Amelia
No sé que estamos esperando. Los seis estamos sentados sin pronunciar ni una palabra. Jack ya había comido. Estamos listos y no se que esperamos.
El silencio es estresante. Abro la boca para decir pero la cierro porque nada sale de ella.
July rompe el silencio
—Bueno, ¿Entonces...
—Nos vamos. —me paró de golpe.
Todos hacen el mismo movimiento como si fueran un robot y yo los controlaría.
—No pueden decir que los padres de Jessica no están, —digo— porque podrían llamarlos y va a ser un gran problema.
—Claro, traje mi camioneta, todavía hay espacio para otra persona. —dice Jack ofreciendo.
—Yo me voy con Jack, ni loca me voy en la moto de Amelia. —dice July.
—Okey vayámonos, Collins te vienes conmigo. —digo mirando a Collins que enseguida se para a mi lado.
Salimos de Burgercute y nos dirigimos a nuestros vehículos. Le quito la palanca a la moto mientras me monto. Me pongo un casco, volteo y le lanzó el otro casco a Collins.
—Amelia... ¿Sabes manejar verdad?, No es que piense que no sab...
—Monta tu trasero Collins. —le ordenó.
Ladeó la cabeza con dudas, pero no le quedó de otra que montarse. Prendo la moto para calentarla.
Volteo hacia la camioneta de Jack que nos anda viendo, —probablemente esperándonos— le hago un sentimiento con la cabeza y él hace el mismo movimiento. Y al mismo tiempo arrancamos.
Collins abrazando mi pequeño cuerpo, casi sacándome el aire.
—Cálmate, si no moriste con el cigarro, no morirás de un accidente. —le digo, me ve por el retrovisor y le doy una sonrisa pícara— Y menos si yo soy la conductora.
Y con eso subo la velocidad, y Collins aprieta más su agarre. No se siente extraño que me apreté, porque nuestros cuerpos están separados pero se agarra de mi torso.
Diez minutos después ya se ve la estación, baje la velocidad. Y me estacione al frente. Nos bajamos y guardamos los cascos.
Está un guardia parado en la puerta con los brazos cruzados. Esperamos a que todos bajaran y nos acercamos al guardia.
El guardia enarcó una ceja y cruzó los brazos.
—Buenos días. —le digo cordialmente.
Vio su reloj y me volvió a ver.
—Buenas tardes. —me corrige afincando la palabra "tardes".
Intentó pasar a la estación, pero el guardia me lo impidió.
— ¿Qué quieren? —me pregunta.
—Denunciar desaparecidos. —digo, con el cuerpo firme.
Oigo que se burla de nosotros.
—Eres Amelia, ¿Verdad? —me pregunta, asiento con la cabeza— Una Duperts. —dice burlándose— Y un Washington. —voltea a ver a Jack y le da una sonrisa maliciosa.
— ¿Me vas a dejar pasar? —le pregunto, matándolo con la mirada.
—Muestre su licencia de conducir. —cambia de tema.
Corro a la moto y la busco.
Mierda.
La licencia.
Muero.
Jack va y entrega la suya, el guardia la ve y se la devuelve.
Me acerco de nuevo.
—No la tengo. —le escupo de golpe.
Menea la cabeza de lado en negación. Y empieza a anotar algo en una carpeta. Estira la mano y me muestra la multa. LA MULTA. De trescientos dólares, ¿Cómo voy a pagar yo eso?
—No tengo ni cien. —le digo cruzándome de los brazos.
—Dile a Elicia. —me dice con simpleza, ni loca le digo a mi madre , si es por ella me vende a mi— Bueno dile chao. —señala la moto y luego señala un estacionamiento donde hay muchos vehículos con cadenas.
No puedo creerlo, no puedo creer lo que voy hacer. Levantó la mano con mis llaves, mientras el guardia abre la suya, se las tiró lo más fuerte que puedo, pero lo único que hace es sonreír.
—Vayámonos.
🌒🌒
Estamos en la casa de Jack, pensando en que podemos hacer, obviamente no podemos regresar a la estación. Ni preguntes cómo nos vinimos. Incómodo esa es la palabra para definir cómo nos vinimos.
Me duele mucho dejar a mi compañera de aventura en una prisión de vehículos, pero ni que trabajará día y noche la voy a recuperar, es imposible con el poquito de dinero que ganó. Y sé que puedo pedirle a mi madre, pero no me daría ni un centavo. Ella tiene demasiado dinero, todo ese dinero lo obtuvo cuando papá murió, ella se aprovechó de él.
Empecé a recordar las conversaciones que tuve con Jessica antes de que desapareciera. Tuvimos una pequeña discusión sobre su dinero, un día anterior hablo de un estúpido juego de inter...
—Me acabo de acordar de algo. —digo en voz alta como si estuviera saliendo de una gran duda, todos me miraron— Jessica hace dos días hablo de jugar algo de que montas fotos en Instagram y un tipo te pone una dirección para que vayas y te da dinero. —todos me miraron como si estuviera loca, menos July.
— ¡Cierto! Revisemos su teléfono y vamos a encontrar los números. —July saca el teléfono de Jessica de su bolso.
—¿De qué números hablan?. —pregunta Jack confundido y con el ceño fruncido.
—El tipo deja unos números en las fotos y son direcciones de casa, pero el problema es saber si son direcciones reales y saberlas juntar. —explicó.
—Yo puedo ayudar, soy muy bueno en eso. —dice Philip.
Le di el teléfono y todos hicimos un trabajo, el mío era dictar todos los números a Philip, mientras que él los anota en la computadora y hace muchas cosas que no entiendo.
No sé cuántas horas estuvimos trabajando, pero cuando terminamos, todos nos echamos en el mueble a esperar a que Philip haga lo demás. Pedimos pizza y almorzamos, —otra vez— ya sólo quedaba que la computadora nos diga las direcciones.
—Listo, —dice Philip, todos nos paramos de golpe— y casualmente, las direcciones están en este pueblo.
— ¿Cuál es la más cercana? —pregunta Nora.
—Todas están ubicadas en las casas abandonadas. —le responde Philip.
— ¿Y cuántas direcciones son? —le pregunto.
—Tres, así que...—da una mini pausa como la de las películas— ¿Que esperamos?
🌒🌒
Jack llevó a Collins a buscar su camioneta, porque en la de Jack vamos apretados y no sabemos si encontramos a Jessica. Todos hicimos un bolsito con todas las cosas que necesitamos: linternas, botellas agua, guantes (para no dejar huellas en las casas), cuchillos, alcohol y otras cosas necesarias.