Rosa
El silencio se iba haciendo incomodo cada vez más, ya eran las 22:04 de la noche, Luna y Sol nos dieron mantas, cojines, comida, agua, me sentía como si fuera un experimento o como si tuviéramos algún virus, pero no, lo único que teníamos era un problema que lo habíamos arrastrado 9 años. Pero no era mi culpa, no le había hecho nada para que se pusiese así.
—¿Estas despierta?—Me preguntó de espaldas, ambas estábamos tumbadas con espalda en espalda.
—Y que si es así. No quiero hablar contigo.
—¿Estas enfadada porque te detuve?
—¿Me lo estas preguntando en serio?—Levanté solo mi torso del suelo y la mire. —No estoy enfadada por eso, lo estoy por todo lo que ha pasado estos últimos días. He querido saber lo que ocurrió desde que supe que estabas enfadada pero como veo que no te abres yo ya no lo aguanto más, así que como este experimento que nos ha metido Celeste no se acabará hasta dentro de 24 horas, propongo que no nos hablemos hasta que pasen y podamos irnos a nuestras casas. Buenas noches—Me volví a tumbar.
—Yo…—No sé si dijo algo más pero realmente no la quería oír. En ese momento supongo que me dormí porque no recuerdo nada más excepto…
—¿Volvemos a este sueño? ¿Pero qué es esto? ¿Una maldición?—Me levanté sentándome en el suelo y cuando quise mirar a mi alrededor vi que Blanca tenía su mano encima de la mía. —Solo pasa cuando nos tocamos…—Decidí quitarla pero antes de hacerlo una voz hizo que girase mi cabeza.
—Pues no contesta—Era una Blanca de hace 9 años. Estaba con su abrigo largo de piel marrón, su gorro de lana gris y su bufanda blanca. Esperaba a alguien, miraba el móvil y a su alrededor casi a la vez. —Vamos, no se habrá olvidado del día ¿verdad?—Hablaba sola.
Estaba en una calle al lado de la carretera y al otro lado tenía una pared que la separaba de una casa.
—Muy bien, si no me lo cuentas tendré que verlo yo misma—Pensé. Blanca seguía dormida así que mientras que estuviese así podía ver lo que la atormentaba.
Blanca seguía esperando y al cabo de un rato decidió moverse, caminó recto, la calle era larga. Era como estar ahí con ella, solo que me movía sin moverme.
Una voz la asusto y a mí me intrigó ¿Quién era? Parecía un borracho por la calle, y al ser de noche no sabía quién era y tampoco es que se pudiese ver bien, solo había dos farolas en toda la calle.
—¿Quién eres? Vaya, pero si eres una niña, ¿cuántos años tienes preciosa?—El borracho hablaba tranquilamente sin saber que Blanca tenía miedo. Su cara lo decía todo, no dijo nada y poco a poco iba caminando hacia atrás sin dejar de mirarlo.
—¿Pero quién es? No le veo la cara—Dije sin separar mi mano de la suya. Las sombras son fieles a sus creadores, y esa sombra era bastante grande y vultuosa, podría significar que el borracho era obeso, eso o que tenía muchas chaquetas encima.
—No te muevas—El hombre saco una pistola y Blanca dejo caer su móvil. La Blanca de mi tiempo empezaba a moverse, su cara mostraba que estaba teniendo una pesadilla ¿es que alomejor soñaba lo que yo estaba viendo?—Buena chica, ahora dame tu móvil.
—¿Pero este tío de que va?
Blanca se despertó y se vio a sí misma en esa situación, otra vez. Se quedó en shock, con la respiración cada vez más rápido y la mirada puesta en el hombre, hasta que al final quitó su mano y volvimos a la sala cerrada.
—No quiero que me digas lo que has visto u oído, no quiero saberlo—Dijo después de estar varios segundos sin decir nada.
—Te puedo ayudar si me dices que pasó esa noche.
—No quiero tu ayuda.
En ese momento Luna entró dejando la puerta entre abierta, se la notaba preocupada.
—¿Estáis las dos bien?
—Sí, estamos bien.
—Yo lo estaré cuando salga de aquí—Blanca se levantó, empujo a Luna y salió por la puerta como si se le fuera la vida en ello.
—¡Blanca! ¡Espera!—Me levanté y ayudé a Luna a levantarse. —No quiero ni saber porque nos habéis encerrado pero son las 4:00 de la mañana y como comprenderás, tiene sueño, es de noche y le puede pasar de todo así que yo también me iré.
—Espera—Me cogió del brazo. —¿Por qué la sigues protegiendo después de todas las peleas que ha empezado ella?
—Supongo que… porque la quiero.
Salí de la sala, cruce el pasillo y cuando llegue a la puerta principal, Sol me dijo algo que me detuvo por completo.
—Si te vas por esa puerta no sabrás realmente lo que os pasa, porque tenéis ese poder la una con la otra de entrar en los recuerdos de ambas. Porqué cada vez que os tocáis os transportáis al pasado.
—¿Tú lo sabes?