Carta perdida
Stella:
Todos viajamos siendo tan misteriosos, ocultos nuestros corazones lloran, abrazando nuestras almas y sin embargo a veces ocurren milagros impensables que hacen encuentros imposibles, posibles. Eso me ocurrió contigo.
Me preguntó cómo todos los caminos, todos los fallos me trajeron, a ese instante en el que pude conocerte. Y a tus ojos como ave de blanco plumaje posarce sobre este triste hombre.
Un luminoso destino comenzaba para este desafortunado.
Eso significa amarte, un refugio para ser feliz, la creación de un rincón en el mundo donde pudiera estar en paz.
Y si te amo en un pacto silencios y secreto.
Aunque nunca lo puedas saber, mi corazón te llama en la lejanía, mientras te recuerda con ternura y espera con ansias.
Y sin embargo no puedo decírtelo de frente, nuestros camino me parecen tan distintos.
Solo puedo amarte en esta quietud, como quien mira a través de una barda la danza de las flores
Ojos centellantes, eres estrella que se esconde en la noche, toda tu me miras y me encuentras en los desiertos otoñales, vienes a mi como ráfaga de marea.
Sonrisa de flores, muchacha llena de colores.
No desaparezcas piel morena, no temas a la ilusión, amada estas por mí.
Cierra los ojos y perdamos en los parajes infinitos y estelares de los azares del destino.
Pequeña dama de la nubes, haz borrado la noche, siembra tu presencia en lo eterno, pues en el tiempo mi alma te ha extrañado.
Y si un día no nos volvemos a ver... Llevame en cada paso, en los días desafortunados, en todas esas cosas que hoy siempre alimentarán tu alma.
Y a pesar todo, a pesar de todo...
Stella no me olvides.