Amigas para siempre

Capitulo 26. El reencuentro

Albino

—Vámonos—dije empujando el carrito de Platina.

—Son las 20:15, tenemos un cuarto de hora para ir tranquilamente hasta llegar al restaurante.

—Y ahora a esperar—estábamos en frente del restaurante a tan solo pocos pasos de nuestra casa, realmente muy cerca.

—Mira, ahí viene alguien, es… no me digas que es…

—¿Bruno?—Era uno de mis mejores amigos en la infancia, la verdad, todos hemos sido muy buenos amigos. —¿Qué pasa tío?

—Vaya Albino, que alegría verte tío—Nos saludamos. —Así que al final vosotros dos estáis juntos.

—Ya ves. Hola, soy Mar—Se presentó para la acompañante de Bruno.

—Albino, Mar, ella es Perla, mi mujer desde hace un año. Perla, ellos son dos de mis mejores amigos del instituto, Albino y Mar.

—Encantada de conoceros—Perla llevaba un carrito de bebe como nosotros.

—¿Sois padres también? ¿Cómo se llama?—Dijo Mar muy feliz, se acercó

—Se llama Nathan. Tiene un año recién cumplido.

—Es precioso. La nuestra tiene 4 meses y se llama Platina.

—¿Los dos siendo padres? Quien lo diría—Dijo Bruno. Tenía el cabello rizado y rubio, con los ojos azules como el mar.

Vestía trajeado como yo pero utilizó corbata en vez de pajarita. Y Perla llevaba un vestido largo de color purpura, lo llevaba a juego con las dos pinzas pequeñas del cabello.

En poco rato vinieron los demás, éramos 19 personas.

—¡Hola! qué alegría verte—dijo Celeste quien venía con las gemelas Sol y Luna.

—Igualmente, estás preciosa—dijo Violeta quien ya había llegado con Oriol. También habían llegado Alan, Ignacio y Blanca.

—Hola chicos—Rosa había llegado con alguien.

—¿¡Como te la traes aquí?!—Celeste saltó. —Esta es una reunión de amigos.

—Creía que era un reencuentro del instituto.

—Pero de nuestro grupo, ella no es bienvenida.

—Ella fue de nuestro grupo también

—Fue un error.

—Vamos, vamos, Oriol y yo os tenemos que contar una noticia muy importante, pero lo haremos dentro cuando estemos todos sentados y felices.

—Quizá no ha sido buena idea—le dijo Amber a Rosa. Todos la conocíamos, Celeste era la que estaba más enfadada cuando quien lo debería estar era Mar, pero ella no dijo nada.

—Mar ¿estás bien?—Me preocupaba, estaba solo mirando a nuestra hija como si nada pasara.

—Sí, estoy bien ¿entramos? ¿Quién falta?—Era como si no la viese.

—Mar—Rosa se acercó a ella. —¿No te importa que este aquí?

—¿Por qué debería importarme? Ya no vamos al instituto, tenemos que aprender a olvidar el pasado—Dijo poniéndole una mano encima del hombro.

—¿Estás segura?

—Por supuesto, vamos, los que tengan niños van primero que no sabéis como pesan estos carritos—dijo empujando el nuestro, seguida de Perla que llevaba a su hijo.

—Rosa, ¿como estas? ¿Has hablado con tu tío?

—Blanca, ahora no, vamos a divertirnos y a olvidarnos de todo por esta noche, ya pensare que hacer mañana.

—Esperare a que vengan los demás, por si no saben dónde estamos.

—De acuerdo, estamos en la mesa 19—Dijo Violeta. Le levante el dedo pulgar para dar el acuerdo.

—¿Te importa que me quede contigo a esperar?—preguntó Bruno.

—Para nada, oye, no iras a sacar un cigarro ¿verdad?

—Nunca me enganche, bueno, tal vez un poco a los 18, pero lo deje y ya no he vuelto a fumar desde entonces.

—Me alegro oír eso. Vaya, hacía siglos que no nos veíamos.

—Mucho tiempo la verdad…—Nos miramos a los ojos, olvidaba como eran sus profundos ojos marinos, eran preciosos. —¿A quién esperamos? ¿Quién falta?—Giró su cabeza para buscar a los que faltaban. Pedro, Arún y Esmeralda se acercaron.

—Ya estamos aquí. Espero que no hayáis esperado mucho—dijo Arún.

—No mucho la verdad.

—Perfecto porque traigo un hambre ¿Qué mesa es?—dijo Pedro.



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En el texto hay: drama, amor, amistades que no se rompen

Editado: 12.02.2020

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