Sofía
El día amanece con una luz áspera que apenas logra colarse entre las cortinas. Aún medio dormida, me giro hacia el lado derecho de la cama y un suspiro me sale de la garganta como si el mundo entero estuviese exigiéndome demasiado.
Anoche le escribí al número teléfono que me dejó Angelo la guía que me envió y desde entonces no he recibido respuesta alguna.
Me llevo las sábanas a la barbilla y tras un rato meditando, salgo de la cama para caminar hacia la cocina tras haberme cepillado los dientes.
Abro la alacena pero en vez de encontrar
algo de comida, sólo veo polvo, una telaraña de recuerdos y el vacío de la despensa.
No hay pan, leche, ni siquiera una bolsita de té que alivie mi garganta, me apoyo en la encimera y cierro los ojos un instante, intentando respirar sin que el aire se convierta en una prueba. En ese momento, un ruido breve, me saca de mi trance, escucho como tocan la puerta de mi casa con precisión.
—¿Sofía? —una voz conocida, cálida y un poco nerviosa, interrumpe el silencio.
Giro la manilla y me encuentro con Dani, mi amiga de siempre, entra con la calidez de un sol de verano, logrando cambiar mi expresión de tristeza por los últimos acontecimientos.
—No pensé verte hoy —digo, acercándome con pasos tambaleantes— ¿Cómo amaneciste?
Alzo la vista, intentó sonreír, pero por más que lo intente no puedo.
—Lo siento Sofi, pero esta es una emergencia… Pensé que estarías en el trabajo, aún así me arriesgué a venir por si llegaba a encontrarte antes de que salieras de casa.
—¿Sucedió algo grave? —me alarmo al ver el dramatismo en sus gestos.
—Necesito que me ayudes a escoger un reloj para mi prometido… Además, tenemos tiempo sin tener un día de chicas.
—Ok, te ayudaré amiga.
—Vamos a desayunar fuera. Yo invito, pero primero… ¿Qué pasa? Te noto rara.
Me aclaro la garganta y dejo que la verdad salga por completo.
—No hay comida en la casa. Nada. Ahora mismo no tengo ni para una taza de café decente y de paso mi hermano necesita un transplante de riñón urgentemente para seguir viviendo.
Danielle posa su mano sobre la mía en un gesto pequeño y lleno de significado.
—Lo siento tanto, no sabía que estabas pasando por una situación tan delicada. Hablemos de esto, debe haber una forma en la que pueda ayudarte.
—Conversemos más tarde acerca de esto, me daré una ducha rápida para que podamos salir a tiempo.
Ambas nos adentramos en la cafetería más cercana al aparcar el auto, esta tiene las paredes de un amarillo suave y una vitrina con panes de todos los tipos. Pedimos café, tostadas y mermelada de naranja. El ambiente, con su música suave, nos permite ordenar las palabras, así que retomamos la charla donde la dejamos.
—Cuentamelo todo amiga, estoy aquí para escucharte —dice Dani— ¿Como fue que perdiste tu trabajo? —toma una pausa para saborear el primer sorbo de café.
Suelto un suspiro, mis ojos, que aún están llenos de oscuridad se dirigen hacia ella.
—No sé que pasó, simplemente me llamarón de recursos humanos y me dijeron que ya no me necesitarian más.
—Wow, que desconsiderados, básicamente les entregastes dos años de ardúo trabajo y varias obras consolidadas.
Dejo reposar la taza de café, respiro con dificultad, tratando de mantener mi fe intacta pese a las pruebas tan desafiantes que están afectando mi vida como si fuese un calvario.
—Ahora no tendré dinero suficiente para seguir ayudando a mi familia, la enfermedad de Sebastián empeoró y ahora necesita un transplante de riñón debido al lupus. Me imagino lo que debe estar sufriendo, yo no quería que su vida fuese de esta forma, quería que fuese a la universidad, que lograra su sueño de ser médico algún día.
—Puedo hablar con mi prometido, el es doctor, tiene contacto en varios paises, incluyendo Venezuela. ¿Ya tienes idea de lo que puede costar una cirugía?
—No, pero seguramente debe ser una millonada. Necesito encontrar un trabajo ya, no puedo seguir así, debo seguir enviandole dinero a mi familia, los gastos en la clínica son cada vez más elevados, me niego a que mi hermanito pierda la vida.
Las lágrimas inundan mis cuencas, me siento muerta en vida desde que recibí esa noticia.