Amigas para siempre

Capitulo 9. Los polvos amarillos

Sol

Me explicaron como iban hasta ahora y me dejaron asumir el mando ya que, como saben, mi puesto es de observar y vigilar los pequeños detalles que a mi hermana, se le escapa, desde otra perspectiva.

Llevamos en este negocio pocos años pero lo manejamos bastante bien, hay que reconocerlo.

—Muy bien, me he cansado de esperar—Dijo Rosa. —¿Vas a decirme algo aunque sea? Lo digo para salir de aquí, tengo hambre y estoy cansada, son las 20:45 de la noche y quiero irme a dormir.

—Yo también estoy hambrienta y cansada pero eso no obliga a nuestras supuestas amigas—Alzó la voz. —A obligarnos a decir cosas que no queremos—Se levantó de la silla. —Si no quiero hablar no quiero, no se puede obligar a una persona a decir cosas que para ella son muy fuertes y…—Se interrumpió ella misma callándose de repente.

—Creo que van a hablar—Dijo Luna, mi hermana.

—¿Blanca?—Rosa estuvo al pendiente de ella desde que se levantó.

—No voy a hablar del tema. Y no me podéis obligar, llamaré a la policía—Dijo sacando el móvil.

—¿Y ahora qué?—Preguntó Celeste.

—No hay más remedio, tendremos que… poner en marcha el protocolo 5.

—¿Qué es el protocolo 5?

—Mejor que no lo sepas, ahora venimos, quédate aquí y no toques nada

—Sobre todo no utilices el móvil hasta que no te lo digamos—Le dije antes de irnos. Luna se puso delante de mí y nos fuimos rápidamente.

Mientras que Luna iba a coger unos polvos yo me iba arriba, al tejado de nuestra casa, subí por las escaleras de metal que con un botón bajaban hasta el suelo.

—¡Sol! ¡Toma!—Mi hermana me lanzó un pequeño saco que de ahí saque unos polvos amarillos y los esparcí por toda la antena parabólica.

—Ya está—Dije bajando las escaleras. La antena parabólica de estos tiempos, teniendo en cuenta que estamos en el año 2039. Es simplemente un palo metálico con un círculo en la cima. Nada del otro mundo.

Nos volvimos a la sala donde Celeste estaba viendo como habían reaccionado.

—¿Que está pasando?

—Han empezado a pelear cuando se le apagó, Blanca no ha podido hablar con nadie atreves del móvil, vosotras no habréis tenido nada que ver ¿verdad?

—En realidad si—Dije. —Estos polvos han bloqueado la energía y a todos los aparatos eléctricos que hayan dentro de la casa, digamos que no se podrán usar más.

—En otras palabras, si tú enciendes ahora mismo tú móvil ya te puedes despedir de él—Dijo Luna. Celeste se quedo a cuadros cuando lo supo.

—¿¡Pero estáis locas?!—Se levantó de repente. Mi hermana y yo nos miramos y coincidimos, volvimos a mirar a Celeste y le mostramos con nuestros dedos que puede que estemos un poquito locas.

—Situaciones extremas, necesitas medidas extremas, eso lo sabe todo el mundo.

—Son las 21:19 tienen hambre y sueño, ¿no lo podéis dejar por esta vez?

—Has sido tú la que ha querido que las ayudásemos.

—¡Pero me refería a vuestras cartas! ¡No esto! ¡De haberlo sabido no las hubiera llevado aquí!

—Está bien, está bien, no hace falta que grites. De todas maneras la cuenta atrás ya está en marcha así que, mira lo que vamos a hacer, le damos comida y agua, mantas y la calefacción se está empezando a poner en marcha. Tú te puedes ir a casa si quieres.

—Si voy a casa mi conciencia no me dejará dormir así que no, gracias.

—Como quieras, te traeremos comida a ti también, Luna ¿te quedas aquí?—Me fui yo sola a comprar comida para todas, mi hermana, Celeste, Rosa, Blanca y para mí.

En el paso de los años nosotras nos hemos convertido en unas mujeres algo perfeccionistas, no os voy a mentir, creemos en la magia, por algo tenemos una casa de la adivinación, pero la tecnología nos supera por momentos y aunque sabemos que no es lo más correcto, es lo más efectivo que tenemos hasta ahora.

Hemos podido ayudar a mucha gente con este método y nuestras amigas no serian menos.

—Ya está aquí, deja esta bolsa, se lo doy yo—Dijo mi hermana cogiendo una de las dos bolsas reutilizables que tenia.

Mientras que Luna explicaba por el micrófono lo que íbamos a hacer, veía que Blanca y Rosa no estaban muy convencidas, de hecho las vi bastante enfadadas.

—Oye, ¿y eso de los polvos amarillos que son?—Celeste comía pasta de fideos mientras me preguntaba.

—Tenemos diferentes polvos, los hacemos aquí mismo en nuestra casa. Cada uno tiene un color que representa un elemento. Agua azul, fuego rojo, electricidad amarillo, aire violeta, tierra verde, roca y madera marrón, hielo blanco, psíquico rosa, sonido coral. Son 9 elementos con sus respectivos colores, y los tenemos en pequeñas bolsas como esta—Se la enseñé.

—Cuanta información…



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En el texto hay: drama, amor, amistades que no se rompen

Editado: 12.02.2020

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