Ámate Como Yo Te Amo

CAPITULO 4

 

Serenity se mantuvo en silencio durante la cena con  los padres de Paolo; con  la cabeza apoyada sobre su mano observaba como su novio hablaba con su ex novia (la invitada de su abuela). Desde que la vio supo que no era la favorita de esa familia, todas las atenciones estaban en la chica rubia de ojos verdes; una modelo reconocida en todo Navarya, nada comparado con ella; una escritora que no se había decidido a terminar ninguna de sus historias, porque creía que no eran lo suficientemente perfectas para publicarlas.

Ella sabía que podía reclamarle por haberse sentido ignorada por todos, pero también sabía que si lo hacía iba a parecer una chica inmadura que solo se hacía ideas tontas, como las veces anteriores que le había reclamado algo a Paolo; aunque esa vez era diferente, no le afecto en lo absoluto porque no podía dejar de pensar en aquel chico de ojos azules y cabello rubio, trato de sacar conclusiones de lo que sucedió, estaba claro  que estaba coqueteando con ella, pero ¿El estaba dispuesto a llegar tan lejos?, ¿Realmente quería besarla?.

“¿Besarla? Eso debería hacer, pero no puedo, ella está con otro”.  – vino a su mente la frase que le había dicho Louis y en segundos la escena; sus ojos, los escasos centímetros que los separaban, su aliento, el olor a vainilla y… sus labios. La cara de Serenity cambio de color y una sonrisa se le dibujo en el rostro. Se levanto de la mesa sin pensarlo y camino al cuarto de baño; gracias a que al llegar había entrado para retocarse el maquillaje sabía dónde se encontraba. Paso el angosto pasillo repleto de fotografías de la familia, dio vuelta a la derecha y ahí estaba la puerta de madera; giro la perilla y al entrar cerró con seguro, apoyo ambas manos en el lavabo y miro su reflejo en el espejo.

– Esto no está bien Serenity. – se dijo a sí misma. – Reacciona! – dio palmadas en sus mejillas y soltó un leve suspiro sin apartar las manos. – ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él? – presiono sus mejillas unos segundos, para después abrir el grifo sin apartar la vista del espejo. –No lo volverás a ver Serenity…. No lo volverás a ver… y eso… es lo mejor. –  su expresión de alegría y  el brillo de sus ojos se fue apagando; recupero el control de sus emociones y por un momento se sintió vacía, era la primera vez en mucho tiempo que se sentía bien, pero sabía que el amor no era un cuento de hadas. Ella solo buscaba algo estable, y Paolo era lo más cercano que tenia a una vida sin preocupaciones; el no la presionaba, y le había comentado en más de una ocasión que no le importaba si ella no trabajaba, que él la podía mantener. Además a sus padres no les importaba con quien se casara, siempre y cuando se fuera de la casa; lo que ambos rogaban que fuera pronto, tenían sus esperanzas puestas en Paolo, al igual que ella, así que estaba dispuesta a ser la mejor novia que él podía tener, estaba dispuesta a soportar su indiferencia; sus malos tratos, e incluso sus atenciones hacia otras chicas, después de todo, a ella era, a quien el amaba.

– Serenity! – grito Paolo al tocar la puerta de baño. – ¿Por qué tardas tanto? ¿Ocurre algo?

– No, yo solo…

– La abuela está enojada, ¿Porque actúas de este modo?, ¿Te hice algo?, ¿Acaso te molesto que hablara con Amanda?, Serenity por favor, ya sabes lo que pienso de que actúes de este modo.

– No sé de qué estás hablando. – se lavo las manos y cerro el grifo.

– Por favor, no te hagas la inocente, siempre actúas de la peor manera para dejarme en ridículo.

– ¿Yo?, ¿Dejarte en ridículo?- abrió la puerta de baño y la cerro al salir. – No sé qué es lo que hice esta vez, cuando no es tu madre, es tu padre, y ahora tu abuela, no entiendo que se supone que deba hacer para agradarles.

– Amor, tu les agradas, justo eso estaban pensando antes de que te levantaras sin decir nada y…

– Viniera al baño. – dijo Serenity cruzando los brazos y levantando una ceja.

– Sí, eso.

– ¿Tenía que pedir permiso?

– No, pero no está por demás avisar.

– Pero yo… - miro a Paolo y  una voz en su interior la hizo calmarse, no iba a conseguir nada discutiendo; si quería a Paolo tenía que actuar como él deseaba que lo hiciera, o esa Amanda  terminaría por salirse con la suya, destruyendo lo que con tantos años le costó construir. – Está bien, lo siento, no fue correcto de mi parte levantarme sin decir nada. – fingió una sonrisa que Paolo acepto con satisfacción.

– Por eso te amo. – se acerco a ella y la abrazo, por un instante ella llego a pensar que ese era su momento. Miro a Paolo a los ojos y se quedaron en silencio un par de segundos; el sonrió y ella le regreso la sonrisa, se acerco mas a él en un intento por besarlo, pero Paolo puso sus manos en sus mejillas y le dio un beso en la frente. –Vamos, o te perderás el postre. – sonrió antes de perderse en el pasillo.

– Tonto. – susurro ella, pensando que él a veces podía actuar de maneras muy inesperadas, pero que al final terminaban por decepcionarla.




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