Amenaza Encubierta

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Ernesto

 

 

Abro mis ojos, siento que aun ando temblando del miedo. Pero lo primero que veo son los rayos del sol que pasan por mi ventana, me levanto lentamente de mi cama, estiro mis pies y me pongo mis pantuflas. Me pongo mis lentes de aumento, que a veces se me olvida ponerme. Camino rápidamente a la recamara de Bárbara.

   Estiro mi brazo y la muevo mucho para que se despierte. Ella se despierta y se levanta rápidamente de su cama.

 

Bárbara: ¿Qué paso? ¿Porque me despiertas así? – está molesta por como la desperté –

Ernesto: ayer llegue muy tarde, te estuve marcando y jamás me contestaste.

Bárbara: ¿Qué dices?  - estira su brazo para tomar su celular y ve la llamada perdida, voltea a verme – perdón no lo escuche, estaba muy cansada.

Ernesto: los vi.

Bárbara: ¿Qué dices?

Ernesto: si, lo vi, se quiénes son.

Bárbara: ¿Cómo sabes? – me responde sorprendida -

Ernesto: seguí al taxista que ataco a Laura, sus placas, si era el, y vi que se reúnen en un terreno que esta hasta Huentitán, y vi que había 4 más con él.

Bárbara: ¿y que paso?

Ernesto: me descubrieron, corrí rápido al carro de papa, de hecho lo rompieron, pero escape y me estuvieron siguiendo hasta que los perdí. Fue el miedo más terrible que sentí, jamás había sentido algo igual, más aparte sentí la muerte cerca.

Bárbara: gracias a dios que estas bien – me abraza con fuerza –

Ernesto: tengo un video, donde dicen muchas cosas, tengo fotos de sus placas y fotos de ellos, tenemos muchas pruebas, pero esas las usamos después, ahorita solo es el video, donde comprueban que fueron ellos.

Bárbara: ya es hora de actuar, sin ti no hubiéramos podido llegar tan lejos.

Ernesto: sí.

 

En ese momento escucho un grito de papá, está muy enojado. Bajo las escaleras rápidamente, tiene la mirada muy enojada.

 

Ernesto: puedo explicar – estiro mis manos para dar entender que se calme –

Rogelio: ¿dime?

Ernesto: quiero que todos se sienten y escuchen lo que les diré.

Rogelio: Ernesto, ya habla.

Ernesto: ok… pues, me quede con la duda, cuando Laura describió a su taxista y yo le tome una foto al taxi, el día que la ataco y ayer mismo fui a ver si era él. Yo estaba en lo correcto, era el, los seguí y descubrí quienes más eran, tengo un video que prueba todo, y pueden verse rostros, y tengo fotos de las placas de sus coches, y la agente Estefanía es una corrupta, ahí mismo la mencionan.

Ángel: ¿hablas enserio?

Ernesto: si, y pues cuando me descubrieron me atacaron, pero todo fue en el carro, los golpes los recibió el, y me siguieron hasta que pude perderlos.

Ángel: ¡pudiste haber muerto! – me grita enojado –

Ernesto: ¡sí! Lo sé, pero no me arrepiento, y un gracias me gustaría.

Ángel: eres el mejor reportero – me abraza desprevenidamente, me quedo en shock, por lo que acaba de hacer –

Ernesto: Roberto, necesito que me digas si uno de ellos es.

 

Le paso las fotos, abre el sobre y comienza a ver las fotos de una en una, al final, mira mucho una foto, las deja todas sobre la mesa.

 

Roberto: no recuerdo.

Ernesto: ¿estás seguro?

Roberto: no, perdón, no recuerdo nada, ni su cara.

Ernesto: pues esperemos que sea uno de ellos y ese hombre no esté fuera.

Mónica: hijo, no me cansare de agradecerte y veras que todo saldrá bien. Dios nos escuchó.

Ernesto: si mamá.

 

Le entrego las pruebas a Ángel. El avisa para tener las actas de detención, corre a su coche, y le digo que me espere, Bárbara hace lo mismo.

 

Ernesto: nosotros vamos contigo.

Ángel: está bien.

 

Vamos al centro para buscarlos, pero no están. No son nada estúpidos, pero lo primero que se me ocurre es ir a la estación de taxis, y como tenemos el acta, podemos revisar en sus expedientes, las direcciones de cada uno.

   Llegamos primero con el gordo pelirrojo, que vive por la plaza oblatos, yo creo que es el mismo que drogo a Roberto.

   Su casa es un poco pequeña, tocan a la puerta los oficiales, cuando abre la puerta sus ojos notan un terror, como si supiera que está perdido. Intenta huir pero es inútil, está acabado junto a los otros 4.

Y así vamos de casa en casa, hasta llegar y detener a los otros. Cuando llegamos la procaduría, muchas personas que ven mi blog, llegan a verificar que sean ellos, y estaban en lo cierto unos apuntaban a uno y otro consecutivamente.




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