CASIE
- ¿Estás dispuesta a no ver a tu familia y quedarte aquí? - fue lo primero que me preguntó Alesandro apenas verme.
- ¿Por cuánto tiempo?
- Eso tendrás que decidirlo tú.
- Si, estoy dispuesta.
- Bien - comenzó a sentarse en la silla que se encontraba en la cabecera del gran comedor - Al estar con nosotros debes procurar hacer las cosas bien y sin buscar problemas, aprender de nuestros antepasados y de las cosas que se te pueden presentar... No somos una familia común y corriente, Casandra y como ya habrás notado en el lugar donde vivimos no es un bosque normal.
- Si, de eso ya me di cuenta.- murmuré, él me vió con mucha seriedad y luego siguió con su discurso.
- Todas las criaturas que viven en el bosque no son como las ninfas que conociste... hay más cosas aquí que la humanidad allá afuera no va a comprender, criaturas hermosas pero que también son malvadas y que no dudarán en matarte.
- ¿Y qué se supone que debo hacer? - no me contuve en preguntarle.
- Prepararte física y mentalmente.- dictaminó. Nadie más en la mesa habló.- A partir de hoy eres parte de nuestra familia y vivirás aquí como una más de nosotros. - hizo una pausa para evaluarme con la mirada.- Cada miembro de esta familia te enseñará nuestras costumbres y defensa personal. Debes saber que todo lo que te rodea tarde o temprano termina siendo una distracción y sobre todo...- dijo levantándose y cruzando los brazos tras la espalda - Debes saber que nuestras guerras no se pelean por sí solas...
- ¿Qué trata de decir?
- ¿Has escuchado sobre la guerra de Troya, Casandra?
- Si, una guerra fría que duró aproximadamente diez años en donde dicen que los Dioses eligieron bandos.
- Veo que no eres una completa inútil entonces.
- Oiga...- y cuando quise ponerlo en su lugar Ajax me tomó del hombro.
- ¿Ves esto? - en tanto lo dijo una especie de niebla comenzó a cubrir su cuerpo, dejando ver solamente sus ojos que de ser azul cielo cambiarón a un amarillo intenso.
- ¿Qué demonios? - grité, tomando con mucha fuerza la mano de Ajax que soltó un quejido.- ¿Qué es usted?
- No puedo decirte qué soy.- dijo retomando su aspecto normal y devolviendo el aire a mis pulmones - pero sí puedo enseñarte lo que hago... lo que hacemos.- se corrigió - si vas a estar en esta casa, debes saber a lo que en realidad te enfrentas y para eso debemos crear un lazo de confianza.
- ¿Por qué está haciendo todo esto?
- Porque la bruja más temida de todos los tiempos quiere encontrarte.
- ¿Cómo lo sabe? - me giré hacia Ajax con una mirada acusatoria, él negó con la cabeza.
- Yo no le dije nada.- me susurró.
- Sé lo que habita en mi propia casa.
- Por eso es imposible colarse aquí sin que este torpe no lo sepa.- dijo el hombre que estaba al otro lado de la mesa, Felipe.
- ¿Algo más que deba saber? - pregunté en cuanto noté que nadie más iba a aportar nada.
- Si me ocultas algo lo descubriré.- tragué fuerte.
- Déjala en paz.- le dijo Ajax con fastidio.
- Tenemos reglas.- respondió él.
-Creo que está muy cansada como para escucharlas, hermano - comenzó a decir Felipe - yo creo...
- No - dijo con autoridad haciéndolo callar con una mueca de disgusto y brazos cruzados fuertemente sobre su pecho - Primero, tienes que obedecer lo que se te dice. Segundo, no nos enfrentamos entre nosotros y he escuchado que has tenido varios encuentros poco amistosos con mi hijo Cyril. Tercero, si se trata de torturar, torturamos. Si se trata de matar, matamos y si se trata de sobrevivir, sobrevivimos juntos.
- Qué motivador.- comentó Felipe con sarcasmo. Alesandro lo miró por tercera vez con molestia.
- ¿Qué son ustedes? ¿Una especie de asesinos?
- Algo mucho peor, niña.- dijo en tono duro.
Ajax con más fastidio del que aparentaba anteriormente se levantó.- La vas a volver loca, ya déjala en paz.
Y cuando creí que Alesandro le diría algo por haberlo interrumpido, me sorprendí al notar que se había quedado callado.
- Como prefieras, hermano.
Y mucho después de eso, me encontraba en la habitación mirando el techo.
¿En qué se supone que me había metido? En una familia normal no dirían algo como "de ser necesario torturar, torturamos. Si se trata de matar, matamos y si se trata de sobrevivir, sobrevivimos juntos." Cualquiera pensaría que estaba loco ¡Diablos! Yo lo estoy pensando justo ahora.
Y lo peor de todo es que aún no lograba recordar qué fue lo que vi en el cuarto piso para comprobar si tenía relación con lo que él había dicho.
Además, no quería arriesgarme a subir de nuevo y quedar como la última vez.
Sobre todo teniendo al líder de la casa en este lugar, posiblemente vigilando cada paso que yo pudiera dar.
Si había creído darle fin a mis problemas...
Más equivocada no pude estar.
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- Tanto tiempo sin verte, Casandra Onisse - fruncí el ceño al escuchar mi nombre desde el otro lado de la cafetería del pueblo. Me levanté apenas la vi.
- ¿Co-como sabe mi nombre? - pregunté en cuanto la mujer se detuvo frente a mí.
- No te asustes. Fuiste una de mis alumnas estrellas.
- ¿Lo fui?
- Efectivamente.- dijo con una sonrisa y tomando asiento en la mesita cuadrada.- Cuando ocurrió aquel accidente nos enteramos que habías perdido la memoria, tus padres retiraron todo, sacaron todas tus pertenencias y el papeleo. Aunque no creíamos posible que durara tanto, según teníamos entendido, la amnesia no dura tanto. ¿No te han hecho ningún estudio?
- Me temo que no - dije de pronto de mal humor - Esa fue la última vez que fui a ver a un doctor... Mis padres decidieron que era lo mejor.
- ¿Y te sirvió de algo? - preguntó con curiosidad viéndome fijamente.