Celeste
Cuando llegamos a la tienda los vi abrazados y muy enamorados, no sé por qué no quieren que nadie lo sepa.
—Está bien, ¿cómo lo hacemos para reunirlas?—Preguntó Oriol.
—Lo más importante es averiguar donde están, por suerte llevamos las cartas encima.
—Siempre las llevamos Sol, vamos a ponerlas en posición, Celeste ¿tienes algo de Blanca o de Rosa?
—S, creo que tengo… este clip, en realidad no se dé quien es, pero sé que es de una de ellas.
—Nos basta con esto—Lo pusieron encima de la mesa mientras colocaban las cartas.
—Una pregunta, ¿cómo nos habéis encontrado? ¿Que tenéis de nosotros para hacer este ritual?
—¿Te acuerdas de aquel llavero que quería devolverte?¿El de la flor morada? Todavía lo tengo y encima me lo he dejado en la casa de la adivinación, otra vez…
—Mira que eres despistada…
—Callad, no habléis, las cartas empiezan a hablar—Luna y Sol habían cerrado los ojos, formando un círculo con sus manos alrededor de las cartas, tres packs de cartas boca abajo y el clip encima del pack de en medio.
Las cartas no hacían nada, y si hacían algo no era visible para los ojos normales como los nuestros, solo Sol y Luna sabían lo que hacer, ellas eran las adivinas. Luna quitó el clip y lo puso delante del pack de en medio.
—Pasado, presente y futuro—Dijo Sol colocando los packs de la derecha y la izquierda más abajo que el del medio. —Solo necesitamos saber el presente.
—¿Y si levantamos el pasado? ¿O el futuro que ocurre?—Preguntó Violeta.
—Hay cosas que es mejor no sabes hasta que uno esté preparado, las cartas nos hablan respondiendo a las preguntas que nosotros les preguntemos, solo les pedimos donde está la dueña de este clip y ahora nos van a contestar.
—Escoged una carta de las de en medio—Dijo Luna tirando las cartas de en medio, esparcidas una detrás de otra pero visibles.
—Cada uno que quiera saber la verdad debe coger una carta, hay muchas pero solo levantaremos el mismo número que somos, es decir 5 cartas, una por persona.
Todos escogimos una carta y la levantamos. Eran cartas de piedras, a mí me toco cuarzo rosa: Busqueda de la verdad, elección difícil, pensar antes de actuar.
A cada uno le tocó unas palabras conforme con la piedra que nos había tocado.
—Alejandrita: Amor, comprensión y belleza—Dijo Oriol.
—Okenita: Libérate del pasado, nuevos caminos—Dijo Violeta.
—Iolita: Afán de luchar y progreso, superación de obstáculos—Dijo Sol
—Celestina: Reencuentros, nuevas experiencias—Dijo Luna.
—Cuarzo rosa: Busqueda de la verdad, elección difícil, pensar antes de actuar—Finalmente dije yo.
—Ahora vamos a averiguar donde están—Dijo Luna poniendo las cartas formando un circulo, más bien era como una estrella rara de cinco puntas, o parecía más bien un pentágono, si, era como un pentágono. Se cogieron las manos, otra vez, cerraron los ojos, otra vez, y tuvimos que esperar.
—¿Siempre es así o normalmente van más rápidas?—Susurró Violeta.
—Se toman su tiempo, la verdad, pero es efectivo así que vale la pena la espera—Le conteste igual de bajito.
—¡Ya sabemos donde esta!—Gritó Sol nada más abrir los ojos. —Es el clip de Rosa, está en el parque, en frente del edificio ese gigante que construyeron hace poco.
—Pues vamos, ¿a que esperamos?
—Yo me quedo aquí—Dijo Violeta. —No quiero dejar mi floristería sola, no hay muchos clientes pero no quiero dejarla.
—Yo estaré contigo, os ayudaremos en lo que podamos pero hoy nos quedaremos aquí.
—Está bien, como queráis, nos mantendremos en contacto ¿de acuerdo?
—Sin problema, si sabemos algo os avisaremos—Dijo Oriol. Luna, Sol y yo salimos de la floristería y llegamos al aparque donde indicaban las cartas.
—¿Dónde está? No la veo.
—¿No es ella? La que está sentada en el banco, junto con otra chica—Dijo Luna.
—¿Otra chica? Espera, pensaba que alomejor estaban las dos hablando pero esa chica no es Blanca, ¡es Amber!
Amber era una compañera de instituto, la conocimos cuando fuimos nuevos, ella no era nueva, repetía curso y ese año le tocó estar con nosotros. Es rubia con ojos verdes y de cabello largo y liso, normalmente en el instituto llevaba una cola, pero la estaba viendo riéndose con Rosa tocándose su pelo suelto. Me pone enferma, y tengo motivos para estarlo, porque lo que le hizo a Mar ¡es imperdonable!
—¿Estas enfadada? Te noto el aura muy negativa.
—Lo estoy. Vamos.