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—Muchas gracias señor López, la llamaré en otro momento, adiós—Llamé al padre de Violeta tras enterarme del accidente que tuvo el avión de ésta mañana.
—¿Como está?
—No he podido hablar con ella, se ha puesto su padre, dice que no está en condiciones de hablar, lo que le ha pasado a Oriol…—Me senté en el sofá. —Es muy duro…
—Sí lo es para nosotros, imagínate para su familia o para Violeta.
—Lo sé, pero no se han registrado ninguna muerte todavía, quien sabe, quizá haya sobrevivido.
—La noticia decía que un rayo de tormenta cayó encima, y se perdió el rastro del avión, nadie sabe lo que ha pasado, solo ellos lo saben—Se levantó. —Encima ahora está empezando a llover.
—Hoy no vamos a salir ¿verdad?
—Tenemos el cumpleaños de Arún.
—Es verdad, se me había olvidado, pero ¿Esmeralda ya sabe cómo hacerlo? Dijo que lo preparaba ella.
—Pues no lo sé, el mensaje ponía a las 15:00 en el bosque de siempre, pero ese bosque lo cortaron si no recuerdo mal.
—Debe de ser la parte trasera, la que da a la carretera, como no sea eso, no se a que se referirá. Ah sí, otra cosa, Rosa y Blanca tienen los regalos guardados hay que ir a recogerlos.
—Pues vamos, cogeremos el coche del garaje—Dijo cogiendo a nuestra pequeña del parque infantil que teníamos en el salón. —Lo tenemos todo ¿verdad?
Salimos con la lluvia que estaba cayendo, afortunadamente encontramos un sitio cerca de la tienda de antiguos objetos donde trabajaban Rosa y Blanca, cogimos a Platina y nos metimos dentro.
—¿Cómo se os ocurre salir con lo que está cayendo? Encima con una bebe de 4 meses—Dijo Blanca quien nos abrió las puertas al vernos.
—No nos íbamos a perder el cumpleaños de Arún, y vosotras tenéis los regalos
—Lo podríamos haber llevado nosotras—Un silencio incomodo pasó por nosotros. —Apuesto a que no se os ha ocurrido—Dijo Rosa.
—Pues no, ¿algún problema?—Dije riendo, sabían que lo decía con gracia.
—Hey Blanca—Rosa le tiró un bote pequeño de cristal la cual Blanca lo cogió a la perfección. —La lluvia, el siguiente ingrediente.
Blanca sonrió pero Albino y yo nos quedamos sin palabras ¿Qué querían hacer con la lluvia? ¿Meterla en ese bote?
—¿El bote para qué es?
—Es una cosa nuestra, necesitamos diez ingredientes para hacer una poción que nos liberará de un hechizo.
—¿Estáis hechizadas?
—Algo así, cuando nos tocamos nos transportamos a nuestra mente, nuestros recuerdos se hacen visibles para las dos, es complicado de explicar pero va por ahí.
—No consigo atrapar ni una sola gota—Dijo Blanca con el cabello mojado.
—Y eso que has cogido el bote a la perfección.
—Eso fue pura suerte, mi maniobra para atrapar objetos o en este caso, gotas de la lluvia, es prácticamente nula.
—Trae, a ver si yo puedo—Dijo Albino dándome a nuestra hija en brazos. Cogió el bote y salió fuera.
—A ver si te vas a resfriar.
Albino intentaba poner el bote en donde creía que iba a caer, cayeron más en su cabeza que en mismo bote, que por si fuera poco, tenía la entrada muy delgada.
—¿No tenéis otro tipo de bote?—Dijo mirándolas, por ahí pasaba gente.
—¿Qué hacéis?—Preguntó Esmeralda quien pasaba con su paraguas verde.
—No te lo creerías, cogiendo gotas en la lluvia.
—¿Porque no llenáis un cubo y cogéis el agua de la lluvia de ahí?
—Porque tiene que ser recién caída, lo pone en los ingredientes específicamente.
—Mira que sois raritos ¿y si cogéis un embudo? Técnicamente lo cogéis del cielo, solo que va directamente al bote.
—Pero no tenemos ninguno aquí ¿no?
—A mi no me mires, la que sabe de la tienda aquí eres tú.
—Ah sí, creo que ya sé que podemos utilizar, Rosa ayúdame a buscarlo, tenéis los regalos en la esquina.
—Gracias—Dije sujetando a mi hija.
—Bueno, yo voy a verle, habéis visto el mensaje ¿verdad?—Nos preguntó Esmeralda.