Amarte en pedazos.

☀03. Ya no le pertenezco a Ezrael.

Alisson.

Justo cuando pienso que sus ojos pueden verme, Ezra llega a mi lado. Me toma por sorpresa, su brazo en mi cintura y un beso en mi mejilla. Casi siento la mirada penetrante de Alonso y me quedo en shock por la inesperada llegada de este ser del mal.

Siento pena por mí. Tener a estos dos hombres que quise en la misma habitación me da a entender dos cosas: Primero, perdí el juicio con los hombres luego de terminar con Alonso y liarme con un tío como Ezrael. Segundo, ambos han sido bendecidos por una belleza inigualable del señor. ¿Qué me han visto estos dos seres a mi, sino más que las heridas de mi irreparable alma? 

Me atormenta entonces una época de mi vida donde tuve una conversación con Alonso, cuando éramos novios, sobre los celos. ¿Su mirada hacia Ezrael irradiará celos? Imposible, luego de tantos años sin vernos lo único que puede sentir por mí es rencor y por él hombre junto a mí lástima.

Flashback.

—¿Eres celoso?—Pregunto mientras peino su cabello. Estámos sentados en mi cama, con el aire encendido, la televisión en mi canal favorito e intenta hacerme una trenza en el cabello. 

—Tu no me darías motivos. Yo confío plenamente en ti.—Su aliento huele a menta, sus párpados cerrados no me permiten  ver sus ojos azules.—Sé que este es solo el comienzo de nuestra relación.—Su tono de voz cambia, siempre recuerdo eso de él. Cuando se apasiona por algo su expresión facial es firme al igual que su postura. Defendería lo que creyera hasta le dieran extraordinarios argumentos encima contra.—Te puedo asegurar que si en algún momento llegamos a separarnos, no será por mi. Yo nunca te abandonaré. Siempre te intentaré encontrar y te esperaré pase lo que pase.

Sus ojos azules me mirarn  y supe que ahí era. El lugar donde quería estar para siempre. En el reflejo de su mar turbio.

—No se por qué dices que esto es apenas el comienzo.—le reprocho haciéndole puchero. Deja de alisar mi cabello y me tumbo en la cama.—Llevamos 9 meses. Es bastante, ¿no crees?

Alonso no me responde nada.

—A lo que me refiero es, como pareja hemos pasado por bastantes cosas. Buenas y malas. La muerte de tu abuela, la enfermedad de mi madre, pero aquí estamos, juntos. No creo que en nuestro destino pueda estar escrito algo peor.

Él me sonríe. Se tumba al lado mío y exhalo.

—Entonces, ¿Tú tampoco me abandonarás nunca?

Con mucha valentía esas palabras salieron de su boca. Una pregunta que no es fácil de responder. Que significa tanto nivel personal y emocional. En ese momento yo estaba segura de mi respuesta.

—Jamás te abandonaré tampoco.

—Tú eres mi hachiko y yo soy el tuyo. Viviré esta vida junto a ti y te encontraré en la siguiente.—Alonso me besa y sé que se convirtió en el amor de mi vida.

Fin del Flashback.

Recuerdo las palabras que le dije y no fueron ninguna mentira, no hasta esos últimos 5 meses.

En esos tiempos era una niña ingenua, tal vez no tan niña. 20 años. Ahora me han pasado tantas cosas a nivel personal y emocional que sobreestimo la capacidad de la vida por sortear malos destinos. Pienso que yo gané esa rifa.

Nunca rompí una promesa en mi vida. Excepto cuando llegó esa fecha que tanto detesto, a los 21 años, 1ero de Agosto. Desde ese día, supe que le fallaría a él. A esa persona que siempre creyó en mí. No estuve dispuesta a seguir por obligación un compromiso que quería terminar de inmediato. No nos precipitamos a amarnos pero las circunstancias nos sobrepasaron. A mi me tragaron viva.

Ahora ese hombre está parado justo en frente de mi y por primera ve en 3 años vuelvo a ver esos ojos mar turbio.

¿Qué le sucedió a esos ojos que irradiaban luz y felicidad? ¿Donde está mi hombre e hermosos cabellos cobrizos? ¿Luego de 3 años aún no ha podido sanar las heridas de nuestra ruptura que dejaron en su mirada ese sentimiento de infelicidad?

Se ve mayor, con una barba que nunca reconocería y un buen corte de pelo. Está mucho más atractivo que antes, tanto que casi olvido como es su esbelta estatura.

Un brillo  en sus ojos se enciende al verme al dejar de mirar a Ezrael o  tal vez solo fue una ilusión.

—¿Quién es ese hombre que te está mirando tanto, Alisson?—Ezra se interpuso entre nuestras miradas. Sus ojos se tornaron oscuros y llenos de furia.

Me suelto de su agarre y reconozco que ya no le pertenezco. Juré que nunca más me pondría una mano encima.

 

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Hola querido lector!

Si te ha gustado mi historia me ayudarías mucho siguiendome y dejando tu opinión en los comentarios. 

Besos XOXO




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