Amenaza Encubierta

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Bárbara

 

 

Estaciono mi coche y camino hacia el café donde está mi hermano, llego y veo que lleva una ropa rara.

 

Bárbara: ¿Qué paso? Porque estas vestido así.

Ernesto: alguien me estaba siguiendo, y me metí a una tienda y me dio miedo. No sé si era el, o era un asaltante.

Bárbara: que nervios, ¿pero estas bien?

Ernesto: si, todo bien.

Bárbara: tenemos que analizar todo lo que hay en esta carpeta.

Ernesto: mira estas son fotos que ya te había enseñado, la grabación de la señora Angélica, y mis informes que había hecho, de hecho ahorita me puse a serlos, tengo 5 sospechosos, pero no sé si sean, son dudas. Esto está muy difícil.

Bárbara: lo sé, me siento desesperada, porque no puedo ayudar como yo quisiera.

Ernesto: creo que así estamos los tres. Pero hacemos lo que podemos.

Bárbara: si, tienes razón.

 

Pedimos una orden de papas a la francesa, y unos smoothies, yo uno de mango y el uno de fresa. Comenzamos a comer y a darle un rico sorbo al smoothies.

   Miro las fotos de los taxistas, pero hay uno que en especial me da desconfianza y es este. Un taxista gordo y pelirrojo. Tiene una mirada que no sé, no me gusta me da miedo.

 

Bárbara: mira, este taxista me da desconfianza.

Ernesto: desde la primera vez que lo vi, yo también, de hecho cuando lo entreviste se puso nervioso.

Bárbara: ¿enserio?

Ernesto: sí y fue lo que le dije a Mimí,

Bárbara: tenemos que tenerlo cerca, tenemos que mantenerlo vigilado, es la única opción.

Ernesto: no hay que quitarle la mira a este, ni a este otro.

Bárbara: ¿Cuál? – Me muestra la foto y es un taxista de estatura baja, blanco y de ojos verdes - ¿Qué con él?

Ernesto: no sé, mi intuición me dice algo también sobre él.

Bárbara: entonces este es el sospechoso número dos.

Ernesto: sí.

Bárbara: bueno tengo que regresar al trabajo para seguir checando y analizando toda esta información.

Ernesto: si, te cuidas.

 

Me levanto de la mesa y salgo del café, voy hacia mi oficina. Cuando llego ya está oscureciendo reviso mi reloj y son las 8, dure mucho tiempo en el café con Ernesto.

   Llego a mi oficina, me siento en mi silla, respiro hondo, una y otra vez, y me pregunto, ¿Qué está pasando en este país? Comienzo a pensar donde puedo sacar información. Entonces me doy cuenta que puede que haya algo en expedientes rechazados, pero viejos. Me levanto de mi silla, salgo de mi oficina y camino sobre el pasillo, a esta hora ya no hay nadie, entonces aprovecho.

Mi celular lo pongo en modo lámpara, comienzo a revisar las carpetas y veo que dice el expediente carpeta de taxis.

   Comienzo a ojearlos y me doy cuenta que está muy grande, voy revisando de uno en uno y mis ojos leen que son jóvenes drogados, donde relatan sus informes, y dicen que fueron atacados por taxistas.

   Pero no entiendo porque están en rechazados, porque no han hecho nada por ellos, porque no siguieron su investigación, ¿Qué carajos está pasando? La fiscalía porque rayos está haciendo esto, porque están protegiendo a los taxistas, o que ganan con todo esto. Me robo la carpeta y camino rápidamente a mi oficina, la carpeta la hecho en mi bolsa, estoy muy asustada e impactada, por lo que acabo de ver.

   Lo único que quiero es irme de aquí, irme dejos rápidamente, tomo mi bolsa, saco mis llaves del coche, y camino hacia la puerta cuando me encuentro con Delfina una abogada que siempre he pensado que es corrupta me mira muy altanera y mira mi bolsa, pero yo actuó normal.

 

Delfina: ¿tan largas horas de la noche trabajando?

Bárbara: si ya ves.

Delfina: ¿estas nerviosa?

Bárbara: la verdad que sí, tu sabes el caso de mi hermano me tiene agotada, y pues no he dormido mucho, he revisado mucho su caso, pero no sé cómo ayudarlo.

Delfina: me imagino querida, pero… no creo que puedas ayudar mucho, esa rata sabe muy bien como escabullirse.




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