La extrañaba muchísimo, demasiado. Extrañaba despertar y ver su rostro, durmiendo tranquilamente a su lado o recostada sobre su pecho. Añoraba verla solo con uno de sus camisones por la mañana o los besos que le daba después del desayuno. Extrañaba ir con ella a la universidad y ver esa increíble sonrisa que hasta ese momento no supo cuánto le gustaba.
Extrañaba todo de ella.
La quería entre sus brazos y besarla hasta que sus labios se lo permitieran. Deseaba estrujarla y perderse en ella interminables veces como un idiota, como siempre lo hacía. Anhelaba sentir la ternura que toda Amber emanaba y la dulzura que lo cegaba. Porque no importaba cuántas veces se besaba con otras chicas, muy tarde notaba que la buscaba entre todas las demás. No lo disfrutaba como antes o al menos no eran lo suficiente, aveces ni un poco. Se obligaba a cerrar los ojos y a imaginarla allí, expuesta solo para él.
Y nunca funcionaba porque todas eran diferentes y demasiado distintas a Amber. Así que más temprano que tarde terminaba alejándose decepcionado y más enfurecido a medida que ninguna parecía ser útil para olvidarse de ella.
¿Qué mierda le había hecho? Amber estaba en su cabeza todo el jodido instante.
Pero la había lastimado tanto, causado tanto daño que no podía ni perdonárselo a sí mismo. Quería recuperarla pero, a la vez, alejarse por siempre antes de que aquello que sentía tan fuerte creciera aún más. No podía dejar de pensar en esa castaña ni por un instante. Quería saber que estaba bien y, además, poder decirle que nunca quiso terminar con ella, que había estado muy alterado como para pensar en lo que decía y que ni siquiera pensó que eso acabaría así. Lejos de él y sin saber dónde.
Hasta ese momento. Su corazón empezó a latir desbocado contra su voluntad, el pecho se le llenaba de una tranquilidad inimaginable y su estómago empezó a hormiguearle. Se quedó de pie, apoyado sobre los casilleros metalizados y mirándola por primera vez después de casi un mes. No era demasiado tiempo pero se le había hecho una eternidad hasta que finalmente logró encontrarla.
Todo sería muy fácil si pudiera solo acercársele y hablarle como si nada hubiese sucedido.
Como si él no le hubiera hecho tanto daño.
Pero, no podía, no era tan fácil con ella.
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¡Bienvenidos!
Estoy publicando una nueva versión de esta historia que escribí hace mucho tiempo. Espero les guste y lo disfruten tanto como yo al escribirla, y que puedan comentarme qué les pareció esta primera parte para seguir subiendo más capítulos. ¡Si les gustó, les agradecería mucho puedan votar y comentar!