Amarte es mi Destino

C A P I T U L O 01

Anastasia

El olor a gasolina inunda mis fosas nasales, la frialdad del suelo hace que todo mi cuerpo se estremezca, me duele todo. A lo lejos escucho el latir rápido de mi corazón, luchó por abrir los ojos, me cuesta demasiado, siento dolor en todo mi cuerpo, creo que morí y esto es lo que se siente cuando dejamos el plano terrenal. Lucho por poder abrir los ojos, el ruido de unos quejidos hace que no pare con mi lucha, al fin lo logró. Todo está tan oscuro, me arrastró por el suelo hasta llegar a alejarme del auto. Me duele todo. Luke, ¿Dónde está Luke? 

—Luke... Luke... —susurro y trato de localizar tocando con mi mano en donde está.

No tengo nada de fuerza en mi cuerpo. Siento como por dentro mis huesos se rompen cada vez más. Me arrastró hasta que lo encuentro, está todo lastimado, sangrando de la cara.

—Luke, Luke mi amor… respóndeme… —le acaricio la cara y me acuesto en su pecho, mis lágrimas son un río. No puedo perderlo también a él. Al hombre que ha estado a mi lado en todo momento. 

—Annie —escucho muy bajo— cu... cuídate... prométeme que serás feliz sin mi —me mira con esa dulce mirada azul, la que un día me cautivo.

—Luke no hables así... —susurro— va... vamos a estar bien...

—Yo sé que no, yo no… —le empieza a fallar el aire y yo me preocupo, lo abrazó más a mí, siento su respiración en mi cuello— eres... tan hermosa..., lo mejor que... a alguien le puede ocurrir... te amo... más... que... a nada... en.… este... mundo... prométeme...que… siempre… vas… hacer… feliz… prometerlo Ana...

—Te... te... lo prometo, pero claro que voy hacer feliz porque tú vas a estar ahí para completar mi felicidad. 

—Te amo —escucho el último suspiro de Luke y como poco a poco suelta el agarre de mis manos, de pronto hay un silencio total, no, no…  no…

—Luke, ¡Luke! —trato de moverlo pero no responde—¡LUKE! —grito con todas mis fuerzas, me sujeto a él lo más que puedo. No, Luke no me puede dejar, no, voy perdiendo fuerzas y siento como todo me da vueltas y se vuelve negro. 

Camino por un sendero oscuro. No puedo ver a donde voy hasta que una luz me ilumina. Coloco mis manos en mis ojos porque la luz me lastima hasta que poco a poco va bajando de intensidad.

—Ana, hija ¿Qué haces aquí?

—Mamá...

—Tú no perteneces a este mundo, todavía no. Te queda mucho por recorrer, tienes que regresar Ana, por tu padre, tus hermanos y ese gran amor que te espera.

—Pero si Luke está...

—No te hablo de él. Muy pronto vas a encontrar el verdadero amor —se acerca a mi— tu corazón —me toca— te va a decir quién es ese verdadero amor —me mira con ternura, sigue tan igual como aquel día que la mire—. Mi vida todavía perteneces al mundo de los vivos. Vete te falta mucho por recorrer. Te amo y siempre te protegeré de todo lo malo. 

—Hija —escuchó a lo lejos la voz de mi padre llamándome. Trato de abrir los ojos hasta que lo consigo, todo es blanco, el ruido de la máquina suena en toda la habitación, me duele absolutamente todo. 

Mi garganta está seca, mi padre llega hasta la zona de mi vista y observo como me mira con tristeza y preocupación, en sus ojos puedo observar que ha llorado.

—Papá— mi voz suena ronca. El me mira y sonríe—. Y... Luke ¿Dónde está Luke?

El solo cierra los ojos y no menciona nada. No, no, no que no sea lo que imagino, Luke debe de estar aquí, en una habitación, tengo que ir a verlo, necesito saber de él. Mi padre se mantiene serio y con tristeza en los ojos. 

—No... dime que no... ¡LUKE! ¡LUKE! 

P R E S E N T E

Acaricio lentamente la fotografía, parece mentira que hace tres años el ya no está en mi vida, los recuerdos de aquella noche me persiguen, mis lágrimas están a punto de salir, no, no puedo. Dejo la fotografía en su lugar y suspiro. Como mi vida ha cambiado, después de ese accidente no volvió hacer la misma.

El anillo que me dio aquella noche descansa en mi dedo anular, y de nuevo los recuerdos me atormentan, le prometí a Luke no llorar más ni perderme en su recuerdo, pero no puedo, es tan difícil esto. Como un ser tan brillante e inteligente pudo irse de mi vida así, tan rápido sin siquiera despedirse. 

Los pequeños toques en la puerta hacen que deje de pensar por un momento en mis lamentos. 

—Adelante —miro hacia la puerta y Hanna entra con varias carpetas.

—Esto es todo lo que encontré de los últimos cinco años —deja las carpetas en el escritorio y yo las miro sin poder creerlo. Esto debe de ser una maldita broma. Las acomodo y mi enojo es notable, ¿cómo solo pueden existir estás carpetas?, mi padre me debe una explicación. 

—¡Esto no puede ser, aquí faltan, no creo que en cinco años sólo cuatro malditas carpetas estén de todos los estados!

—Yo...Ana…Es lo único que encontré, busqué en el archivo y parece que las demás las eliminaron para siempre… 




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