El chico la tomo por la cintura y la acerco a él, pero ella lo aparto y salió corriendo, dejándolo de pie junto a un poste de luz tenue, en aquella larga noche de invierno donde solo el silencio le hacía compañía y sus pensamientos lo atormentaban.
– Esto es realmente bueno. – dijo Serenity, mordiendo un pedazo de pan.
– Debes decírselo. – se escucho una voz susurrando.
– No puedo, la corrieron del apartamento donde vivía y acaba de conseguir el trabajo.
– Si no se apresura podría perder al chico, y entonces se quedara de solterona.
– Lo sé, ya tiene veintidós años.
– ¿Qué será de su vida?, ¿Quién cuidara de ella?, Nosotros ya no podemos hacerlo Elena, sabes que no, Mery acaba de tener a su segundo bebé, y es menor que Serenity.
– No deberías compararlas.
– No lo hago, pero piensa, ella ya está casada y tiene una familia, Serenity no tiene nada, y si se queda más tiempo no va a conseguirlo, debes convencerla de irse a vivir con él, ya llevan dos años de noviazgo, y para lo que veo el aun no le ha dado el anillo.
– Hablaremos de esto después.
–¿Después?, ¿Después cuando?
Serenity cerró el libro y salió de la cocina, encontrándose con sus padres sentados, hablando en la sala.
– Serenity!. – se levanto su madre al verla. – ¿Está todo bien? Pensé que dormías, cariño.
– No, yo solo, vine por un pedazo de pan. – dijo mostrando la mano donde lo sostenía.
– Deberías descansar.
– Sí, eso hare. – miro a su padre antes de darse la vuelta y subir los escalones.
– Estas siendo muy blanda con ella.
– Lo sé, pero no tiene a nadie más. – Serenity se detuvo a medio escalón.
– Tú ya cumpliste con tu parte, si ella no hace algo con su vida pronto terminara en la calle, debería aprovechar que tiene un buen hombre a su lado y casarse ahora que puede, nosotros no podemos ayudarla.
– Rubén.
– Es verdad, no podemos.
– Un mes cariño, si en un mes no le pide matrimonio no lo hará nunca.
– Por eso debe irse a vivir con él, no tiene otra opción, nosotros apenas podemos mantenernos.
– Estas en lo correcto, espero que ella también lo entienda.
– Lo hará, no tiene muchas opciones.
Serenity se encerró en su cuarto, comió el último pedazo de pan y se dejo caer sobre la cama.
– Ya sé que es lo que debo hacer, pero Paolo me la está poniendo difícil. –tomo el libro y lo puso sobre el buro. – ¿Creen que no llevo tiempo intentándolo?, Me costó tanto que me presentara a su familia, y ahora que lo ha hecho ellos me odian. –Abrazo la almohada. – Pero ahora si siento que lo logre, falta poco para que Louis me pida ser su esposa….. ¿Louis?, ¿Por qué rayos dije Louis? , Paolo ,Serenity ,Paolo, deja de pensar en ese tipo, enfócate, tú amas a Paolo y a nadie más, estuviste loca por él durante toda la preparatoria, pero no te hizo caso hasta dos años después, cuando nos volvimos a encontrar en una reunión que organizaron nuestros ex compañeros.
Serenity sintió que algo vibro a sus espaldas, se puso de costado y saco el celular del bolsillo de su pantalón, trayendo consigo la hoja perfectamente doblada en cuatro. Miro la pantalla un segundo antes de contestar.
– Hola, Rubí.
– Serenity! ¿A que no adivinas que acaba de pasar?!!.
– Cálmate, vas a dejarme sorda. – dijo alejando el celular de su oído.
– Bueno. – suspiro. – Conseguí pases.
– ¿Pases?
– Dos pases.
– ¿Dos pases?, ¿Para qué?
– Serenity vamos a poder verlos de cerca.
– ¿Ver de cerca?, ¿A quiénes?
– El próximo fin de semana, no lo olvides, cancela todo, ¡esa noche va a ser inolvidable!
– ¿Cariño podrías bajar la voz?, Aun no hemos terminado y te pones a hablar por teléfono, cuelga ya.
– ¿Estas con alguien?
– ¿Cómo crees que conseguí los pases?
– Tú te…
– Hay no, es uno de mis ligues, Mario, saluda.
– Hola. – contesto él.
– Sabe cómo hacerme feliz, por eso lo amo. – le lanzo un beso al aire y Serenity logro escucharlo atreves de la bocina del celular.
– Como sea, cánsela todo, no iré sola.
– Oye, lo de que cambiaria a Paolo por uno de ellos, no era enserio.
– Lo sé. – rió. – Pero lo que sí es enserio es tu ligue con el chico rubio ¿cierto?
– Rubí! – grito Serenity.
– Ahora vuelvo bebé, no me tardo. – dijo el hombre con el que estaba Rubí.
– Aquí te espero bombón.
– ¿A qué te referías?
– ¿Con que?
– Oh! vamos Rubí.
– Los vi.
– ¿Qué nos viste?
– Sí, debajo de la mesa.
– ¿Qué…que es lo que viste? – pregunto nerviosa.
– Oh! No mucho, el salía de debajo de la mesa y después tu, pensé que se te había caído algo y que él te estaba ayudando o viceversa, pero cuando vi la nota sabía que estaba equivocada.
– ¿Lo leíste?
– ¿Tú que hubieras hecho?
– No lo sé, ¿Lo hiciste?
– Serenity yo no…. No hizo falta que lo hiciera, tu mirada lo dijo todo, ese chico te gusta.
– No, no es así.
– Acéptalo!
– Que no, que no me gusta.
– Vamos Serenity! Puedo apostar todo mi dinero, a que aun tienes esa maldita hoja contigo!
– La tire.
– Puedes engañarte a ti misma, pero no a mí, como sea, te veo el fin de semana, no me importa que excusa le tengas que dar a tu noviecito y a su queridísima familia, pero me lo debes, yo te ayude a conseguir el trabajo, y soy tu amiga del alma, no lo olvides.
– Está bien.
– Ah!. Y has un poster con esa hoja, seguro que alegra por lo menos en algo, a tu oscuro y tétrico cuarto.
– Como digas Rubí.
– Te quiero.
– Yo igual hermosa. –le mandó un beso antes de colgar.
Serenity soltó un largo suspiro y dejo el celular sobre la cama, tomando entre sus manos la hoja y desdoblándola para volver a leer la frase.
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Editado: 04.09.2021