Violeta
Después de hablar y mirar las grabaciones, Esme y yo decidimos ir a su despacho para investigar sobre ese caso que no salió a la luz.
—Debe de estar por aquí—Mientras miraba estanterías yo miraba en el escritorio.
—¿Es este?—Lo cogí. —Caso dejado, una joven muere por tratamientos de belleza. Kristin Lenoze, 16 años.
Según su madre, Kristin siempre ha tenido alergia a algunos productos de maquillaje, sin embargo la marca Roller quiso hacer algún cambio en sus productos para aquellas personas que sufrieran como ella, al principio todo muy bien, pero poco después de una semana Kristin se convirtió en otra persona totalmente diferente, hasta el punto de hacer pellas en su instituto cuando era una persona muy estudiosa y con grandes posibilidades de tener éxito—Leí.
—¿No dice nada más?
—Esta información acaba aquí, pero todo esto le puede pasar a cualquier persona ¿no?
—Yo tengo la teoría de que mi familia trabaja con productos tóxicos para tu persona en realidad y te hace perder la cabeza.
—Eso suena algo surrealista ¿no?
—¿Como explicas ese comportamiento entonces? Tiene que haber algo más, esa información nunca salió a la luz y si lo hiciese no tendría sentido puesto que es una marca alta y nadie creería eso.
—¿Y qué hacemos ahora?
—Entrar. Vamos a entrar, cogeremos una muestra y la analizaremos.
—¿Pero tú sabes hacer eso?
—Tengo amigos que me deben un favor y son expertos en químicos. Vamos.
Esmeralda y yo nos fuimos a visitar a su familia, esperemos que no nos interroguen. Menuda mansión que tienen, es gigante, y el jardín ni te digo, la señora que trabajaba ahí fue muy amable, el comedor muy moderno y frio, no voy a decir lo contrario.
—Vaya, que sorpresa, pero si es mi hija pequeña, cuanto has crecido desde la última vez que te vi—Dijo una señora bastante guapa y alta, con un pelo pelirrojo con ondas y unos ojos azules marinos.
—Tenía 13 cuando me fui, es normal que haya cambiado.
—Sí, ya lo sé. ¿Y ella quien es? ¿Tú amiga?
—Me llamo Violeta señora.
—Que es eso de llamarme señora, llámame Nelly, ni que tuviera 60 años.
—No, tienes 58 que viene siendo lo mismo—¿Tiene 58? No lo parece, con su piel tan estirada y fina…
—A ver, ¿a que habéis venido?
—Sígueme el rollo—Susurró. Seguidamente, la mujer se sentó en una butaca del salón esperando nuestra respuesta. —Madre, me gustaría…—Tosió, no se si fue real o aposta. —Violeta quiere comprar de tus productos.
—¿Qué?
—Tu sígueme el rollo—Volvió a susurrar. —Violeta quiere el nuevo tratamiento capilar. —La mire indignada pero me tuve que aguantar, tenía un plan, siempre tenía un plan. Así que me deje llevar.
—Sí, antes que nada, ¿qué tipo de tratamientos hacéis aquí?—Un silencio de segundos me puso nerviosa.
—En un principio os daría las direcciones de nuestras tiendas pero dada a la inesperada llegada de mi quinta hija, no podría hacer menos, te lo hare aquí y gratis ¿Qué te parece?
—¿Quinta hija?
—Somos una familia muuuy grande.
—Acompáñame querida Violeta, Esme, ¿no vienes?
—Ahora voy, quiero volver a ver los cuadros antes, me dan mucha nostalgia.
—Como quieras hija, bienvenida a la familia de nuevo, por aquí por favor—¿Como me deja sola? Estoy más muerta de miedo que una hormiga en una tempestad.
—¿Estas nerviosa querida? No tienes porque, vas a tener un pelo precioso.
—¿Qué tipo tratamientos hacéis?
—Hacemos milagros, los jóvenes se ven más bien con los nuevos líquidos para el cabello, llega hasta las raíces y tu pelo sale más sano—Un ruido nos alarmó. —¿Que está pasando aquí?—Los policías empezaron a entrar por toda la mansión.
—Quedas detenida por asesinato triple—Dijo Esmeralda junto con otra gente. —Kristin Lenoze. Gemma Martin y Lila López. Hay pruebas de todo, madre.
—Esmeralda Roller Johnson, ¿¡cómo has podido hacerlo!?
—¿Cómo has podido tú? ¿Madre? Aunque para mí nunca serás mi madre de verdad.
Las noticias llegaron y se emitió por muchos canales, una de las marcas más famosas y caras, se estaba hundiendo. Mauro lo estaba viendo desde la televisión del bar, y nos envió un mensaje por el móvil, por eso lo sé.