Amigos Sin Beneficios

Capítulo 6: Amigos.

20 de Septiembre de 2018.

 

Lia.

 

—¡Esto es muy difícil!—dijo Mateo resbalando por cuarta vez de una rama.

—Solo tienes que agarrarte bien, no está tan alto—le dije desde mi balcón.

Le había mostrado como subir a mi balcón con ayuda del árbol de en frente, prácticamente era trepar y dar un saltito al balcón. Pero claro, el niño estaba un poco ebrio y ni siquiera podía agarrarse del tronco. Bien ahí Mateo.

No sé porque pensé que sería una grandiosa idea que en vez de ir a su casa viniera a la mía cuando sabía perfectamente que para este momento los tres idiotas se encontrarían en casa, hubiera sido más seguro que se regresara caminando solo a su casa en estado etílico que a lo que podía pasar de Jorge o Iván descubrían que lo estaba metiendo a escondidas por mi balcón.

Balcón que por cierto comparto con Iván, su cuarto esta a lado del mío y los dos tenemos puertas para salir al balcón, ambos lo usamos para escapar cuando mis tíos están en casa, claro que él no sabe que lo uso, de hecho le robé la idea y hasta ahora nunca se ha dado cuenta de ninguno de mis escapes.

Solo Luis lo ha notado pero él es mi cómplice en todo lo que hago, si se enterara de lo que hice con Mateo en la fiesta de seguro vendría para que le contara todo con sumo detalle sin regañarme o querer asesinarlo. Por eso es mi idiota favorito.

Mientras Mateo intentaba subir por sexta vez por la rama había recapacitado en lo que habíamos hecho en la fiesta: nos habíamos besado.

No una, si no varias veces.

En su momento pareció correcto para escapar de su ex y tal vez provocar celos a mi ex—sin que él lo supiera—, pero ahora que lo analizo bien, ¿qué sentido tuvo seguir? Después del tercer beso ya no nos estaba haciendo caso y aún así seguimos en lo nuestro.

Odio los besos, son muy adictivos.

Los amigos no hacen eso, los amigos no tienen esos "beneficios". Yo solo estoy ayudándolo con una ex muy pesada y no más. No deberíamos de hacer esto como si no tuviéramos una amistad de muchos años por detrás.

Después de cuarenta minutos Mateo logró subir y le ofrecí una de mis pijamas para que no durmiera incómodo, en realidad mis pijamas son playeras enormes. Son frescas y cómodas para dormir y nadie me hará cambiar de opinión.

—¿Por qué tienes playeras de hombre?—me preguntó.

—Son cómodas para dormir. Cámbiate aquí, yo iré al baño.

Esta noche hacía bastante calor pero no dormiría solo con playera cerca de Mateo, sería incómodo. Así que también me puse un pantalón, como dice mi tía: Más vale prevenir que lamentar.

Salí de mi baño y él ya estaba con la playera tratando de improvisar una cama en el piso.

—Mi cama es bastante grande, podemos dormir los dos ahí—le dije.

—¿No será un poco incómodo?—creo que por todo el esfuerzo que hizo por subir algo de su borrachera desapareció.

—Nah, somos amigos, tonto—creo que remarque un poco la palabra amigos. No tiene nada de raro dormir en la misma cama con tu amigo, se supone que está dentro de los niveles de confianza ¿no?

—¿Puedo tomar tu celular para avisarle a mamá que estoy aquí? El mío murió.

Ah la señora Bravo, es muy buena amiga de la familia así que, siempre y cuando Mateo le avisara que estaba aquí, él era libre de estar el tiempo que quisiera. Claro que ella no sabrá que en mi cama y sin que nadie más de esta casa sepa que está aquí.

—Sí, puedes tomar igual mi cargador si quieres.

Me acosté en mi cama y unos minutos después él lo hizo, los dos nos dimos la espalda y me quedé dormida.

 

 

(...)

 

 

—Así que dime, ¿fue tan horrible la fiesta de Ana como lo imaginé?—Mía me preguntó a penas salimos de la primera clase.

Veamos, ¿cómo le explico a mi amiga que en realidad no presté atención a la fiesta porque estaba ocupada huyendo de personas ebrias y luego besándome con mi novio falso frente a nuestros ex novios para después ir a dormir a mi casa?

En realidad no tenía mucha ciencia y eso le dije.

—¿Y cómo besa?—me preguntó muy interesada y yo la miré raro—. ¿Qué? No me mires así, es la primera vez que me cuentas algo interesante.

—Yo digo muchas cosas interesantes.

—Ajá, ¿cómo besa?

—Pues, normal. Yo que sé, no tengo mucha experiencia en el tema.

La verdad es que besa bien, me gustó y no puedo negarlo.

Estoy acostumbrada a sobre pensar las cosas así que toda la mañana he estado recordando esos besos.

—¿Y qué pasó por la mañana? ¿tus primos lo descubrieron en tu habitación? ¿tengo que comprar tamales para el funeral?

—No, cuando desperté ya se había ido y no habrá un funeral. Y si lo hubiera deberías de comprar solo pan, es más barato.

—Si hablamos de barato entonces solo doy café, no sería un funeral tan importante—se encogió de hombros—. Entonces... ¿sentiste algo?

—No—creo, pero es normal que uno sienta algo raro con los besos ¿no?

Como una sensación rara en el estómago cada que lo recuerdo.

Es culpa de las hormonas o yo que sé.

Seguimos caminando y luego sentí que alguien entrelazaba su brazo con el mío. Bien, ninguno de mis conocidos hace eso así que me sorprendí un poco.

—¿La pasaron tú y Mateo bien anoche?—Ana me preguntó mientras caminábamos y Mía ya había huido no sin antes darle una mirada hostil.

—Sí, fue una linda fiesta—traté de sonar lo menos falsa posible.

—Oh no bobita, me refiero a después. Porque supongo que ya ha pasado algo entre ustedes más que besos ¿no?

¿Qué hacía? ¿Tenía que mentirle?

Bueno, el plan nunca incluyó esto así que no veía la necesidad de hacer otra telaraña de mentiras y poner incómodas imágenes en mi cabeza.

—En realidad no.

—Vaya—pareció estar sorprendida—. Bueno, no te preocupes, Mat y yo lo hicimos prácticamente a los días de novios pero no significa que no lo hará contigo—me sonrió.



#1816 en Otros
#491 en Humor
#4817 en Novela romántica

En el texto hay: novelajuvenil, amistad, fingiramor

Editado: 02.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.