Amigas para siempre

Capitulo 29. El efecto del champán

Rosa

—Y aquí la ultima, que disfrutéis de nuestro champán—Dijo el hombre que nos sirvió, la ultima en recibir la copa era Blanca que no sabía si tomarla o no, no la veía muy convencida.

—¿No bebes?—Preguntó Mauro.

—No soy muy fan del champan, de ninguna bebida alcohólica la verdad.

—Solo por una noche no pasa nada ¿Qué podría pasar?—Preguntó Rosa.

—Claro, vamos Blanca, brindemos todos, por Oriol y Violeta—Amber se levantó muy alegremente.

Creía que nadie la seguiría pero me equivoque, me alegre tanto al ver que mis amigos se levantaban con su copa para celebrar la unión entre Oriol y Violeta, que me emocione. Las únicas que siguieron sentadas fueron Mar, Celeste, Blanca y Esmeralda.

—Oh vamos chicas, solo faltáis vosotras—Dijo Mauro.

—Está bien, me levanto pero no bebo—Dijo Mar, a Celeste le costó pero también se levantó, Esmeralda fue la tercera aunque no dijo nada.

—Solo quedas tu.

—No me miréis así ya me levanto.

—Perfecto, por la pareja feliz—Alzó su copa seguida de los demás. Y nos lo bebimos, vi como al final Blanca se la bebió toda como el resto.

—¿Ves? Tampoco ha sido tan malo ¿no?—Dijo Mauro.

—Supongo…

—Chicos y chicas, Oriol y yo queremos daros las gracias por estar aquí con nosotros, significa mucho para nosotros teneros aquí compartiendo todo esto.

—Es verdad, yo me voy mañana y no volveré hasta dentro de un mes, y si todo va bien puede que me quede ahí fijo.

—De hecho te vas hoy, ya son las 00:45 de la madrugada—Dijo Esmeralda.

—¿Tan tarde es ya?—Preguntó Rufo.

—Y mañana es viernes, el último día de trabajo de la semana—Dijo Bruno.

—Yo… yo no me encuentro bie…

—¡Blanca!—Se desmayó, menos mal que Mauro la cogió para que no cayera al   suelo. —Sí que le ha dado fuerte el champán.

—¿No la coges? No es que pese mucho pero ya es una adulta y como comprenderás como la cojo no es la mejor manera.

—Yo…

—Ya la cogemos nosotras—Luna y Sol se ofrecieron para ayudar a Mauro a sujetarla, sabían que si la tocaba podría pasar lo de siempre, el efecto lavanda. —Tenemos que llevarla a su casa—Dijo Sol.

—Os acompaño.

—¿Pero por qué te vas? estará en buenas manos con Sol y Luna, no te preocupes por nada.

—Amber, es mi amiga.

—¿Tú amiga? Una amiga no se queda 9 años sin hablarte y encima sin darte una explicación.

—Una amiga se preocupa, además, esto es un tema entre Blanca y yo, ahí no se debe meter nadie más—Me fui con Sol y Luna que cargaban a Blanca en su coche. —Ya la llevaré yo a su casa.

—¿Pero cómo lo vas a hacer?

—Tengo guantes en la chaqueta, ya me preparé antes de venir, yo conduciré, os prometo que tendréis el coche de vuelta en un momento.

—Rosa—Luna me cogió del brazo. —Si tienes que quedarte con ella, quédate, no te preocupes por el coche, ya nos lo devolverás por la mañana.

—Gracias.

—Buena suerte, con todo.

Sol y Luna la habían puesto ya en el coche, me subí y empecé a conducir hasta llegar a su calle.

—Espero que estos guantes funcionen—Me dije poniéndomelos.

La saque y no pasó nada, al parecer funcionaban, busque en su bolso las llaves, como pude entramos en su casa, no es que pesara pero como dijo Mauro, era una adulta y pesaba como tal, como todos los adultos.

Entre en su habitación, era un piso pequeño con dos habitaciones, una cocina, un lavabo y un comedor pequeño. La tumbé en su cama y exhausta me senté en su silla.

La vi dormida, ¿que había pasado? ¿Era algo que había comido? ¿O algo que había bebido? De todas maneras estaba dormida ya podía irme al restaurante para devolverles a las gemelas su coche.

—Rosa—Me cogió del brazo, había despertado.



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En el texto hay: drama, amor, amistades que no se rompen

Editado: 12.02.2020

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