—Lo haré, a tu lado por alguna razón los miedos se esfuman.— sonrió Pete, sincero.
—Eres un ángel y no te das cuenta.— dijo el mayor aún acariciando su espalda, se sentía cómodo, protegiendo a quien amaba, sonrió y no podía evitar que esa felicidad le acelerara el corazón.
—Cuéntame, anda.— rogó el menor, cuando se portaba infantil a su manera de ser, los dolores se esfumaba como si todo el abuso y cada golpe, no hubiera existido.
Dante.
—Conocí a David desde pequeño, al principio porque mi padre era su amigo, ya sabes negocios, pláticas entre familias y todas esas cosas que hacen para quedar bien, al principio se le veía un poco renuente a estar en nuestra casa y un día simplemente nos hicimos amigos, todo iba bastante bien, realmente David jamás fue así, hasta que sucedió algo, su padre de por sí era machista, homofóbico y todo lo que no fuera religioso no se podía considerar tema de conversación en su mesa.— pausé recordando las veces que alguna vez hizo un comentario fuera de lugar.
—¿Qué hizo que se alejaran?— preguntó Pete con evidente curiosidad y emoción por saber de mi pasado.
—Salí del clóset.— solté, no tenía más porque ocultarlo, era este el momento que alguna vez espere, decirle, aunque mis sentimientos aún no están listos para decirse.
—¿En serio?—se le veía bastante asombrado pero con emoción en los ojos.
—Sí, mis padres lo aceptaron perfectamente, mi hermano incluso y mi hermana pero un día mi mamá pregunto si yo ya tenía novio en la reunión en la que se encontraban ellos también, les respondí normal dije que no tenía ningún novio aún, pero su padre enloqueció y dijo que se tenían que retirar que su hijo no podía ser amigo de un "maricón" mi padre no lo permitió y rompió cualquier relación con ellos, su hijo era más importante que el dinero y mi madre, bueno ella casi le lanza un florero.— conté apenado por lo último.
—No esperaba que David fuera así por su padre y soy fanático de tu mamá, aunque algo me decepciona.— me quedé al tanto de sus palabras, no entendía.—Que tu mamá no le haya lanzado el florero, es una pena.— dijo y comenzamos a reír.—Admítelo así David no sería un patán.— en algo tenía razón, David no rompió esa cadena familiar.
—Pero, no entiendo algo ¿Por qué yo?— cuestionó de nuevo Pete.
—Quizá, le molestaba que fueras tan libre, tan tú, tanto que decidió atarte con cadenas que serían difíciles de soltar, justo como él las tiene, cree que las personas a su alrededor merecen su mismo sufrir y no es así, algún día lo sabremos, no hoy, no mañana, pero algún día.— acaricié su pelo y mire hacia la ventana.
—Dante, yo sé que no tengo una autoestima de la cuál enorgullecerme y mi amor propio se reduce a alargarme cuando no estoy quemando el pan en la tostadora, parece chiste pero es anécdota, incluso sé que soy inseguro y a veces digo que quiero morir cuando tal vez no encuentro salida o evado todos mis problemas, me siento mal conmigo pero es porque ya no sabía cómo escapar de esto, ahora, tampoco lo sé, pero confío en todo esto, en ete momento, en ti y quiero ser mejor para que tengas a una mejor persona de amigo,tengo miedo, claro que sí, más del que me gustaría admitir pero extrañamente todo está bien—admitió por segunda vez el menor, sin darse cuenta sus sentimientos salían a flote entre cada palabra.
—Ven.— lo seguí abrazando hasta que su celular comenzó a sonar.
—¿Mamá?— sonó impresionado.
—Llevas buen rato sin venir a la casa, por favor, hazme saber que estás bien , tú director llamó y dijo que me tenías que decirme algo, así que vine rápido, espero que puedas hablar.— se escuchaba a la otra línea.
—Sí, tengo que hablarte de eso, iré ahora a casa pero, tú sabes, si, yo puedo, digo, yo no voy solo.— admitió apenado, por lo que entendí la vez que fui a su casa y vi a su hermana vi que no llevaba a nadie a casa.
—Mi amor, mi pequeño—ante esas palabras Pete se estremeció, le robó el aire por unos segundo y entendí que no hace mucho eso sucedía.—¡Qué sorpresa! claro que sí, quien sea, es bienvenido, esperaré para la comida.— Pete alejó un poco el celular por la emoción de su mamá la cual le sacó una sonrisa sin darse cuenta, incluso gracias a que aún no nos separábamos escuche esa emoción.
—Lo estás haciendo bien Pete.— sonreí cuando colgó y me volteo a ver regresándome el gesto, aunque esa distancia era peligrosa para mi corazón.
Salimos de la casa con Pizza, a petición de Pete, pues no quería dejarlo y empiezo a creer que ellos se encariñaron más juntos que conmigo.
—¿Cómo fue?— preguntó Pete mientras caminábamos y las patitas de mi perro sonaban en la acera.
—¿El qué?— cuestioné.
—Salir del clóset.— preguntó nervioso.
—Al principio tenía miedo, pero es que fue un miedo infundado porque desde siempre me gustaron los chicos, podía ver alguna vez a las chicas y sabía que eran lindas pero no me veía con ellas de novio, sabes, entonces yo asumía que me gustaban los chicos y se lo dije a Sam, ella me dijo que estaba bien pero fue en esos momentos en qué me di cuenta que había salido con ella sin saberlo, porque siempre ignore a mi alrededor pero después empezó una bomba de homofobia y me dió pavor porque yo entraba en esa "clasificación" sin embargo, tome el valor, ¿Cómo? No sé pero se los dije y lo tomaron bastante bien, me trataron igual a como si me hubiera gustado una chica.— comenté con gracias pues había sido un momento aterrador pero ahora solo es un recuerdo bastante ameno.
—¿Tú crees que mi familia, ya sabes, lo tomé bien?— estaba nervioso y tenía miedo, se escuchaba en su voz pero aún así sabía que si lo preguntaba es porque lo estaba pensando en hacer.
—Lo van a tomar bien.— aseguré, no conocía a su madre pero sé que hará lo mejor para estar a su lado y siempre va a desear su bien, por otro lado su hermana ya lo tomó bien sin saberlo y su padre, bien de él no he oído gran cosa y no podría lanzar los dados al azar pero sabía, sentía que todo iba a ir bien.