Amarte en pedazos.

☀ 27. Fugitivos

Dylan.

4 horas antes.

—¿Deberíamos buscar a los demás?—Le pregunto a Alisson viendo como acomodando la parte superior de su vestido.

Luego de haber tocado juntos el piano otro rato, y que muchas personas se conmocionaran al vernos tocar tan bien juntos, Alisson y yo decidimos darle la oportunidad a otros de tocar. No volvimos a tocar el tema de N.Y pero si recordé un poco ese tiempo. Me comporté como un desgraciado con ella. Siempre ha sido así, pero en estos 4 días que faltan para que se acabe el viaje la intentaré compensar

—¡Dios! ¡Me olvidé totalmente de ellos! ¡Deben odiarme!—Precipita a decir acelerada.

—No seas exagerada.—La calmo pero no es suficiente. A esta conejita no se le van las emociones tan rápido. Cuesta un mundo lograr tranquilizarla y quitarle de la cabeza preocupaciones que otras personas no verían.

—Vamos al club.—Ordena sutilmente. Solo Alisson puede imponer algo y verse tan tierna haciéndolo. Niego con la cabeza. —No tenemos otra cosa mejor que hacer. —Me reprocha poniendo su mano en la cintura.

—Vamos a explorar este gran barco. Son las 11 de la noche. Deben haber muchos lugares solos. —Sin darme cuenta esto que he dicho suena comprometedor y Alisson refunfuña.

—Pervertido. ¡Si quieres acostarte con alguien vamos al club y ahí la consigues!

—Touché.—Respondo.—Pero en realidad no quiero acostarme con nadie, conejita.—La continuo fastidiando porque me encanta verla voltear los ojos desesperada.

—Si Alessia me odia será tu culpa.—Me encojo de hombros sin darle importancia a su comentario. —¿Cómo conoces a Alex?—Me toma por sorpresa su pregunta.

—Viajé a España, con algunas amistades en común nos presentaron.—El nerviosismo invade mi voz y Alisson achina los ojos.

—No te creo.—Responde simple enarcando una ceja.—Sé perfectamente bien cuando una persona miente y tú lo estás haciendo justo ahora.

—Piensa lo que quieras.—Termino el tema.

—Quiero saberlo. —Me penetra con una mirada fulminante.— Creo que a Alessia le gusta y me gustaría saber con qué clase de persona está pasando sus vacaciones mi amiga. El hecho de que sea amigo tuyo no me da muchas esperanzas para ella.—Esto sí que me ha ofendido.

—¿A qué te refieres con eso?—Esta vez ella se encoge de hombros divertida. —¿No es divertido que te dejen con las ganas de saber algo, no?—Me reta con una expresión de victoriosa.

—Es algo que tiene que decidir Alex, no yo.

—Ah, entonces ¿Alex es el que puede decidir lo que dirás sobre él?

—No, eso no es lo que quise decir, Alisson.

El señor que atiende el bar interrumpe nuestra conversación para entregarnos los tragos que pedimos unos minutos antes y mis ganas de tomármelos aumenta con estas preguntas que me está haciendo la pelirroja. Sin darle oportunidad a Alisson de que continue hablando me bebo el shot de ella y el mío rápido. Le hago una señal al mesonero para que nos sirva dos más.

—Te tomaste un trago mío. —Me recrimina.

—Lo sé. Pero con tantas preguntas que me haces deseo emborracharme para no aguantarte en mis cabales. —Ella abre su boca.

—Solo quiero saber. —Dice molesta.

—Y ese es de tus mayores problemas.—Le explico.—Quieres la mayoría del tiempo saberlo todo, controlarlo, tener el poder pero muchas veces no es así y te frustras cuando no lo consigues. Está bien que seas así en algunas cosas pero cuando se trata de personas debes ser más comprensiva, conejita.—Acaricio su mejilla y aparta mi mano con un manotazo.—Tampoco aceptas muy bien los consejos.

Nuestras bebidas llegan y ella es quién se toma los dos shots. El mesonero la observa sorprendida comprendiendo que tendrá que traer más rondas y que la noche será larga para su servicio.

—¿Harás esto?—Pregunto viendo como me ignora.—Esta bien.—Me cruzo de brazos esperando que traigan más alcohol.

—¿Qué?—Se atreve a decir apretando los labios.

—Seguiremos tomando los shots hasta que el alcohol haga lo suyo y podamos tener esta conversación. —Tú perderás porque yo tengo mi hígado bien preparado para este tipo de situaciones, en cambio una señorita de Harvard de seguro no sabe aguantar dos rondas.

—¿Ah, sí?—El mesonero llega con otros dos shots y Alisson lo atrae hacia él por su camisa.—Tráiganos 16 shots más.—El señor se deshace de ella como puede después de haber abierto los ojos muy bien ante la petición de la conejita. Se aparta y ambos nos reímos de la escena que acaba de pasar.

Chocamos tragos y dejamos que bajen por nuestra garganta quemándonos. El tiempo pasa mucho más rápido cuando el alcohol fluye por nuestro organismo y cuando me doy cuenta solo nos faltan 4 rondas más de shots.

—Tienes razón.—Balbucea mientras mueve su mano de un lado a otro y toca su cabello. —Soy así pero es algo que no controlo.

—Debes poder hacerlo.—Contesto mareado.

—Tuve un problema con Alonso ayer por eso.—Suelta.

—¿Alonso? —Me confundo.— ¿Sigues en contacto con él? Ella ladea la cabeza por unos segundos y continua intentando arreglarse el cabello.

—Me lo encontré desgraciadamente en este crucero.—Lanza una carcajada. No puedo creer que él también esté aquí. Es como un reencuentro espantoso para mí.

La chica que me gustó, por la que cambié pero que siempre estuvo con alguien que justamente fue mi ex mejor amigo, a quién engañé e hice daño para intentar quedarme con su novia.

—¿Lo superaste?—Pregunto. Pero sé que sí.

—Si y eso lo sabes.—Responde  inclinando su cabeza hacia el respaldar de la silla cerrando sus ojos fuertemente. En esta posición se me hace imposible peinar su cabello terriblemente desordenado así que le doy un leve empujón hacía adelante para intentar hacerle la coleta. —¿Tú tuviste alguna relación en estos 3 años?

—Sí.—Respondo sin importancia.—Pero nada muy comprometedor. En el momento que estoy por terminarle la cola sube su mano y la jala, haciendo que tenga que comenzar de nuevo. —Así nunca voy a poder peinarte, conejita. Creo que ya los shots te han caído mal.—El mesonero se acerca a nosotros y nos deja los últimos 8. Alisson en un movimiento rápido me hace a un lado para tomarse otro.




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