Amigos Sin Beneficios

Capítulo 10.5: Verdades.

—Estás celoso.

—¿Qué? No—me levanté de su cama exageradamente y ella se acercó para mirarme más de cerca y analizar mi expresión.

Debo de tomar clases de actuación o aprender a controlar más mis expresiones faciales.

—¡Sí lo estas!—me señaló y no se si fue señal de asombro o victoria por saber finalmente que me pasaba, aunque claro todavía no tiene toda la historia.

—No, no lo estoy—dije más tranquilo.

—No puedes mentirme—me miró fijamente y otra vez comencé a sentirme nervioso.

—Sí, sí puedo.

—¡Ahí está!

Mentalmente me di un golpe en la frente.

Demonios.

—De acuerdo. Sí, estoy celoso. ¿Contenta?—se quedó callada. Es hora de que componga esto ya que no es la reacción que esperaba—. Eres como mi hermana, ¿cómo no voy a estar celoso de cualquier tipo que quiera aprovecharse de ti?

Siguió en silencio, ¿para eso quería saber la verdad? ¿para no decirme nada al respecto?

— ¿Y por qué no lo haces con Abigail? ¿O por qué nunca te había importado hasta ahora?—se hubiera quedado callada—. Antes, había salido con él por un año, nunca pareció molestarte.

Ahora yo era el que no quería hablar.

—Bueno pues ella está en otro país.

—Contesta la otra pregunta—se acercó aún más a mí.

—No quiero—creo que no fue la respuesta indicada.

—Tú... ¿Sientes algo por mí?—me preguntó después de un rato de mirarnos fijamente.

—Eso no importa ya, tú quieres a Ray—otra vez, mala respuesta.

—Pero...

—Yo no puedo meterme en eso—la interrumpí, no puedo dar más respuestas erróneas—. Solo somos amigos.

—¿Me dejas ha...

—Y yo acepto que fui un estúpido, solo quería apartarme de ti para volver a verte como una amiga—volví a interrumpirla—. Pero superaremos esto.

—Mateo yo...

—Porque nos conocemos de años y no dejaremos que esto arruine nuestra amistad. Esto es más imp...—ahora la que me interrumpió fue ella.

Porque me besó.

Nota mental: No dejar hablar a Lia más seguido.

Después de que no hiciera nada se separó de mí.

—Creo que estoy empezando a tener sentimientos por ti—dijo de un modo tímido que a mí se me hizo muy tierno así que esta vez no evité mis instintos y yo la besé.

Primero lento y después aumentamos todo el asunto.

Fuimos retrocediendo hasta que choqué con su cama y me senté acomodando a Lia sobre mí. Rápidamente nos deshicimos de la ropa que nos estorbaba y terminé sobre ella acostados en la cama y todavía besándonos.

Nos dejamos llevar, simplemente eso.

Nunca imaginé que me gustara una de mis mejores amigas y yo a ella. Mucho menos terminar en esta situación.

Pero cada momento de ello fue maravilloso. Creo que las palabras sobraban y ninguno de los dos puso objeción en lo que estaba pasando.

Cuando terminamos ella se puso mi playera y se acostó a lado de mí abrazándome. La observé cuándo se quedó dormida, me sentí muy feliz por lo que acababa de ocurrir.

Sentía una cierta calidez en el alma que con nadie había sentido. Me sentía muy bien al estar así.

Pero luego mi maldita conciencia tenía que arruinar todo. 

Al día siguiente me sentí muy mal, no podíamos tener algo, yo me iría la próxima semana y sobre todo somos amigos.

Así que tomé la decisión más estúpida; con cuidado de no despertarla me puse mi ropa y me fui.

Estuve a punto de dejar de ser estúpido y regresar a dormir con ella pero mi sentido común pudo más.

 

24 deOctubre de 2018.

 

Lia.

 

A la mañana siguiente cuando desperté semi-desnuda en mi cama noté que Mateo ya se había ido. No supe como sentirme al respecto.

El resto de la semana no hablamos mucho, cuando nos vimos nos tratamos como amigos.

Amigos muy incómodos.

Lo atribuía a que yo no sabía ser muy afectiva con las personas. Tal vez Mateo era igual en ese sentido. Le conté a Mía lo qué pasó y dijo que le diera espacio que porque los chicos son tontos. Así que eso hice el resto de la semana, le di el espacio que de seguro quería, no insistí más.

Y un martes por la noche, en una plática casual Iván me dijo que Mateo se iba mañana a Estados Unidos.

Así que le mande mensaje de que si podía venir y él accedió, solo que no nos vimos en mi cuarto, si no en un parque de por la casa.

Consideré que era lo mejor.

Y aquí estábamos desde hace veinte minutos meciéndonos levemente en los columpios sumergidos en un horrible incómodo silencio.

—¿Por qué no me dijiste que te ibas a ir pronto?—le dije rompiendo el silencio.

—Lo olvidé—¿iba a comenzar a evitarme de nuevo?

Vaya idiota el que me gusta.

A ver Mateo, me fue muy difícil admitir que me gustas, prácticamente pensé que había salido de la nada pero me di cuenta de que no, solo había reprimido todo esto. Desde el momento en que decidí ayudarte con la farsa debía de ver venir todo esto.

—¿Vas a pretender que no pasó nada entre nosotros?—no iba a llorar.

De ninguna manera iba a permitirme eso así que soné lo más neutral que pude. Por suerte siempre lo logro.

Él suspiró y por primera vez me miró.

—Claro que no. Pero, creo que solo debemos ser amigos—¿!qué!?—. Yo me iré por un tiempo y es obvio que no superas a Ray del todo.

¿De dónde asumía que yo no supero a Ray?

Bueno tenía un poco de razón pero y, ¿qué tal si lo que sentía por él era más intenso que lo que siento e incluso sentí por Ray?

Además, yo ya no quiero estar con Ray. Quiero estar con Mateo, lo decidí.

—No puedo hacer que me esperes y tampoco quiero arruinar nuestra amistad por una relación que no va a funcionar.

No sabía cómo tomar todo esto.

—Estás anticipando las cosas. Nadie puede asegurar que no va a funcionar.

—Lia, es muy probable que no funcione.



#24080 en Otros
#3625 en Humor
#37039 en Novela romántica

En el texto hay: novelajuvenil, amistad, fingiramor

Editado: 02.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.