Amarte en pedazos.

☀30. Herencia.

Alonso.

—¿Qué haces con ella?—Se queja dándome la espalda. 

Intento ver su rostro una vez más pero no me lo permite por el gran enojo que tiene conmigo. 

—Soy feliz con ella.—Le explico mientras veo como se desvanece. Poco a poco va desapareciendo.

—Siempre fuiste débil...—Dice con decepción sobre mí.—Tu amor por ella te va a llevar a la muerte, Alonso.

—El amor que ella  y yo tenemos ya quedó en el pasado, solo somos amigos y continuará siendo así.—Veo por fin su rostro. Pero no es el mismo de antes, la belleza de la adultez no se aprecia en sus párpados caídos, grises y sombríos. Sus mejillas están tan adheridas a su rostro que la piel se ha estirado permitiendo ver grietas. Su piel ya no es color blanca, ahora es oscura, casi tanto como el color del polvo. Sin embargo, lo más oscuro de toda ella son sus ojos que están totalmente negros, como si estuvieran poseídos por demonios.

—Nunca me hiciste caso aunque  te advertí una y otra vez que su amor te llevará justo a donde estoy yo ahora. Por eso te desheredé y no me arrepiento. ¿Crees que esta enfermedad me haría olvidar de que echaste toda tu vida a la borda por una discapacitada? No, Alonso. Ni después de la muerte he podido olvidarlo. 

—Mamá, por favor, no te vayas.—Supliqué a pesar de sus duras palabras y cuando quise abrazarla su cuerpo se volvió ceniza, se exparsió por toda la habitación y me quedé completamente solo , como siempre. 

Me despierto completamente de golpe, bañado en sudor y con la respiración agitada. Veo a mis lados tratando de reconocer el sitio donde estoy y me alivio de no ver los restos de mi madre por ninguna parte. Me vuelvo a recostar en el pequeño espacio de cama en el que me quedé dormido al fin luego de hablar con Alisson y suspiro exhausto. 

Estos sueños me ocurrieron constantemente luego de que mi madre murió. Cada vez que en mis sueños aparecía Alisson por cosas del destino mi madre se transformaba en una clase de monstruo que me decía cantidades de cosas distintas sobre pensar en mi ex. Pude controlarlo pero las pesadillas han vuelto como nunca en estas últimas 4 noches por el reencuento entre la pelirroja y yo. 

Mi madre murió joven. Hace un año y medio aproximadamente de alzheimer, con solo 58 años la enfermedad se presentó, a muy temprana edad, de manera irreversible y acabó con ella. Entró en depresión, no se cuidó y ni mi padre ni yo pudimos hacer nada al respecto. Me dolió mucho porque ningún hijo quiere despegarse de los brazos de su madre y conozco muchos casos de la vida real donde es cierto eso de que el hijo crea mejor conexión con la madre, mientras que la hija crea mejores conexiones con el padre. Lastimosamente este no fue mi caso o bueno, si lo fue por unos años. Fui la luz de la vida de Catherine hasta que conocí a la chica que para mí es una galaxia, y no pudo aceptar que su único hijo tuviera novia, o más bien a Alisson Rockefeller como novia. 

Flashback.

—Mamá, te presento a Alisson mi novia. 

Era la primera vez que llevaba a Alisson a presentarse con mis padres y me encontraba extremadamente nervioso como ella. Le comenté muchas veces a mi madre sobre ella y al verla tan abierta y contenta por mi felicidad me ilusionó mucho la idea de que por fin se conocieran. 

Mi padre siempre fue más reservado conmigo, digo nunca llegamos a otra cosa que no fueran   conversaciones banales hasta mis 21 años en que nos separamos muchos más. Aunque esto fue muy difícil para mí, no me preocupé tanto porque sabía que cuando lo necesitara podría contar con él. Es solo que él nunca me prestó mucha atención. En cambio, mi madre si se interesó en demostrarme que todo su corazón era mío. 

Luego de hablarlo varias veces con Alisson la llevé a la casa para almorzar y después nos bañaríamos en la piscina. Pensábamos que sería una tarde increíble para consolidar nuestra unión y disfrutar 6 meses de relación pero un inconveniente nos hizo pasar uno de los peores días juntos y supimos que de ahí en adelante nuestra relación no sería tan sencilla. 

—Que felicidad, tenía muchas ganas de conocerte.—Respondió mi madre que se encontraba de espaldas a Alisson. Cuando se volteó mi novia le tendió la mano pero a Catherine se le cayó el vaso que tenía en la mano. Ante esta reacción la pelirroja se quedó perpleja al igual que mi madre y yo tuve que agacharme para recoger los vidrios. 

—¿Está bien, señora?—Le preguntó amablemente con los nervios de punta ante esta reacción. 

—Sí.—Respondió seca devolviéndose a la posición inicia de darnos la espalda y dejándo a mi novia con la mano tendida. 

Me encargué de sacar a Alisson de esa incómoda situación y caminamos hasta el comedor. Mi padre que había llegado del trabajo hace poco se topó con nosotros. 

—Tú debes ser la famosa Alisson.—Le dijo dándole una cálida sonrisa que nos relajó a ambos.—Se estrecharon de la mano y mi padre continuó hablando.—Alonso lo único que hace es hablar de ti.—Este comentario me ruborizó y Alisson agachó la mirada apenada.—Siéntense que tu madre ya debe tener toda la comida lista.

Hicimos caso. En la mesa rectangular había espacio para 8 personas. Una en cada punta y 3 de cada lado. Mis padres acostumbraban a sentarse en cada esquina y nuestra señora de servició nos colocó a Alisson y a mí adyacentes del lado derecho de la mesa. 

—Estoy nerviosa, Alonsito.—Me susurró en el oído, tomé sus manos y las besé. 

—Mi mamá te va adorar.

Si las cosas hubieran sido distintas tal vez nuestra relación hubiera sido mejor. No hubieran cambiado muchas cosas pero las discusiones hubieran sido inferiores al igual que las inseguridades que mi madre generó en Alisson poco a poco.




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