Sofía
La brisa noctuna se filtra por mis piernas cuando bajo del auto y camino hacia la entrada de el club. Le extiendo la tarjeta VIP que me ha enviado Angelo al portero, así que este me coloca un brazalete dorado y deja entrar sin pagar absolutamente nada.
En el centro, la pista de baile brilla debido al juego de luces que impactan en las personas que no dejan de moverse. Camino con soltura hasta llegar al bartender, necesito tomar algo para controlar mis nervios, tengo la garganta seca como si hubiese corrido un maratón.
—Buenas noches señorita —me saluda amistosamente el chico que atiende en la barra— ¿Que le apetece tomar?
—Una limonada bien fria y con bastante hierba buena —digo tomando asiento en uno de los taburetes.
Me distraigo por unos segundos mientras veo a mi alrededor con detalle, hay otras personas esperando a ser atendidas mientras cuchichean entre si mismas.
—Aquí tienes —el bartende me entrega mi bebida y yo la acepto con rapidez para darle el primer trago.
Al menos puedo ahorrarme dinero estando aquí gracias a las ventajas de ser exclusiva, ahora que estoy sin trabajo no puedo despilfarrar ningun centavo. De pronto, un toque sutil sobre mi hombro hace que me sobresalte y voltee detrás de mi.
—Lo siento, no queria asustarte —musita el dueño de este lugar con esa voz grave que me deja ensimismada, está apuesto como siempre.
—H-Hola Angelo —le respondo, controlando mis nervios por su repentina aparición.
—Estás radiante —me detalla de pies a cabeza con una mirada que quema—. Mi asesora de modas no se equivocó con lo que tenía en mente para ti.
—Oh, pensé que lo habías escogido tu —comento, escondiendo el tono de decepción que se asoma en mi semblante.
—¿Preparada para reconquistar a tu novio?
—Si, algo así.
—Espero que todo salga bien. Tendrás que ir a la segunda planta, ya que allí John y sus amigos han apartado una mesa.
—Wow, ¿como planificaste todo esto?
—Solo son coincidencias Sofía y a veces tenemos que aprovecharlas.
—Tienes razón —asiento— ¿Estarás por allí para ayudarme en caso de que te necesite?
—Confía en ti misma y en lo que te expliqué por correo, luego continuaremos con algo más... intenso por así decirlo, debes aprender a manejar lo básico. Y respondiendo a tu pregunta, no, no estaré, tengo otros asuntos que necesitan mi completa atención.
—Ok.
—Después me cuentas como te fue y así agendamos nuestro próximo encuentro, adiós.
Espero el tiempo estipulado y me dirijo hacia la escalera tras terminar mi bebida, subo con valentía ya que la necesitaré esta noche. En este nivel existen especies de cubiculos compartidos donde hay meseros esperándo por ordenes, incluso todo parece más privado.
Al atravesar el espacio me siento diminuta al ver la figura imponente de una mujer con un vestido aterciopelado ajustado y una esposas en sus manos, parece que está disfrazada de policia. Sigo caminando hasta que me percato de que John está pasándola bien con sus amigos, debo hacer tiempo, entonces me quedo merodeando hasta que sin querer tropiezo con un hombre corpulento.
—¿Puedes fijarte mejor por donde caminas? —dice con evidente fastidio, lo único que puedo ver de su rostro son sus grandes ojos azules a través del antifaz.
Casi caigo al piso de no haber sido por su rápido agarre.
—Disculpe, no fue mi intención, creo que me perdi en el recorrido.
—Tranquila, tienes suerte de no haberte topado con la persona equivocada —sigue sosteniendo mi brazo, haciendo que me reincorpore.
Su agarre es fuerte, pero no amenazador aunque sus palabras digan lo contrario, al pensar en cómo continuar, la melodía de la música cambia de repente y la atracción aumenta al tratar de descubrir quién se encuentra detrás de ese antifaz, no obstante, el apenas me devuelve una mirada sombría antes de separarse y desaparecer entre la multitud como un fantasma.