Amenaza Encubierta

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Ángel

 

 

Reviso los informes de cada uno, Alicia, y otros dos inspectores llamados, Mireya y Adolfo, comenzamos a interrogar a esos malnacidos.

   Al fin están en nuestras manos, al fin los encontramos, y sé que no hice un gran trabajo pero hice lo que pude. Y a pesar de que le hice la investigación a mi hermano muy pesada, y llena de obstáculos, el siguió y siguió y jamás se dio por vencido, jamás lo hizo, eso es de aprender, e idolar.

   Tengo un respeto para él, y de pensar que algo le haya pasado, cuando los siguió, que lo pudieron haber matado, eso no le impidió llegar a la verdad. Pero la verdad es que los periodistas son arriesgados y muchos mueren en el intento de una noticia.

   Pero esta noticia será la del año, mi hermano se llevara una gran popularidad, entre todos sus colegas, sobre todo de su jefe en prácticas que le decía que eso no podía sacarlo, que porque la gente moriría de un susto.

   Ahora en su blog, nadie puede decirle nada, él es libre de hacer con lo que quiera, sus noticias, es un gran periodista y sé que llegara lejos.

Tengo en mis manos al taxista gordo y pelirrojo como así le llama Ernesto. Pero su nombre es Esteban. Entro a la sala, esta esposado, cuando entro me mira con odio.

   Me mira de arriba abajo, comienza a reírse como loco.

 

Ángel: ¿Qué te parece chistoso?

Esteban: pues… nada.

Ángel: sabias que pasaras mucho tiempo en la cárcel. Bueno de hecho te pudrirás ahí.

Esteban: yo no hice nada, no entiendo porque estoy aquí.

Ángel: aun lo preguntas – pongo mis manos sobre la mesa, para ser intimidante, y realmente que lo soy, pero no veo ninguna expresión –

Esteban: pues si – se ríe sarcásticamente –

Ángel: han drogado, violado, asaltado, personas en esta ciudad, las pruebas, testimonios, todo lo dicen.

Esteban: ¿pruebas?

Ángel: por supuesto. Un video donde hablan de muchas cosas ustedes. Recuerda, ayer en la noche un joven, grabándolos, y ustedes persiguiéndolo, para matarlo, pero el muy listo – veo que la expresión le cambia, se le llena su rostro lleno de odio –

Esteban: ¡ese hijo de puta!

Ángel: ese mismo, como le dices. Pero ese hijo de puta es mi hermano, y tú eres más hijo de puta.

Esteban: aunque estemos aquí, no podrán hacer nada.

Ángel: eso lo veremos.

 

Salgo del cuarto, y entro donde está la agente Estefanía, cuando entro veo que esta ida.

 

Estefanía: tienes que ayudarme – sus ojos están a punto de llorar –

Ángel: no podemos hacer nada.

Estefanía: tengo a dos hijas, tengo una reputación que cuidar.

Ángel: entonces ¿Por qué lo hiciste?

Estefanía: ellos me obligaron, con matar a mi familia.

Ángel: ¿crees que puedo creerte? – Lo digo tan frio, que se pone a un más triste y las lágrimas le salen –

Estefanía: mis hijas siempre pensaron que yo era su héroe, ya que no tenían un padre, y yo me sentía orgullosa que me dijeran eso.

Ángel: pero no lo eres ¡eres una corrupta! ¡Si, una corrupta! – Levanto la voz, lo más que puedo para que me escuche bien – jamás debiste meterte en la boca del lobo, fue lo peor que pudiste hacer.

Estefanía: sé que no puedo arreglarlo.

Ángel: mejor di la verdad, y puede que te den una bajo fianza o menos años.

Estefanía: pues…  - lo piensa, se queda pensando – decían que ganaría mucho dinero, si los apoyaba, pero no me siento orgullosa.

Ángel: espero que el día del juicio, digas toda la verdad.

Estefanía: ¿juicio? ¡Habrá juicio!

Ángel: si Estefanía, lo siento.

 

Me doy la vuelta, cuando abro la puerta grita.

 

Estefanía: hay otro más afuera. Eran 6 hombres los de la organización, pero él no es nada menos. Por favor ayúdame, no me abandones, quiero que mis hijas no se avergüencen de mí.




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