Luna
En los ojos de Celeste veía como ardía en llamas, realmente estaba muy enfadada, no la había visto así en mucho tiempo. Cuando se enfada así es que tiene motivos para estarlo.
—Relájate ¿y si mejor hablamos con Rosa en otro momento?—Dijo mi hermana.
—No. Vamos a ir ahora—Se levantó y salió del arbusto, estábamos agachadas para que no nos descubriesen. —¡Hey! ¿Te parece bonito lo que haces?
—Madre mía…
—Celeste ¿nos estabas espiando?—Preguntó Rosa. Sol y yo salimos con ella. —¿Vosotras también? ¿a qué viene eso?
—¿Como dices? ¿Me explicas como es que sigues siendo su amiga? ¿Es que no te acuerdas de lo que le hizo a Mar?
—Estábamos en el instituto, teníamos 16 años, además… Amber ha estado a mi lado desde que pasó eso con Blanca.
—¿¡Y yo qué?! ¿Yo no he estado contigo?
—Sí, tú también, por eso debes saber lo importante que es su amistad para mí.
—Vaya, que palabras más bonitas.
—No te acostumbres—Veía a Celeste muy enfadada, bastante. Quise tranquilizarla pero me apartó la mano de su hombro. —¿No tendrías que estar en la tienda de objetos antiguos?
—Hoy nos hemos tomado el día libre, Blanca y yo lo decidimos, está muy ocupada buscando los ingredientes.
—Y mientras ella hace el trabajo sucio, tú estás aquí con esta traidora.
—¿Pero a ti que te pasa?—Se levantó del banco. —¿Por qué todas os enfadáis conmigo?
—Yo no quisiera molestar, de hecho me tendría que ir.
—Eso, vete.
—¡Celeste! Amber me ha ayudado como tú, a superar muchos obstáculos de mi vida, déjala en paz.
—Blanca estará muy…
—A Blanca no le importo—La interrumpió. —Las cosas claras. Y ahora que sabemos lo que nos pasa no dejara de buscar la solución para romperlo.
—¿Tú no quieres romperlo?—Pregunté extrañada.
—Sí pero… no quiero adelantar las cosas, si hacemos las cosas rápido al final no se hará bien, y si el destino nos ha dado esta habilidad, ¿Por qué no aprovecharla?
—No te creía por una chica que creyera en el destino.
—Llámalo como quieras, destino, suerte, casualidad… yo sé que hay algo. Y si ese algo ha querido unirnos con esa habilidad, ¿por qué no aprovecharla?
—Tiene miedo—Dije.
—¿De qué?
—De que sepamos el por qué de su marcha, el por qué se fue del instituto—En ese momento Amber empezó a toser.
—Lo siento, llevo días con tos, lo siento mucho.
—¿Quieres un caramelo? Creo que tengo uno por aquí—Dijo mientras se miraba los bolsillos de su chaqueta.
—¡Venga ya! ¿Tú has tenido algo que ver con esa decisión?
—¡Celeste!
—¿Qué? Es muy obvio, ¿es que no lo veis?
—Perdona pero, sin pruebas no hay acusación que valga, pero ¿de verdad te has oído? ¿Cómo va a tener Amber alguna relación con la decisión que tomo Blanca?
—Rosa ¿Tú estás bien en la tienda? ¿Junto con Blanca?—Preguntó Sol.
—Al principio sí, pero la verdad, preferiría ser peluquera, esto de los objetos antiguos no son lo mío.
—¿Sabes? Mi tía está abriendo una peluquería nueva, y necesita gente para avanzar, quizás puedas ser una gran peluquera después de todo.
—No te lo estarás planteando en serio ¿verdad?
—Yo te mando su contacto y si decides hacerlo, la llamas tu misma, ahora me tengo que ir, ha sido un placer volver a veros.
—Para mí no ha sido un placer—Amber se fue con la autoestima por las nubes aun con las palabras de Celeste. —¿La llamaras?
—No lo sé, dejadme tranquila.
—Parecemos observadoras—Susurró mi hermana.
—Ya te digo…
—¿Y si hacemos algo tranquilo? ¿Qué tal un cuenta cuentos? Hay uno en la biblioteca. Lo acaban de anunciar hoy mismo, vamos, por favor—Mi hermana suplicó.