Amigas para siempre

Capitulo 12. El antiguo instituto

Mauro

—Sí, no se preocupe, hoy mismo se los traigo no hay problema, hasta ahora—Cerré la llamada. Era mi antiguo profesor del instituto. —Que bien, ya estas despierta—dije al verla sentada en los pies de la cama. La lleve a mi casa cuando se desmayó.

—Siento mucho lo ocurrido—Dijo sin levantar la cabeza.

—¿Por qué? No pasa nada pero, me tienes que explicar por qué estabas ahí en el suelo.

—¿Has sabido algo de Sol y Luna? ¿Te has mantenido en contacto con ellas?

—No mucho, las sigo en las redes sociales pero poco más. ¿Por qué lo dices?

—¡Porqué están mal de la cabeza!—Se levantó de repente. —Por su culpa llegue hasta este punto, me querían obligar a decir lo que pasó antes de irme del instituto.

—La razón por la que te fuiste del instituto… yo no te voy a obligar pero, ten en cuenta que todos queríamos saber por qué te fuiste.

—Rosa lo tendía que saber, pero ni siquiera ella lo sabe ¿por qué olvida cosas tan importantes? Seguro que es porque no le importo.

—Vale Blanca, para el carro, no sé qué pasó entre vosotras, pero de una cosa estoy seguro y es que Rosa te quiere a toda costa, día y noche nos rallo con sus teorías de por qué te fuiste de nuestro lado, y créeme que te lo digo en serio.

—Pues no lo entiendo.

—No es por juzgar pero, quizás tu sabes algo que nosotros no sabemos y esperas que lo sepamos sin habérnoslo dicho ¿podría ser esa la razón?—Se quedó pensativa. Detrás de ella veía el reloj. —Oh no, llegaré tarde, ¿quieres acompañarme?

—¿A dónde vas?

—Al instituto.

Blanca quiso acompañarme a llevarle unas tabletas a un antiguo profesor que tuvimos los dos, ese era mi trabajo, repartidor de aparatos electrónicos de la empresa G.O.

—Cuantos recuerdos…—Entramos en el hall del instituto.

—¡Mauro! que bien que ya estés aquí ¿tienes las tabletas? Los alumnos se vuelven locos por ellas—El profesor seguía como siempre, con su cabello marrón oscuro y sus ojos marrones miel.

—Aquí están, hay un par de cajas más en mi coche.

—Perfecto—miró a Blanca. —Vaya, vaya, pero que ven mis ojos, eres Blanca Castillo, hacia milenios que no te veía.

—No exagere, tampoco soy tan vieja—Susurró, pero la escuché.  

—Bueno, cuéntame, ¿qué estás haciendo?—Blanca iba a hablar pero no la dejó. —No, no, no, no me lo digas, ya estas vendiendo tus pinturas por el mundo.

—Em… no. En realidad…

—No, no, no, no me lo digas eres ilustradora.

—Otra vez, no.

—Pero entonces ¿Qué estás haciendo?

—Estoy… soy dependienta en una tienda de objetos antiguos.

—¿En una tienda? Y te gusta trabajar de eso?

—No me desagrada, por el momento no me quejo de nada, estoy bien.

—Con el talento que tenias para dibujar… bueno, me alegro de veros pero me tengo que ir con estas maravillas del siglo 21, adiós.

Nos despedimos y salimos fuera del instituto, ya se había llevado las dos cajas de mi coche y ahora el maletero estaba vacío.

—¿Cómo es que no has llegado a triunfar o al menos a dedicarte al arte? Recuerdo que no parabas de dibujar en clase y en la asignatura de arte tenias la máxima nota.

—Bueno—Se sentó en el bordillo al igual que yo. —No se ha podido dar el caso, me hubiera gustado ser pintora o dibujante pero… de momento no se me ha dado la oportunidad.

—Según mi padre, antes de morir me dijo unas palabras que siempre estarán en mi mente, “La oportunidad la creas tu con tu esfuerzo y tu paciencia”. Si realmente quieres ser pintora y dedicarte al mundo artístico deberías ser tú la que tome cartas en el asunto.

—Eso ya lo sé pero…

—Para todo hay una primera vez y si no lo intentas nunca sabrás hasta dónde eres capaz de llegar.

—Mmm… ¿y tú qué? ¿No me digas que tu vocación en la vida es ser repartidor de aparatos electrónicos a la gente?

—Bueno… es una larga historia…

—¡Hey! ¡Blanca! ¡Mauro!—Nos llamó alguien de repente. Era Rosa que venía disparada. —Por fin te encuentro—Nos levantamos del bordillo.

—¿No estabas enfadada conmigo?

—Lo sigo estando pero ya sé que nos pasa y si queremos volver a ser normales tenemos que romper el hechizo de la lavanda



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En el texto hay: drama, amor, amistades que no se rompen

Editado: 12.02.2020

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