Amarte a ti

Casualidad 1: La chica suicida del puente

Lo que me llevo a conocerla fue tan circunstancial como destinado por fuerzas mayores. Parecía que aquel día todos los caminos, llevarán a un solo lugar, como si todas las personas en el mundo fueran una y tuviera que encontrarme con ella de manera inevitable.

Vagaba como de costumbre por las calles de la ciudad sin rumbo fijo en una caminata de domingo, pensado, observando e imaginándome las vidas de todos con lo que me cruzaba. Todo el mundo parecía tan cómodo desde el joven emprendedor hasta el vagabundo maloliente de la esquina, parecían andar por donde se suponía que estuvieran.

Eran unos de esos días en que me sentía, triste y la soledad me pesaba tanto que quería andar hasta que el cansancio me venciera, era mi forma de huir de mis pensamientos deprimentes.

La noche ya lo envolvía todo mientras pasaba por un puente que cruzaba por en medio de casi toda la ciudad. La oscuridad me parecía estaba por todas partes. Me sentía tan abatido que ni siquiera deseaba levantar la cabeza, el cielo me parecía lejano, casi inexistente.

Entonces la miré por vez primera, a ella, la extraña joven que hoy empiezo a creer que solo hábito en mis sueños o al menos pudo a ver venido de uno de ellos.

Imagínense mi susto al ver de pronto a alguien inclinándose en una de las vallas de concreto del puente, aunque estas tenían un amplio margen que nos delimitaba de una tempestuoso caída. Esta persona estaba subida en ella de forma en que sus pies ya se elevaban de manera amenazadora, que bastaba un leve empujó para hacer que cayera.

Me arroje de manera rápida para atraparla, pues creía que me encontraba ante algún suicida de los que eran comunes en estas fechas navideñas.

La jale desde los pies, para luego atrapar todo su cuerpo en un abrazo.

Un olor de frescas flores me llegó, fue como entrar a un jardín de rosas. Quedé de frente a la chica, nuestras caras tan cercas, al verla mi corazón se detuvo, el viento pareció envolvernos y a mi mente ningún pensamiento llegó.

Su piel era morena con un tono ligeramente pálido, tenía grandes ojos, con una nariz pequeña y fina, sus labios se veían azules por el reflejo de las luces. Su expresión tenía cierto porte elegante como sólo alguien no corrompido por el mundo puede tener.

Era la mujer más hermosa que habia visto. Parecía tan delicada como si el mismo viento pudiera romperla y a la vez tan eterna como las llamas de sol.

Como dije me quede atrapado por un extraño conjuro mientras la veía que no tome en cuenta como de pronto su rostro de transformaba por la sorpresa y el miedo que la hizo empujarme, mientras gritaba.

La solté, recobrando la postura un poco, pero entonces escuché aquel sonido.


Sshhhhh

Un calor doloroso recorrió mi mejilla, había sido recibido una bofetada.

-¿Que es lo que hace usted?


Me pregunto aterrada pero con cierto aire ofendido

-Yo... Bueno solo trataba de detener su caída al concreto frío... Discúlpeme que me metiera en su deseo de muerte jaja

Ella me escucho levemente, me dio la espalda para marcharse, pero se detuvo en seco y volteando de una manera robotica y algo cómica tomo un libro de pasta gruesa que descansaba en la valla del puente. Debía ser un libro de poesía, en estos días la lectura de poesía es muy común, la moda es hablar con un vocabulario amplio y florido.

El chica se detuvo de nuevo mirando al vacio del puente, parecía estar pensando algo, me miró, luego se giro de nuevo, me volvió a mirar y entonces su rostro se puso rojo y su labios temblaron. Parecía haber captado la confusión que había ocurrido.

-No yo... No... No trataba de suicidarme

Comprendí la equivocacion pero pese a eso la bofetada me había irritado y preferí marcharme sin escuchar más de aquella torpe mujer. Era hermosa pero yo no perdono solo por eso como la mayoría.

-Trataba de atrapar un momento de silencio de esta ciudad

La respuesta me pareció tan absurda como extraña que no pude evitar volver a encararla y preguntar

-¿Como dice usted?

-Trataba de atrapar el silencio de un momento perfecto de esta ciudad

Por todos lados se escuchaba estridentes autos y voces burdas en las calles.

-¿Está usted loca o es acaso una clase de broma?

-No, no,es verdad, eso es lo que estaba haciendo

-Pues eso lo deja claro, esta usted loca sin duda

Me disponía a marcharme cuando ella me tomó del brazo y me jalo

-Se lo mostraré

-eh!!!


Nos acercamos a la valla del puente

-¡Espere no!


-si, si,es lo mínimo que puedo hacer por usted que se tomó la molestia de ayudar a esta dama

La fuerza de esa chica debía ser prodigiosa o al menos la mia no, pues con facilidad, logró moverme para acomodarme sobre la barda del puente, inclinado mi cuerpo con facilidad aunque de forma respetuosa, si pudiera haber una forma de hacerlo así. Tal vez fue la suavidad de su tacto y sus movimientos como rama que se mese lo que me atrapó. Pero lo cierto es que note que las mujeres poseen una fuerza bastante única diferente a la de los hombres.


Mi mirada cayó debajo del puente, la oscuridad me envolvió.

-Esta loca, suelteme-exclame

Intente reunir fuerzas para liberarme de sus delicados brazos.

-Ya viene... Lo presiento-Río ella

Y entonces ocurrió aquel momento, que al recordarlo hace que me llene de lagrimas.

Ante mi de pronto, fue como si apareciera un lienzo cristalino y sobre el florecieran luces como gotas de agua estelares que me cautivaron y llenaron de una paz jamás antes sentida, de pronto ante mi era como ver un cuadro de arte que manos humanas no podían crear. Un silencio cómodo me atrapó y en ese instante me sentí lejano, fuera de mi cuerpo, el peso de lo terrenal se había marchado y lo único que persistía era la quietud de ser uno con el universo.


-Lo percibe ahora- musito ella

Ya no me sostenía, ya no hacia falta, se encontraba a mi lado ante aquel espectáculo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.