Amigos Sin Beneficios

Capítulo 13: Llamada.

30 de Noviembre de 2018.

 

 

Lia.

 

Estos días han transcurrido bastante normales, es muy raro, desde el encierro en el baño no había tenido la necesidad de cruzar palabras con Mateo y eso estaba bien, ya no tenía la curiosidad de hablarle para preguntar cómo le va y hemos podido estar en la misma casa sin pelear. Es raro cuando las cosas me salen bien, eso solo significa que las cosas pueden ir peor y ya no mejor.

Caigo mal cuando soy pesimista, pero ni modo.

Se supone que hoy haríamos una noche de películas entre Abigail, Mateo y yo como en los viejos tiempos y ellos estaban limpiando la sala en lo que yo hablaba por teléfono con Mía.

Tenía que mantenerla informada de todo.

—Bueno, es un estúpido, pero aún no me resigno al final de Lateo—fue su opinión final después de que le dije de la vez que nos quedamos en el baño.

—¿Cómo le pones final a algo que nunca empezó?

—Ouch, hasta allá se escuchó mi corazón.

—Tú ni siquiera tienes corazón—parece broma pero puede ser verdad.

—Lia, hoy estás siendo más agresiva de lo normal y me estás robando mi papel.

—Solo soy honesta—comencé a caminar por la habitación que compartía con mi copia.

—Bien bien, ya hablamos mucho de ti ahora hablemos de mí.

—Mi tema favorito.

Aunque en realidad si extrañaba sus historias, le quitan un poco de peso a mi vida dramática.

—¿Recuerdas que te había dicho que no había tenido ninguna buena experiencia sexual buena con un hombre así que me hacía dudar de mi sexualidad?

—N...

—Bien pues ayer confirmé que soy cien por ciento heterosexual—me interrumpió.

—¿Quién fue el responsable?

—¿Eh? Pensé que no preguntarías eso, nunca pones atención a mis historias. No es justo.

—Hay una primera vez para todo. Además presiento que conozco a la persona para que no hayas alardeado de eso aún.

—¿Qué? No, no, no lo conoces—me quedé callada, ella sola va a soltar todo—. Bueno sí lo conoces pero, pff. ¿A quién le interesa?

El truco con Mía es dejar que ella sola diga todo lo que no quiere revelar, es como si ella sola estuviera hablando. Es divertido.

—A mí, en este momento—si mi amiga lo ocultaba debía de ser por una buena razón.

—Bueno está  bien, fue tu primo adiós hablamos luego—me colgó.

Veamos, tengo tres primos.

¿Jorge? Es más virgen que el aceite de olivo.

¿Iván? Son muy amigos, Iván nunca se acuesta con sus amigas.

¿Luis? No convive mucho con él.

Bien, algún día lo soltará y yo me burlaré de ello, sería divertido que alguno de mis primos derrita el corazón de hielo que tiene Mía pero aún así no creo que alguien lo logre.

Iba a aventar mi celular a la cama hasta que este sonó.

Era Ray.

Se la había pasando mandándome mensajes todos los días. No me molestaba, en realidad era una buena distracción y casi siempre teníamos un buen tema de conversación, creo que en este punto es más mi amigo que Mateo.

Contesté y lo puse en alta voz para poder ponerme mi pijama.

—Hola Lia.

—Hola.

—¿Cómo estás?—no sé si era mi imaginación o se escuchaba su voz arrastrada.

Tal vez tenía sueño.

—Bien, me preparo para una noche de películas. ¿Tú?

—Bien, te extraño mucho—ya cambiada tomé el celular y quité el altavoz.

—¿Estás ebrio?—no sé para que pregunto si eso ya es algo obvio.

—Creo que sí, un poco. En realidad solo llamaba para decirte eso.

—¿Gracias?

—No hay de que, te quiero, adiós—me colgó.

Eso había sido muy raro. Corto y raro.

Lo más raro fue que escuché algo afuera del cuarto y algo me decía que tenía un intruso escuchando.

Me acerqué a la puerta y por si había alguien atrás dije lo siguiente:

—Si Ray, yo también te quiero—pretendí colgar el teléfono y abrí la puerta.

Mateo casi se cae de cara.

Estúpido.

—Yo solo venía para decirte que ya está todo listo—dio la vuelta y se fue aparentemente enojado y rápido.

Eso le enseñará a no escuchar conversaciones ajenas.

 

Mateo.

 

Esperaba que Lia no notara que estaba escuchando su conversación.

Escuchar eso no me había dejado de muy buen humor que digamos, pero no sería muy obvio. Lo peor de todo es que eso solo confirmaba mi teoría de que Lia estaba con Ray de nuevo.

Supongamos que yo no escuché nada, que yo no sé nada de lo que está pasando entre ellos y que todo va bien como en los últimos días.

—Se acabaron las palomitas—dijo Lia después de ver la primera película de la noche.

—Pues has más—contestó Abigail.

—Agh—se quejó.

—Si no hiciste nada, fuiste a hablar por teléfono con quien sabe quien—dije y Abigail me miró raro.

En serio debo de aprender a disimular mis emociones y a dejar de tener vómito verbal. Tal vez deba pedir una disculpa a Lia.

—Tal vez porque se ofrecieron a hacer todo por yo haber hecho la comida. Además, ¿qué te importa con quién hablaba?—Lia se defendió.

Bueno eso era cierto, Lia hacía todos los días la comida y por ello nosotros dos decidimos armar todo esto.

—Como si me importara escuchar tus conversaciones—dije y Abigail se dio un golpe en la frente.

¿Qué pasó con lo de pedir perdón? Ah sí, se me pasó.

—Pues al parecer si porque estabas muy a gusto escuchando.

Odio cuando no puedo parar de ser un idiota. Sé que voy arruinando todo y aún así no paro, ¿ocurrirá algo malo en mí? Esto no puede ser normal.

—No me importa lo que hagas o con quién lo hagas, Lia.

Que el Mateo del futuro se preocupe por esta pelea.

—Bien, amigo—dijo eso y subió a su habitación.

Abigail se me quedó viendo.



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En el texto hay: novelajuvenil, amistad, fingiramor

Editado: 02.12.2020

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