Amigas para siempre

Capitulo 37. El duelo

Bruno

Estuvimos ahí por lo menos una hora, los policías vinieron y la ambulancia se la llevo al hospital, todos los testigos teníamos que declarar lo que habíamos visto y sabíamos.

Llegue a mi casa super cansado, ya eran las 17:06 de la tarde, Perla estaba jugando con nuestro hijo de un año, Nathan.

—¿Ya has vuelto? Creí que os quedaríais… más tarde… ¿qué ha pasado?—No pude decirle nada, estaba destrozado y empecé a llorar. —Cariño.

Me abrazó y lloré en su hombro, nunca pensé que iba a ver morir a una amiga de la infancia, creía que si alguien de nosotros moría ya seria de más mayor, por una enfermedad de la edad o por la misma edad de la vejez.

—Hoy ha muerto Celeste—Dije sin más, seco y sin expresión, me senté en la silla del comedor.

—¿Cómo? ¿Celeste? ¿La que llevaba una camiseta azul con un lazo en las mangas?

—No recuerdo cómo iba vestida pero le encanta el azul así que es posible, mira—Le enseñe una foto de ella que tenía en mi móvil, era una foto que nos hicimos en el instituto pero su cara no había cambiado.

—¿Y como ha sido eso? ¿Qué ha pasado?

—Blanca y Rosa se pelearon en medio de la carretera, en el paso de peatones en verde, pero había una furgoneta que no paraba e iba a una velocidad prohibida, las demás no la veían y a Celeste no se le ocurre otra cosa que empujarlas y…

—La atropello a ella en vez de a las otras dos.

—Si—Dije volviendo a llorar.

—Lo siento mucho cariño—Me abrazó. —Hay que vivir la vida como si fuera el ultimo día porque, no sabes nunca por donde te va a venir la hora de irte.

—Eso no ayuda.

—Lo siento, no soy muy buena con estos temas, nunca se que decir realmente sin dañar más a esa persona. Pero yo estoy contigo para siempre así que puedes confiar en mí siempre que quieras.

—El entierro será el lunes 16, a las 18:00 de la tarde.

—Podemos ir los tres el lunes.

—Podríamos dejar a Nathan con mis padres o los tuyos, no creo que un niño de un año tenga que venir a ver el funeral de la amiga de su padre.

—Un niño de un año no se entera de todo esto, pero como quieras, lo llevaremos con tus padres si te sientes mejor. Dime una cosa ¿quién era para ti Celeste?

—¿Qué?

—Para sobrellevar una perdida hay quien dice que recordar a la persona fallecida como era ayuda a lidiar con el dolor. ¿Cómo era ella? ¿Qué era lo que te hacia ser su amigo?

—Celeste era… una de las mejores compañeras que tuve en la infancia, nos hacía reír y siempre ayudaba a los demás, podía ser algo mandona pero en el fondo nos ayudaba mucho. Recuerdo un día, estábamos en el patio, y creo que teníamos apenas 4 años.

Teníamos una escultura de madera, como una casita pero con tobogán, escaleras y palos de hierro para bajar, y recuerdo que ella estaba arriba y estábamos jugando a príncipes y princesas, y dijo, muy fuerte además. ¡Príncipe! ¡Príncipe! ¡Ven a ayudarme, que el lavabo de arriba no funciona! Mira, una risa, ese día nunca se me va a olvidar.

—Eso es lo que tienes que hacer, recordar bellos momentos que te hagan sentir que, aunque se haya ido, nunca se ira de tus memorias. Ni de las tuyas, ni de las de nadie.

—Sé lo que quieres decir pero es muy difícil.

—Ya sé que es muy difícil, nadie dijo que sobrellevar una muerte seria sencillo. Pero por eso estamos los de tu entorno, y aunque parte de tu entorno también esté como tú, os podéis ayudar mutuamente y recordarla como era, las gracias que hacían, los actos de bondad que tenia. Todos sus pros y sus contras, pero sobre todo, cómo fue para vosotros tenerla como amiga.

—Que sabia eres mi vida.

—Solo procuro ayudar en lo que pueda. Vamos—Cogió a Nathan en brazos. —¿Le das un abrazo a papi?—Nathan se me echó encima cogido por Perla.

Celeste fue y siempre será un pilar de la amistad, siempre ha sido la que ha puesto orden, algunas veces mandando sobre nosotros, pero siempre con la intención de que no nos peleáramos.

Tenía la idea de que prefería que nos peleásemos con ella, antes de que peleásemos entre nosotros, y todavía sigo creyendo que esa era su idea de la amistad. Se llevo muchas broncas por nuestra parte por no saber estar al margen, ella no sabía que era estar al margen.

—¿Diga?—Sonó mi móvil. —Hola Blanca, sí creo que todavía tengo esa foto, te la daré mañana.

—Muchas gracias Bruno.

—De nada.



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En el texto hay: drama, amor, amistades que no se rompen

Editado: 12.02.2020

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