Amigo, no te vayas.

10. ¿Pete?

Dante.

Llegué a casa sintiendo un cansancio en mis hombros como si dormir todo el día no hubiera sido suficiente. Traté de despejar mi mente después de lavar la sudadera de Pete y de alimentar a Pizza. En el momento en que sentía que seguir pensando en el pelicafé terminaría conmigo, llamaron a la puerta y sabía perfectamente que sería mi mejor amigo.

—¡Dante!— saludó eufórico entrando y mirando alrededor hasta que encontró su objetivo y fue directamente hacia Pizza.—Alimento con patas.

—Hola, Dom. — regresé el saludo, aunque no tan eufórico como lo estaba siendo el de mi mejor amigo.

—¿Qué pasa, Dante?— me preguntó algo preocupado, su sonrisa se concentró en una mueca de duda sin dejar de brindar mimos al canino que no dejaba de saltar para saludarlo.

—Te contaré pero necesito alcohol en mi sistema.— reí melancólico. —Es absurdo que use una excusa tan vaga, pero hoy no quiero sentir tanto. Pensar me está matando desde que desperté.

—Vamos hermano, cuéntame.— me dio una palmada en la espalda en muestra de apoyo.

Dominic sabía todo, pero aun así el tema de Pete permanecía un poco disperso, no me había sentado a hablarlo con él. No desde que parecía buscar con la mirada al chico de pecas cada día y aún sin lograr mi labor seguía ahí, esperando.

Hablamos desde mi encuentro con él cuando por error pensé que estaba repitiendo la misma historia, de cada uno de mis sentimientos y como al final, después de todo lo aprendido, lo vivido, nos habíamos lastimado, sin ser algo, sin ser nada, sólo dos extraños que se hirieron el alma con melancolía y sin aprender del pasado ni el presente.

—Amigo, yo sólo quería no sé…lo sabes bien; sobre Dany. Simplemente yo no quiero perderlo a él, como a ella, sé que casi no nos conocemos pero ya viví esa historia y me niego a vivirla de nuevo, me siento absurdo por decir eso porque ¡yo ya viví esa historia!―exclamé frustrado, repitiendo una vez más mis propias palabras.―Y mírame aquí volviendo a cometer errores aun cuando quiero estar con él y no me quiero rendir pero ¿Y si solo le hago daño?— suspiré.―¿Cuántas vidas tengo que pasar para realmente aprender?

—Dante, no le vas a hacer daño. Sí, necesita a alguien a su lado, como un apoyo, no como un Mesías. Necesita alguien que lo apoye en los pasos difíciles, pero sabes bien que, debe ser sin consumirte, no puedes ser su salvador, pero sí su apoyo. Él tiene que ser su propio salvador y sólo él va a saber encontrar ese camino que aún no está pavimentado. —externó y continuó.

«Puedes ser quien lo impulse, no quien mueva y defina sus acciones. Con todo esto, yo sólo quiero que te hagas una pregunta ¿Vas a ser quien esté a su lado o esperarás a que se consuma? Es válido que no te sientas listo o que sea algo exhaustivo porque él mismo se siente así. Si te vas a quedar es porque tienes que ser firme, no puedes modificar lo que él siente, no puedes minimizar sus sentimientos, tienes que apoyarlo, estar cuando nadie más está y no me refiero a volverse dependientes uno de otro, me refiero a que no va a ser fácil y tú debes ser consciente de eso.»

—Quiero apoyarlo, quiero estar, pero…

—Tienes miedo.

—Demasiado. No dejo de preguntarme si yo hubiera visto eso antes ¿Dany seguiría aquí?

—No hay suposiciones en el presente, no hay hubieras, pero existe la mano amiga. —Sabes, no fue tu culpa lo que le pasó a Dany. Eras joven Dom, no era tu responsabilidad salvar gente a diestra y siniestra. No pudimos ver más allá de sus gestos alegres que siempre nos mostraba, no pudimos, pero hoy es diferente. Sabes como se siente la pérdida, sabes como evitarla, hoy sabes más que ayer y aprenderás más para mañana. Intenta que la historia cambie, no tenemos vidas escritas, somos dueños de la pluma y tinta que nos rige.

«Dante, no dejes que la música se detenga, que siga, con sus altos y bajos, pues es lo que la llena de belleza.»

Dijo mirando al techo bebiendo aquel líquido ámbar amargo y solté la pregunta que mi garganta quemaba por sacar.—¿La extrañas?— miré el techo justo como él y no encontré más que más preguntas en mi mente.

—Mentiría si dijera que no, sabes, si pudiera regresar el tiempo, lo haría, sin pensarlo dos veces. Le diría lo que ya sé, porque si tan sólo yo me hubiera atrevido a decirle lo que sentía, las cosas tal vez serían diferentes, era mi luz, joder, fue mi primer amor y no te mentiré, ¿Sería algo diferente? Desearía que sí, quisiera haber notado como se sentía ella, no minimizar las señales, yo quisiera tantas cosas y hoy todo eso no es más que sueño a medianoche. Amigo, por nosotros, hazlo, no te alejes de Pete.— sonrió limpiando algunas lágrimas en sus ojos, recordando lo que había sucedido hace dos años atrás.

Pasaron al menos dos o tal vez tres horas más, no tenía noción del tiempo, cuando Dom recibió una llamada de su madre pidiendo que comprará víveres, se despidió y dijo que iría antes de que oscureciera por completo.

Había sacado todo y Dany seguía en mi mente. Hermana mía, dime por favor ¿qué debería hacer? O dime si estoy haciendo lo correcto, te extraño demasiado, pero si te pienso en demasía siento que no te dejare descansar, quisiera hablarte una vez más, justo como Dom ha dicho ¿alguna vez minimice tus problemas sin darme cuenta? Espero que no, siempre fuimos iguales y muy diferentes a la vez, pero nunca supe cómo lograr que no estuvieras mal, todos decían que era algo normal, que era cosa de nuestra juventud, pero yo creo que tristeza no tiene edad, no tiene fin ni comienzo, simplemente ahí está, a veces toca la puerta de unos y de otros en diferentes momentos. La conoceremos todos, pero algunos más que otros y otros un poco menos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.