Amarte en pedazos.

☀22. ¿Qué hubiera pasado sí...?

Dylan

—¿Ahora no eres tan valiente para meterte conmigo, verdad?

Alisson le da un ligero toque a mi pierna de metal y exhalo fuertemente. Llevo mis manos a mis ojos.

Me entran unas ganas enormes de golpearla. Tiene suerte de ser mujer porque sino estaría partiéndole los dientes.

Mateo y Alex, quiénes ya saben de mi amputación, me miran con desprecio por el comentario que suelta la pelirroja junto a mí. La chica junto a ellos, creo que la pareja de Alex, hace un ademán con las manos mientras camina a mí con una ceja levantada.

—Entonces tú eres el famoso Dylan...—Susurra y me jala por la corbata. Movimiento que me toma de sorpresa pero no la toco.

Me encantaría abofetearla. En un movimiento brusco mi corbata aprieta más mi cuello pero mi cara sigue rígida. Esta estúpida intenta asustarme. —Dios no castiga ni con piedra ni con palo. —Me susurra al oído y suelta mi corbata. Veo mi camisa que ha quedado arrugada por culpa de su mal acto pero aún sigo callado. Me doy media vuelta y me alejo lo más rápido que mi pierna derecha me lo permite.

Nadie me sigue y una vez que entro al baño, busco un inodoro para sentarme. Intento calmar mis nervios pero volver sentir el muñón que me acompaña desde año y medio atrás me desespera.

Golpeo, golpeo y vuelvo a golpear las puertas del cubículo. Doy puñetazos a mi pierna sana. Araño mis cabellos hasta quedar despeinado y grito lo más bajo que me es posible.

¡Maldita Alisson Rockefeller!

Abro la puerta del cubículo y me veo en el espejo. Estoy sudado, con la respiración agitada y mi reflejo en el espejo me repugna.

—¡Quiero morir! —Estrello mi puño derecho contra el espejo del lavamanos enfrente mío y lo parto. Siento pequeños fragmentos incrustares en mis nudillos pero aún no es suficiente para mí. Golpeo suficientes veces el mesón del lavamanos como para que mis dos manos sean las que sangre. —¡Aghh! —Susurro histérico sintiendo como mis venas se marcan en mi frente. Me tiro al piso, abro el cierre mágico de mi prótesis y me la quito, la tiro a un lado y me quedo tirado viendo el techo del baño.

No soy capaz de maltratar o romper mi prótesis porque es lo único que me permite poder intentar recuperar mi vida pero en estos momentos lo veo imposible. Cada vez son más frecuentes en mí estos ataques de furia y rabia. Ver a Alisson me ha sacado de mis casillas. Nunca esperé volvérmela a encontrar pero lo que nunca sospeché es que se diera cuenta de mi amputación.

La tomé por boba. ¿Por qué tomaría por boba a una mujer graduada de Harvard, con una prestigiosa galería de arte en N.Y, creadora de una famosa revista con un motivo hermosamente noble en honor a su hermano y creadora de una fundación de protección para niños africanos? Solo a mí se me ocurre.

Aunque, cuando conocí a Alisson me pareció la mujer más hermosa del planeta, unos rasgos físicos perfectos, unos ojos tan verdes como el de un césped bien cuidado, pecas que se exparsen desde su cara, cuello y terminan en su desconocido, para mí, pecho; no pude conquistarla.

Flashback.

—Te siento enamorado. —Bromea Alonso golpeando mi hombro mientras miro a lo lejos a Alisson. Estamos en la casa de la playa de mi mejor amigo y ha invitado a unas cuántas personas conocidas suyas y a mí porque somos mejores amigos desde la infancia.

—Nada que ver. —Respondo seguro.

—Deberías dejar ese orgullo y soberbia. ¿Cómo es posible que ninguna de las mujeres con las que has estado te haya gustado lo suficiente como para enamorarte? —Me dice recostándose en la silla cerca de la piscina.

—Ninguna es tan inteligente ni gran cosa. Me aburren con los mismos temas de conversación y cuando cien esa frase "¿Tú y yo que somos?"—Simulo las comillas con mis manos. —Sé que debo dejarla y buscar a otra.

—Creo que es bueno que por lo menos no las ilusiones. —Me dice Alonso y dirige su mirada a la misma chica que yo llevo observando desde hace un rato. —Te diré algo. —Llama mi atención. Le doy otra calada a mi cigarro pero no le presto mucha atención. Quiero continuar viendo a Alisson reír y hablar con sus amigas. —Me gusta Alisson.

Ese fue el primer momento donde quise romperle la cara a mi mejor amigo. ¡¿De verdad?! ¡¿Por qué tiene que gustarle justamente la única mujer en el mundo que ha llamado mi atención?!

Hago como que no me importa y mi actitud se vuelve más insoportable.

—oye viejo, alégrate por mí.

—No durarán para nada. Conozco a las mujeres de su tipo y tú no eres el suyo. —Le desanimo con mentiras.

Fin del flashback.

Y claro que lo desanimé, le llené la cabeza de mentiras. Hablé mal de la mujer que me gustó durante mucho tiempo. Por celos, egoísmo. Cada vez que veía como su relación si era exitosa y solida más despreciaba y disminuía a Alisson.

¿Puedes querer y desearle mal a una misma persona? Descubrí que sí aunque nunca fue lo mejor. Con cada defecto que le mencionaba a mi mejor amigo sobre su relación más la quería conmigo y no con él. Desarrollé un horrible amor por la pelirroja y mi mejor amigo a tal punto que no pude ocultarlo después del accidente donde casi muere y terminó amputada de un brazo.

Flashback.

—No te vuelvas acercar ni a Alisson ni a mí. —me advierte Alonso sacándome de su casa.

—Es la verdad. Estos 3 años que llevan juntos no son suficientes para superar su condición. Ella no se querrá a sí misma y no la culpo. ¿Quién lo haría?

Alonso me empuja y me da otro puñetazo que esquivo y él cae al piso. Me seco la sangre que tengo en el rostro por el golpe que recibí instantes atrás.

—Yo la ayudaré y te cerraré la boca. Nunca has sido un verdadero amigo y todos estos años has tenido celos por mi relación. No es culpa mía que no puedas ser feliz pero eso no significa que tengas que interferir en la felicidad de otros.




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