Ámate Como Yo Te Amo

CAPITULO 6

 

El chico la tomo por la cintura y la acerco a él, pero ella lo aparto y salió corriendo, dejándolo de pie  junto a un poste de luz tenue, en aquella larga noche de invierno donde solo el silencio le hacía compañía y sus pensamientos lo atormentaban.  

– Esto es realmente bueno. – dijo Serenity,  mordiendo un pedazo de pan.

– Debes decírselo. – se escucho una voz susurrando.

– No puedo, la corrieron del apartamento donde vivía y acaba de conseguir el trabajo.

– Si no se apresura podría perder al chico, y entonces se quedara de solterona.

– Lo sé, ya tiene veintidós años.

– ¿Qué será de su vida?, ¿Quién cuidara de ella?, Nosotros ya no podemos hacerlo Elena, sabes que no, Mery acaba de tener a su segundo bebé, y es menor que Serenity.

– No deberías compararlas.

– No lo hago, pero piensa, ella ya está casada y tiene una familia, Serenity no tiene nada, y si se queda más tiempo no va a conseguirlo, debes convencerla de irse a vivir con él, ya llevan dos años de noviazgo, y para lo que veo el aun no le ha dado el anillo.

– Hablaremos de esto después.

–¿Después?, ¿Después cuando?

Serenity cerró el libro y salió de la cocina, encontrándose con sus padres sentados, hablando en la sala.

– Serenity!. – se levanto su madre al verla. – ¿Está todo bien? Pensé que dormías, cariño.

– No, yo solo, vine por un pedazo de pan. – dijo mostrando la mano donde lo sostenía.

– Deberías descansar.

– Sí, eso hare. – miro a su padre antes de darse la vuelta y subir los escalones.

– Estas siendo muy blanda con ella.

– Lo sé, pero no tiene a nadie más. – Serenity se detuvo a medio escalón.

– Tú ya cumpliste con tu parte, si ella no hace algo con su vida pronto terminara en la calle, debería aprovechar que tiene un buen hombre a su lado y casarse ahora que puede, nosotros no podemos ayudarla.

– Rubén.

– Es verdad, no podemos.

– Un mes cariño, si en un mes no le pide matrimonio no lo hará nunca.

– Por eso debe irse a vivir con él, no tiene otra opción, nosotros apenas podemos mantenernos.

– Estas en lo correcto, espero que ella también lo entienda.

– Lo hará, no tiene muchas opciones.

Serenity se encerró en su cuarto, comió el último pedazo de pan y se dejo caer sobre la cama.

– Ya sé que es lo que debo hacer, pero Paolo me la está poniendo difícil. –tomo el libro y lo puso sobre el buro. – ¿Creen que no llevo tiempo intentándolo?, Me costó tanto que me presentara a su familia, y ahora que lo ha hecho ellos me odian. –Abrazo la almohada. – Pero ahora si siento que lo logre, falta poco para que Louis me pida ser su esposa….. ¿Louis?, ¿Por qué rayos dije Louis? , Paolo ,Serenity ,Paolo, deja de pensar en ese tipo, enfócate, tú amas a Paolo y a nadie más, estuviste loca por él durante toda la preparatoria, pero no te hizo caso hasta dos años después, cuando nos volvimos a encontrar en una reunión que organizaron nuestros ex compañeros.

Serenity sintió que algo vibro a sus espaldas, se puso de costado y saco el celular del bolsillo de su pantalón,  trayendo consigo la hoja perfectamente doblada  en cuatro. Miro la pantalla un segundo antes de contestar.

– Hola, Rubí.

– Serenity! ¿A que no adivinas que acaba de pasar?!!.

– Cálmate, vas a dejarme sorda. – dijo alejando el celular de su oído.

– Bueno. – suspiro. – Conseguí pases.

– ¿Pases?

– Dos pases.

–  ¿Dos pases?, ¿Para qué?

– Serenity vamos a poder verlos de cerca.

– ¿Ver de cerca?, ¿A quiénes?

– El próximo fin de semana, no lo olvides, cancela todo, ¡esa noche va a ser inolvidable!

– ¿Cariño podrías bajar la voz?,  Aun no hemos terminado y te pones a hablar por teléfono, cuelga ya.

– ¿Estas con alguien?

– ¿Cómo crees que conseguí los pases?

–  Tú te…

– Hay no, es uno de mis ligues, Mario, saluda.

– Hola. – contesto él.

– Sabe cómo hacerme feliz, por eso lo amo. – le lanzo un beso al aire y Serenity logro escucharlo atreves de la bocina del celular.

– Como sea, cánsela todo, no iré sola.

– Oye,  lo de que cambiaria a Paolo por uno de ellos, no era enserio.

– Lo sé. – rió. – Pero lo que sí es enserio es tu ligue con el chico rubio ¿cierto?

– Rubí! – grito Serenity.

– Ahora vuelvo bebé, no me tardo. – dijo el hombre con el que estaba Rubí.

– Aquí te espero bombón.

– ¿A qué te referías?

– ¿Con que?

–  Oh! vamos Rubí.

– Los vi.

– ¿Qué nos viste?

– Sí, debajo de la mesa.

– ¿Qué…que es lo que viste? – pregunto nerviosa.

– Oh! No mucho, el salía de debajo de la mesa y después tu, pensé que se te había caído algo y que él te estaba ayudando o viceversa, pero cuando vi la nota sabía que estaba equivocada.

– ¿Lo leíste?

– ¿Tú que hubieras hecho?

– No lo sé, ¿Lo hiciste?

– Serenity yo no…. No hizo falta que lo hiciera, tu mirada lo dijo todo, ese chico te gusta.

– No, no es así.

– Acéptalo!

– Que no, que no me gusta.

– Vamos Serenity! Puedo apostar todo mi dinero, a que aun tienes esa maldita hoja contigo!

– La tire.

– Puedes engañarte a ti misma, pero no a mí, como sea, te veo el fin de semana, no me importa que excusa le tengas que dar a tu noviecito y a su queridísima familia, pero me lo debes, yo te ayude a conseguir el trabajo, y soy tu amiga del alma, no lo olvides.

– Está bien.

– Ah!. Y has un poster con esa hoja, seguro que alegra por lo menos en algo, a tu oscuro y tétrico cuarto.

– Como digas Rubí.

– Te quiero.

– Yo igual hermosa. –le mandó un beso antes de colgar.

Serenity soltó un largo suspiro y dejo el celular sobre la cama, tomando entre sus manos la hoja y desdoblándola para volver a leer la frase.




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