Capitulo 50. En el hospital

Blanca

Caí por el agujero de la flor de Mana…

—Por fin, se está despertando—Escuché una voz, me sentía débil y con mucha presión sobre mi cabeza… ¿dónde estaba?—Bienvenida al hospital, Blanca.

—¿Al hospital?—Pregunté algo mareada.

—No te levantes, tranquila, has estado una semana en coma, es normal que te sientas algo confusa, no te preocupes, yo soy tu enfermera, me llamo Judy y estoy aquí para cuidaros a las dos.

—¿A las dos?—Giré mi cabeza. —¡Rosa!

—Tranquila, está bien, se acaba de despertar como tú, no te alteres, vas a tener todas las respuestas inmediatamente, pero solo te pido que respires ondo.

—No entiendo nada.

—¿Señoritas Méndez y Castillo?—Una mujer policía entró con otro enfermero. La mujer era alta y delgada. —Solo os vengo a hacer unas preguntas.

—No las presione agente, acaban de despertar.

—Claro, descuide.

—¿Que ha pasado?—Rosa seguía desorientada aunque con los cambios que le hizo el enfermero, se encontró mucho mejor.

—Me llamo Clair, soy la encargada de vuestro caso, ¿recordáis algo de lo que os ha pasado?

—Yo lo último que recuerdo es que vi que Blanca se caía por un agujero.

—Yo también, me caía por el agujero de la flor de Mana.

—El caso es que las dos habéis vuelto locos a los trabajadores del hospital, al parecer, por alguna razón que desconocemos, vuestro sueño se ha conectado, os hemos hecho pruebas y todo pero vuestros cerebros están muy bien—Dijo la enfermera Judy.

—El caso aquí, en la realidad, la señora Sienna Duarte guardaba gases tóxicos en frascos pequeños de cristal, al parecer vosotras habéis respirado ese gas y eso os hizo estar en coma.

—El frasco de cristal… ¿la lavanda?—Recodé.

Flashback:

—Rosa por favor, déjalo donde estaba, no sabes lo poderoso que es.

—¿Y tu si?

—Me lo dijo la señora Sienna, estate quieta, no es un juego— El frasco que Rosa tenía en su mano se le resbaló y al caerse se rompió y esparció todo un olor que nos dejo a las dos tiradas en el suelo.

Fin del Flashback.

—Todo lo que hemos vivido, ¿ha sido un sueño?—Preguntó Rosa.

—Me temo que sí.

—Hola, si, vengo a ver a Blanca Castillo y Rosa Méndez.

—Esa voz… ¡Celeste!—La vimos entrar por la puerta y no pude evitar derramar más de una lagrima.

—Chicas os habéis despertado, vaya, ¿por qué estáis llorando?

—Bueno, hablaremos de esto en otro momento chicas, os dejo que disfrutéis de la compañía. Buenas tardes.

—Gracias agente—Dijo la enfermera.

—No me lo puedo creer, estás viva—Dijo Rosa.

—Vale, ¿y ese asombro? La que debería decir eso soy yo, menudo susto que me disteis cuando me enteré por las noticias, creía que os iba a perder a las dos.

—Si supieras lo que hemos soñado… Si, las dos hemos soñado lo mismo, lo ha dicho la enfermera.

—Vuestras palabras se coordinaban muy bien en algunos ratos, como si estuvieseis hablando entre vosotras, aunque no de la mejor manera.

—Ya, ya sabemos a lo que se refiere—Dijo Rosa sonriéndome.

—Que sorpresa, creía que cuando os despertarais os ibais a gritar, pero veo que no, que ha pasado en ese sueño para que os llevéis tan bien.

—Mejor que no lo sepas—Dije levantándome, las tres nos abrazamos con largos suspiros de paz y tranquilidad.

—Toc, toc, ¿se puede?—Oriol simulo tocar la puerta, junto con él, también estaban Violeta, las gemelas, Mauro, Bruno y Perla, Albino y Mar, Esmeralda y Arún, Rufo, Alan, Ignacio y Pedro.

—Os dejare solos—La enfermera se fue de nuestra habitación.

—Estáis todos bien, que alegría volver a veros—Dijo Rosa.

—Pero si hacía tiempo que no nos veíamos—Respondió Mar.

—Al parecer nos han visto en sus sueños, a saber como estábamos—Dijo Celeste.

Lunes 17 de octubre del 2039. Hace un día precioso para vivir ¿no os parece?