DISCOS DE VINILO
- ¿Que? – Es lo primero que respondo al llevarme el celular a la oreja – Son las cinco de la mañana, joder.
- ¿Interrumpo tu sueño de belleza? – Comenta el chico al otro lado de la línea.
-Calla mejor Luis – Le contesto enojado.
-Ya, solo te llamaba porque me acaban de confirmar donde es el trabajo.
Es cierto, el trabajo, pero ¿Tenia que avisar a esta hora? Hoy es mi día de descanso.
- ¿Dónde?
-La tienda de discos de vinilo de la calle Sandemetrio.
-Ok ¿A qué hora?
-Cuatro de la tarde, a esa hora casi nadie visita ese lugar ¿Te veo después?
-Te veo después – Confirmo.
Si, voy a ver lo del trabajo y viendo donde es seguramente será fácil, por ahí no hay muchas personas a esa hora, a veces paso caminado por ahí para ir a comprar a una librería cercana a esa tienda.
Definitivamente ya no voy a poder dormir, odio que me interrumpan así, bueno talvez no solo eso sino también todo lo que el mundo hace, me levante y realmente hoy no tengo nada de ganas de cocinar, me duche y cambie, no soy muy especial con la ropa, no me gusta ponerme diez mil cosas encima o que esto deba combinar con el otro, no entiendo el porque la verdad.
Lo único que agarre fueron unos pantalones pachucos negros, una camisa cualquiera, encima un sudadero blanco – espero no mancharlo con algo – y tenis blancos; me peine el pelo con los dedos y salí rumbo al supermercado, hay un lugar de comida por ahí, creo que hacen desayunos.
Salí de la casa a paso lento admirando a cada cosa, sonido y personas, creo que la razón de esto es que de vez en cuando me gusta escribir, mi mayor sueño es escribir un libro, no se si lo podre lograr la verdad, no soy tan bueno, las manualidades se me dan mejor. Por ahora solo he iniciado un libro, es sobre una historia de amor, aun no se que rumbo tomar tengo tantas ideas que aún no sé cuál será la de esta historia.
Llegue al supermercado y efectivamente el pequeño local de comida esta abierto, tiene un cartel en donde pone los desayunos -que suerte que si hay si no terminaría comiendo puras galletas en el desayuno-, me dirigí a la chica que estaba atendiendo para pedir mi desayuno, pero al parecer no se ha dado cuenta que llegue por estar en el celular.
- ¿Hola? – Digo para poder llamar su atención la cual la consigo, sin antes asustarla.
-Buenos días ¿Qué desea ordenar? – Habla dejando de lado su teléfono aun no me ha visto completamente, pero cuando se voltea veo que se pone un poco roja ¿Por qué será?
-Si, quiero el combo dos, para llevar... por favor – Me recuesto un poco en la barra para esperar a que traiga mi desayuno, pero se queda ahí parada y yo le enarco una de mis cejas.
Parece que reacciona porque va rápidamente a la parte de atrás donde está la cocina, me quede viendo el celular, ya se acerca navidad eso significa muchos anuncios de productos, la verdad que no me emociona celebrar quisiera estar en otro lugar en donde no celebren nada. Después de quince minutos la chica me trae el pedido.
-Gracias – Recojo el pedido y le pago lo necesario.
-Adiós, que tenga buen día – Me dice y yo asiento con la cabeza.
Salí del supermercado y volví a casa, me senté a desayunar en el sofá de la sala y me puse a ver una película de Marvel, mis favoritas son las de Thor, busqué alguna de esas, pero me encontré algo mucho mejor, la serie de Loki.
Esto está mucho mejor.
Creo que me pase un poquito, pero me termine la serie hoy, no me culpen esta serie esta increíble, me encanta esto de los viajes de tiempo, líneas temporales, muchos universos. En todo el día no me levanté del sofá, bueno hasta ahora ya es la hora del almuerzo, necesito comer un poco antes de ir con Luis.
Almorcé solamente un sándwich de jamón y jugo de naranja, no soy de preparar comida complicadas. Después de comer emprendí paso a el lugar, la tienda de discos de vinilo, espero esto no salga mal, la verdad ya me estoy poniendo nervioso, creo que mejor volveré a casa.
No, yo soy valiente o eso es lo que espero. Mi subconsciente me dice que vaya que todo estará bien, pero otra parte me dice que no vaya que esto esta mal. En estos momentos es cuando mas necesito a mi mamá para que me guie, la extraño demasiado.
Edan alto, este no es momento de ponerte triste, vamos si se puede.
Después de dudar por diez minutos en el patio delantero tome una decisión, voy a ir, hay una gran parte de mi que me dice que esto estará bien, que si se puede y que no me arrepentiré. Creo en esa parte. Y sin dudar más empecé a andar para la tienda.
Al llegar logro visualizar a tres chicos, dos no conozco, el otro es Luis. Cruce la calle para llegar a ellos. Bueno ya no me puedo retractar.
-Luis – Digo nada mas llegando y los tres me voltean a ver.
-Edan, no te me acobardaste, ven vamos síguenos – Hace una seña y sigo a Luis, voy a la par de él y los otros dos van de tras de nosotros.
No me doy cuenta de donde estoy pisando hasta que me doy cuenta que me han llevado con ellos a la tienda de discos.
¡Se supone que vería de lejos!
-Luis... - Empiezo a decir, pero el nombrado me interrumpe y los tres me obligan a pasar con ellos.
Ok, para esto sí que no venía preparado.
-Señor Miranda – Luis se recuesta cerca de la caja registradora y él señor de unos cincuenta años, es de un tamaño mediano, se ve amable, al darse la vuelta se percata de nosotros cuatro, pero a mi me mira extraño, creo que los otros ya han venido tantas veces que ya los reconoce, a mí no – Venimos por lo habitual.
-Si, aquí esta – Se dirige a un cajón de una mesita que tiene cerca y saca y extiende un sobre manila amarillo y Luis se lo recibe, revisa rápidamente el contenido.
Para mí que veo demasiado, creo que es una gran suma de dinero, Luis eleva la cabeza para poder ver al señor nuevamente, cierra el sobre y se lo entrega a uno de los chicos.