enfado—¿Lo que digan de ti y nuestra familia? ¿Acaso el que dirán es quien te mantiene? No seas hipócrita, Maggie. Tuve que casarme con alguien que no amo, volví por Wilson. Y nadie me hará cambiar de parecer.

—Te comportas como una niña, no puedes estar con Wilson, él no se fijaría en ti mas que ser tu mejor amigo.

—¿Y porque lo crees? Se que el también siente algo por mí.

 

Maggie sin resistirlo, pego un gritillo de frustración y hablo—Wilson y yo salimos —respondió con decisión, en tono fuerte. Dafne quedo muda, viéndola. No podía creer que su hermana estaría saliendo con el hombre que ella siempre había amado y estado enamorada en secreto, viendo todas las veces que ambos salían y el se retiraba con una mujer diferente, celos; esa era la palabra que sentía cuando lo veía con otras mujeres y reprochándose el porque no era ella una de esas mujeres, el mismo sentimiento que sentía ahora al escuchar a su hermana.

 

Dafne se obligo a resistir y no romperse frente a Maggie. No era correcto hacerlo, solo demostraría cuanto la hacia sufrir su hermana con sus palabras, ¡Debería estar feliz por ella! Pero no lo estaba, solo quería decirle cuanto la odiaba por hacer eso. Su vergüenza la penetraban en cada célula de su cuerpo al pensar en aquello.

 

Dafne trato de sonreír, mas bien solo le salió una mueca, antes de subir para ver a sus hermanas.

—Dafne… —la llamo Maggie, la rubia paro a mitad de escaleras, sin darse la vuelta. —Lo siento… yo

—Esta bien, Maggie. Supongo que viste mi matrimonio como una forma fácil para tener el camino libre, pero dime una cosa. ¿Hace cuanto salen juntos?

 

Maggie no sabia que responder, ¿Hace cuánto? Ni ella lo recordaba cuando decidió aceptar aquello. Al azar respondió.

—Hace un mes y medio. No queríamos decírtelo para no hacerte sufrir, además que sabia que tu estaban enamorada de él.

 

Dafne expiro, tratando de aliviar el dolor que sentía en su corazón, sin decirle palabra alguna, siguió subiendo a pasos lentos.

Era fuerte, no se romperia frente a su hermana y demostraria lo tan fragil que podia ser ante una noticia como aquella. 

 




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