Amigo, no te vayas.

5. Pupilas tristes.

Dante.

El cabello de Pete era sumamente suave y de un negro bastante lindo e intenso. Para este momento, él se había calmado. No sé cuánto tiempo llevamos en este sofá, pero su llanto ha parado y solo quedan pequeñas señales de ello en su rostro, mientras que Pizza está en su regazo dormido, parece que mi Corgi ha amado más a este chico que a mí.

—Dante.—alzó su cara viéndome aún un poco roja su nariz y claramente congestionada.

Rayos, sonaba bien mi nombre; tengo que dejar de actuar con el corazón, pero desde ese día yo...

—Dante.—volvió a llamarme mientras que me sacaba de mi ensoñación a punto de recordar aquel día.

—Dime.— lo miré a sus ojos cafés, un poco llorosos pero aun así muy lindos.

Para muchos son comunes los ojos cafés, para otros los azules o los verdes son preciosos y los de color ámbar ni que decir, pero es que jamás han tomado la delicadeza de ver unos ojos cafés llenos de emociones a la luz del sol, justo como los de Pete en este momento. El mismo momento en el que compartimos cierto lapso en el sofá, mientras la ventana se ha convertido en mi cómplice, como si supiera que necesito y me encanta que esos últimos rayos de sol, que dan en el rostro de Pete, brinden un matiz precioso e inexplicable a sus bellos ojos.

—Quisiera ser un ave.— volvió a bajar la mirada acariciando al Corgi en sus piernas.

—¿Un ave?—realmente estaba sorprendido por aquello dicho.

¿Por qué un ave, Pete?

—Me gusta ir a la azotea. Ver a las aves volar y ser libres. Siento que yo no lo soy, así que sueño que en otra vida pueda ser una, yendo a todos lados, no ser ni de aquí ni de allá.—jugó con su sudadera.—Por eso cada vez que puedo-y espero que no sea porque me han golpeado, justo como hoy-es que voy a verlas, a darles alimento.

—¿Y si te digo que puedes ser libre siendo tú?—volteé a verle.

—¿Bromeas? Mi vida es un completo desastre, de verdad que ya no puedo, siento que por más que lo intento, no puedo, quiero huir, Dante, quiero huir…—suspiró.—Justo como un ave emprende su vuelo—susurró.

—Si te pido que te quedes ¿lo harías?— lo miré.

—¿Por qué lo harías?—contraatacó.

Porque me gustas.

—Porque quiero ser tu amigo.—respondí sencillamente, sin rodeos, sin nada más, una parte es que era eso lo que quería pero por otra, quería abrazarle infinitamente, hasta que todos esos pedazos rotos comenzaran a encontrar lugar en él de nuevo.

—No lo sé.— dudó con un semblante triste.

—Sé que pedirte tu confianza es absurdo, porque la confianza es un privilegio que muy pocos gozan entre ellos, pero no miento, mi palabra es sincera y aunque esta desaparezca, lo repetiré las veces que sean necesarias. Pete, quiero ser tu amigo.— y aun así, vi la duda en su pupila. Vi la inseguridad que han dejado ahí, que sembraron y cultivaron hasta que esos bonitos ojos se vean opacados.

—¿Por qué?—decía desconfiado y quién podría juzgarle, al final en eso le hicieron llegar a ser.

Eso le han hecho sentir. Creer.

Porque quiero estar a tu lado cuando sanes tus heridas, quiero ser tu apoyo si un día te sientas caer, quiero que sigas aquí. Sé que tú corazón y mente son incomprendidas por todos a tu alrededor, pero no para mí, para mí eres todo lo que necesito conocer. Escuchar.

—Porque para mí no eres todo lo que ellos dicen, simplemente eres Pete.—sonreí.—¿Amigos?— dije extendiendo mi mano a la suya y la tomo.

Sonreí, sentía que era un acto muy valiente. Pete era muy valiente, pero aún no lo veía.

—Entonces dame una oportunidad de ser tu amigo y pedirte algo, no te vayas, por favor. No soy quién para pedirlo, ni una deidad para cambiarlo, pero sólo, date una oportunidad de sobrellevar este asfixiante mundo porque no estamos solos.— volví a abrazarlo y sonrió, poco pero lo hizo dándome una afirmación con la cabeza.

—¿Qué serías?—solté de repente.

—¿Cómo?—me miró con duda y expectativa, probablemente ha de creer que me he vuelto loco y ahora he perdido el sentido de hacer preguntas congruentes.

—¿Qué ave serías?—aclaré.

—Una paloma.—dijo sencillo.

—¿Por qué?—realmente no entendía.

—Porque para muchos no tienen sentido son tan comunes, pero piénsalo, aves como el colibrí, el canario, los pericos e incluso los pavos reales son matados o criados como mascotas para al final, terminen en un bonito plata de porcelana. Algunas aves son perseguidas y cazadas por sus bellas plumas y su bella manera de canto, las palomas tienen plumas bellas pero nadie lo nota para ellos es un ave común, para mí, es un ave increíble, no son cazadas.—dijo en su ensoñación.—Al menos no con tanta frecuencia. Digo, sabes, es la ley de la vida, hay gatos a veces.

 

Sonreí por lo último y asentí. ―Tienes razón. ―Volteé a ver al perro que reposaba en sus piernas, hasta que alzó la mirada aun siendo iluminados por aquel sol con un pequeño rocío de agua entre sus pestañas por haber llorado hace unos momentos.—Dante ¿por qué lo haces?—preguntó.




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