Rosa
—¿Blanca?
—No te vayas, por favor…
En ese instante nos volvimos a transportar a aquella noche, el borracho obeso seguía teniendo la cara sombreada por la poca luz, pero esta vez Blanca no quiso dejar mi brazo.
—Vamos a ver, quiero verlo con mis propios ojos—me costaba creer que mi tío era el responsable de todo su trauma. Además que mi tío no estaba obeso, por eso no me lo creí del todo.
—No quiero mirar—Blanca cerró sus ojos escondiendo su cabeza detrás de mi brazo, mientras que yo seguía atenta a todo lo que pasaba.
—¿Qué pasa? ¿No dices nada? ¿Es que no sabes hablar?—El señor seguía con su pistola apuntando a la Blanca del pasado, su móvil seguía en el suelo, la Blanca de 15 años intentaba hablar pero no le salían las palabras.
—Vamos, ve hacia la luz—Pensé.
El tío se acercaba cada vez más a ella, y por fin le vi la cara, no me lo pude creer, Blanca tenía razón, era mi tío, pero con un cuerpo obeso, su misma nariz, sus mismos ojos marrones, su mismo pelo negro, era él. Era mi tío.
—No quería creerlo… ¿te hizo algo?
—No pudo, vino otro hombre en dirección contraria y empezaron a pelear, no vi nada más—Me soltó y volvimos a su habitación. —Me fui corriendo y dejé mi móvil en el suelo.
—Pero sigo en dudas, mi tío nunca ha sido… claro.
—¿Qué?
—Ya sé quién era, tú no los conociste nunca, más que nada porque viajaban mucho y no vivían aquí, pero tenía dos tíos que eran gemelos. Él debió de ser uno de ellos, mi tío Igor. Dijeron que su muerte había sido causada por una pelea entre él y otro hombre.
—Ese día fue el mismo día que tu tío murió.
—Dijeron que no había testigos, estabas tú—Me levanté de su cama.
—Tenía 15 años y estaba asustada, me fui corriendo.
—¿Pero tú los viste morir?
—Si… pero no me quedé, ni siquiera cogí mi teléfono.
—Entonces tú puedes declarar.
—¿Qué?
—Nos ha llegado una carta que si hay
—¿Después de 9 años?
—No lo sé la justicia aquí es muy rara, es la última oportunidad para arreglar las cosas, ponía que si había alguna prueba o algún testigo de ese día que lo traigamos al juzgado.
—¿Por qué ahora?
—La familia del otro hombre nos demando recientemente por este caso, resulto ser un hombre muy rico y que ahora, después de 9 años, la familia nos demanda por haberlo matado, parece ser que se les ha acabado el dinero de la herencia.
—Que complicado es todo esto.
—Solo tienes que decir la verdad.
—Pero aunque lo hiciese, ¿como saben ellos que yo estuve ahí?
—Porque tienen un detector de mentiras muy desarrollado, solo tienes que decir la verdad y ya está.
—Ya me lo pensaré. Por ahora quiero estar tranquila en mi cama.
—¿Iras mañana al trabajo?
—Por supuesto.
—Si no te encuentras bien, llámame ¿de acuerdo?
—De acuerdo, no te…—Cerró sus ojos. —…preocupes.
Me quede unos segundos mirándola, hasta que me acordé de que me tenía que ir, ya eran la 1:34 de la madrugada, era viernes 14 de octubre del 2039. Mientras iba conduciendo el coche de las gemelas pensaba que ya no había nadie en el restaurante, pero me equivoque, habían cinco personas.
—Creía que ya os habríais ido todos—Dije saliendo del coche.
—Nosotros ya nos íbamos—Dijo Oriol, tenía su brazo izquierdo rodeando los hombros de Violeta.
—Toma Luna—Le di las llaves. —Gracias ¿A qué hora te vas al aeropuerto?—Me dirigí a él.
—A las 10:30 tengo que estar ahí.
—¿Como está Blanca?—Preguntó Violeta, Celeste estaba a su lado.
—Dormida. Pero está bien, a ver cómo está mañana. Quiere ir a trabajar igualmente.