Amenaza Encubierta

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Roberto

 

 

Camino por el centro, es de noche y está muy obscura, casi no hay lámparas que puedan alumbrar, corro porque tengo miedo, mucho miedo, lo único que quiero es huir de ese lugar, cuando llego a la otra calle esta alumbrada de mucha luz, pero al final de la calle hay un hombre parado pero no puedo verle el rostro, solo alcanzo a ver que tiene una gorra verde. Se me eriza la piel, trato de correr, pero no puedo, mis piernas no me responden, las siento muy pesadas, solo quiero huir de ahí, no quiero que me alcance, volteo y viene hacia mí.

   De un de repente puedo huir de ahí y llego dos cuadras y doblo a la izquierda me encuentro en el templo es la catedral de Guadalajara, y cuando volteo veo que viene hacia mí de nuevo yo intento correr, el centro me da miedo de noche y no puedo ver a nadie, no hay nada de gente.

   Quiero huir muy lejos de aquí, de verdad tengo un miedo terrible, ya quiero llegar a un lugar donde pueda encontrar algo, porque ni un maldito carro puedo ver, y sigue viniendo hacia mí, y está corriendo muy rápido.

Quiero llorar, me tapo con mis manos el rostro, y cuando volteo veo que no hay nadie ya, trato de correr de nuevo y cuando doy vuelta veo que es la misma calle donde lo vi, me doy la vuelta y corro de nuevo, no quiero que me atrape, por favor dios mío ayúdame, no quiero que lo haga, veo que un taxi viene, y no quiero que me atrape, me subo a él.

   Cuando estoy arriba me doy cuenta que ya no está que ya no lo veo, cuando volteo hacia al frente veo que es el quien maneja, me dice que si quiero un refresco, y yo le respondo que no, que se aleje de mí.

 

Roberto: ¡déjame salir idiota! ¡Hazlo! – le digo gritando -

Taxista: no escaparas.

 

Estoy muy desesperado, y lo único que hago es levantar el seguro abrir la puerta y aventarme del taxi y rodo por el suelo, cuando volteo veo que el taxi se ha parado y viene de reversa, como puedo me levanto y corro hasta que encuentro a una señora que me dice que me ayudara y que no pasara nada.

 

 

 

En ese momento me despierto asustado, lleno de sudor y me digo a mi mismo, esto es una pesadilla y nada más, solo eso, todo estará bien, si… todo estará bien.

   Me pongo en la orilla de mi cama y me quedo mirando el piso hasta que me vuelve a dar sueño y vuelvo a dormir.




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