Amigos Sin Beneficios

Capítulo 12: Encierro.

24 de Noviembre de 2018.

 

 

Mateo.

 

 

Intentar tratar a la persona que me gusta como amiga sabiendo que vivirá en la misma casa que yo, a veces falla.

Había decidido bajar a la cocina después de haber olido el aroma a comida y Lia estaba cocinando con Daniel mientras Abigail miraba su teléfono.

Lia estaba como si nada y bueno, eso aumentó mi mal humor. Si de por sí ya estaba de malas por lo que pasó por la tarde ahora estaba más enojado; traté de disimular mi molestia pero para mi mala suerte mi mejor amiga lo notó y me hizo señas para que fuéramos a hablar a otra parte. Pretendí ignorarla por unos minutos pero luego me amenazó con un cucharón de la cocina así que la seguí.

—¿Vas a decirme que está pasando o voy a tener que averiguarlo yo sola?

¿Y ahora qué hago?

Pues pretender que no entiendo de qué habla, así como ella hace conmigo cuando hace algo malo y la descubro.

—¿Qué está pasando de qué?—le contesté.

—Entre tú y Lia, idiota.

—No está pasando nada—aparté la mirada.

¿Cómo puede ser posible que Abigail me intimide? Es el ser más inofensivo del planeta, siempre se anda lastimando con las cosas más simples y no puede ser que me de miedo.

—Te voy a dar una última oportunidad antes de que te arrepientas. ¿Qué está pasando?

—¡Nada!

Eso salió más fuerte de lo que esperaba así que nada bueno podía salir de esto, pero en mi defensa ya me estaba sacando de quicio pero mi intención no era gritarle ya que eso le enojaba más que cualquier otra cosa.

Me jaló de mi oreja hasta el baño y me encerró.

Salvaje.

Pasaron algunos segundos, trajo a Lia de la misma manera y sip. Nos encerró.

Maldita Abigail, ahora recuerdo porque sí debe de intimidarme y porque sí le debo de tener miedo, guardaré este recordatorio para la próxima.

Lia comenzó a gritarle a su hermana por la puerta y después de media hora decidió sentarse en la taza del baño a mirar lo interesantes que son los azulejos.

—¿Esa fue toda tu lucha?—le pregunté.

Pensé que iba a idear alguna manera de salir de aquí, no que iba a hacer como si estuviera en una sala de espera.

—En algún momento tiene que dejarnos salir—respondió sin más mirando sus uñas.

Decidí sentarme en el piso al notar que esta conversación murió al momento en que intentaba comenzar, al menos Abigail pudo dejar algo de comida, ¿no?

Pasaron como cuarenta minutos y escuché la puerta del cuarto de Abigail cerrarse.

¿Es en serio?

Me dejó encerrado en un baño que solo tiene una ventana pequeña con su hermana gemela quien es la chica que me gusta a la cual trato de superar para que seamos amigos pero quien al mismo tiempo no me habla.

Y además parece tan tranquila ante esta situación leyendo los envases de botellas de jabón.

—¿Puedes dejar de mirarme? Es incómodo—dijo Lia sin mirarme.

—No te estaba mirando.

He descubierto que todos tenemos un modo "idiota" que se activa cuando algo nos molesta y decimos cosas que no queremos solo por estar enojados por prácticamente nada. Bueno, mi modo idiota se activó.

—¿Puedes no mirarme en otra dirección?

—El baño es libre.

Me miró.

Era la primera vez que me miraba desde que llegó. He visto muchas veces la mirada fría que Lia aplica a las personas que no son de su agrado; por primera vez la usó conmigo y mi corazón se encogió. Metafóricamente ya que no creo que eso sea posible, o yo que sé no soy médico.

—Como quieras—volvió a leer la envoltura de su jabón de manos.

—¿Podemos volver a ser amigos como antes de que pasara todo este enredo?—hice énfasis en la palabra enredo.

Sí, use las mismas palabras que ella había usado.

—Claro, amigo—me sonrió y continuó haciendo como si no estuviera presente tomando una botella diferente, creo que esta era de shampoo.

Ouch.

Yo le dije que fuéramos amigos, todo está bien, ella aceptó y es lo que quería así que supongo que esto está bien.

Otros cuarenta minutos pasaron y mi trasero me estaba doliendo, ¿a Abigail alguna vez se le ocurrirá dejarnos salir?

Lia se levantó de donde estaba, tomó unas toallas del estante, fue a la tina de baño, las acomodó y se acostó dándome la espalda.

Solo ella podía hacer una cama improvisada en un baño, bueno si se acostaba en el piso que no pudiera dormir en una bañera, es raro pero creo que lo entiendo.

Tiempo después no sé cómo me quedé dormido en mi incómoda posición y me desperté solo porque mi cuello comenzó a doler y también mi pierna.

¿Mi pierna?

Oh, Abigail me estaba pateando. ¿En serio dije que es el ser más inofensivo del planeta? Bueno, ahora no estoy muy seguro de ello.

—Levántate sabandija tu castigo terminó y lleva a Lia a mi cuarto o mañana se enojará de que la dejé dormir ahí.

Salió.

Estaba pensando en dejar a Lia dormir ahí, se veía muy cómoda.

Bueno en realidad estaba durmiendo mal pero yo no quería cargarla, más porque se veía en paz, tranquila y bueno, eso no ayuda a verla como solo mi amiga. Pero no puedo ser malo así que con mucho cuidado la cargue. Ella iba balbuceando cosas y casi me caigo con ella en las escaleras pero pude dejarla sana y salva en la cama que compartía con Abi.

Así que mi trabajo había terminado. Iba a salir del cuarto pero vi la ventana abierta, ¿qué tal que se resfría por dormir así? Mejor regresé a cerrar la ventana y aprovechando que seguía ahí le quité los zapatos y la tapé con las cobijas.

También cerré las cortinas para que nada la molestara al dormir. Aunque por experiencia sé que tiene el sueño muy pesado; cuando me quedaba a dormir en su cuarto después de los miércoles de películas era muy fácil irme por la mañana sin que lo notara, incluso la vez que estuvimos juntos nunca se despertó en lo que tomaba mis cosas a pesar de que yo no soy el chico más sigiloso del mundo que digamos.



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En el texto hay: novelajuvenil, amistad, fingiramor

Editado: 02.12.2020

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