Amenaza Encubierta

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Ernesto

 

 

 

Me subo al coche de mi madre y sigo a Ángel. Tengo que encontrar una pista, no me importa que no me quiera en el caso, sé que puedo ayudar. Trato de esconderme entre los carros para que no pueda verme, y así infiltrarme, soy todo un periodista profesional, sé que puedo con esto.

   Sé que él se fue antes, pero tuve que buscar su GPS para encontrarlo y así fue como lo halle. Acelero y noto que va un poco más despacio, de seguro quiere encontrar un estacionamiento, y así es, entra a uno. Trato de meterme yo a un estacionamiento de alado, me pongo unas gafas de sol, saco mi cámara fotográfica, una que no llame tanto la atención.

   Salgo del coche, le pongo el seguro e salgo huyendo del estacionamiento, veo que van Alicia y Ángel, camino entre la gente perdiéndome, noto que llegan a un sitio de taxis, empiezan a preguntar, comienzo a tomarles fotos, y en especial enfocar en la cara de cada uno de los taxistas. Quiero ver sus expresiones y analizarlas a cada una. Respiro hondo y comienzo a tomar fotos a cada uno de ellos,  comienzo a notar, que ninguno muestra emociones, o tal vez es porque no les importa en lo más mínimo. Trato de no perderlos de vista a mi hermano y a su amiga, o lo que sea. Van por todos los sitios del centro de Guadalajara, y nada, no hay nada, alcanzo a tomarles fotos a todos.

   Veo a lo lejos que está sentado desesperado, tiene ganas de llorar, nunca en la vida lo había visto así, está muy exaltado, quiere llorar, siento una tristeza dentro de mí ser al verlo así, al ver a mi familia así.

   Yo también estoy muy preocupado por Roberto, quisiera que ya apareciera, quisiera poder encontrarlo y saber que está bien, pero... ¿dónde estará? paso mi cabello hacia atrás que estoy un poco estresado y desesperado, pero respiro hondo, tengo que estar calmado si no, no tendré cabeza. Saco mi celular, y le  marco a Mimí.

 

Mimí: bueno - hablando en un tono muy alegre -

Ernesto: ocupo que vengas al café Benito que está en Juárez.

Mimí: estoy por san juan de dios, en 10 minutos llego, ¿va?

Ernesto: perfecto, aquí te espero.

 

Entro al café Benito, el café es acogedor, es rustico, tiene su estilo, me encanta el lugar, su menú, su servicio. Tomo un lugar y pido un frapuchino de moka. Antes de llegar al café, pase a revelar todas las fotos, todas en blanco y negro para poder ver mejor su rostro, sus facciones, la psicología me está ayudando mucho, para poder encontrar algo en su expresión física, como en su expresión corporal.

   Pero también necesito la ayuda de Mimí, ella es buenísima en psicología, ama esta carrera más que a su vida, y sé que encontrara una pista también. Volteo hacia la ventana y veo a la gente pasar de un lado a otro.

Al poco rato veo que llega Mimí, con un vestido hasta las rodillas, y unos lentes de sol, y su boca pintada de rojo como siempre, lleva el cabello rubio despeinado como siempre.

 

Mimí: perdón, camine mucho y me canse - dejando su bolsa en la silla de aun lado, se sienta en frente de mi - ¿qué paso?

Ernesto: necesito que me ayudes en algo, pero es muy grave esto que está pasando.

Mimí: no me asustes. ¿Qué paso? - su mirada se ha llenado de miedo en un instante -

Ernesto: Roberto no ha aparecido desde... bueno hoy, ya ves lo que hoy te conté en la cafetería, y su celular lo contesto un señor, y la última vez que mi mamá hablo con él, el venia en el taxi. Entonces es obvio que se subió de un taxi de aquí.

Mimí: ¿y porque de aquí?

Ernesto: porque... el viene los viernes al inglés y de aquí toma siempre taxi.

Mimí: entiendo... y yo en que puedo ayudar.

Ernesto: seguí a Ángel, y tome todas estas fotos, son de taxistas de todo el centro, y quiero que veas sus expresiones, de cada uno de ellos.

Mimí: haberlas.

 

Saco el cartón donde están todas las fotos, saco las cientos de fotos, Mimí se queda asombrada de las fotos que he tomado, comienza a agarrar de una en una, y empezamos a verlas los dos, y empezamos a analizar cada una de ellas, y a notar desde gestos, ojos, manos, o parado.

   Las sospechosas las dejamos a un lado. Le damos un sorbo a nuestros frapes, ella pidió uno igual al mío. En un momento, sus ojos se encuentran con los míos, mi cuerpo se hela y me quedo con cara de ¿qué pasa?




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