Amo de la seducción

CAPÍTULO 12

Sofía

Me quedo atónita al escuchar su respuesta, no es una propuesta cualquiera, sino una oportunidad que puede resultar arriesgada.

—Deja de tomarme el pelo.

—No estoy tomándote el pelo, estoy hablando en serio. Dijiste que necesitas empleo y estoy contratándote para ser mi musa.

—¿Tú musa? —elevo las cejas con incredulidad— ¿Qué significa eso?

—Básicamente trabajar para cualquier cosa que te necesite y pues, requiero tu presencia para algo en específico —explica, acercándose lo suficiente para que la conversación se vuelva mucho más íntima—. Quiero que aceptes trabajar conmigo para seducir al próximo presidente de los Estados Unidos.

Me quedo sin palabras por un instante, en serio no puedo creerlo.

Seducir a un líder mundial no es un juego, es una línea borrosa entre la ambición y la ética, entre la necesidad y la voluntad.

Mi mente vuelve a mi hermano y la posibilidad de que esos días interminables de espera puedan llegar a su fin si acepto la oferta, de alguna forma, el trato parece abrir una puerta que, aunque sea peligrosa, puede llevarme hacia la luz.

—¿Y qué gano yo con esto?

Angelo sonrie, no con alegría sino con la certeza de que me tiene justamente en sus manos.

—Pagos generosos —responde sin explicar más allá de lo necesario—. Una cobertura de gastos médicos para tu hermano, acceso a recursos para tu familia, y la posibilidad de detener una cadena de eventos que podría desatar consecuencias mucho peores.

Sus palabras tienen un peso tangible, como si cada término estuviese cargado de cifras invisibles y de promesas que nadie más podría hacer.

La escena se ha vuelto una encrucijada, la vida de Sebastián, al mismo tiempo, la carga familiar que ha estado sobre mis hombros sigue presionandome, no solo son gastos médicos, sino que también debo costear otras cosas.

¿Qué estoy dispuesta a hacer para salvar a mi hermano?

¿Qué parte de mi alma estoy lista para entregar a cambio de una solución rápida?

Mis pupilas buscan una solución más que una salida a todos mis problemas.

La conversación, entonces, deja de ser solo un intercambio de palabras para convertirse en una revelación, el a darse cuenta de la turbulencia que hay en mi rostro, añade un último renglón que me deja con la respiración entrecortada.

—Piensa en tu hermano, piensa en lo que estarías dispuesta a hacer para que esté vivo. Y dime cuál es tu límite.

La verdad ers que no tengo un límite claro, hay líneas que no quiero cruzar, y otras que, en la desesperación, podrían desdibujarse. Pero en este instante, mientras las paredes parece contener mi aliento, me doy cuenta de que el verdadero reto no es aceptar o rechazar la oferta, sino entender que hay detrás de todo.

—¿Por qué quieres que lo seduzca?

Angelo no respondió de inmediato, olo me analiza, con esa mezcla de determinación y melancolía.

—Vince Smith es quién ha estado atentando contra mi club los últimos meses. Si quiere dañarme, entonces yo también haré lo mismo, quiero sacar a la luz sus secretos más oscuros, exponerlo ante mundo y borrar esa estúpida sonrisa que tiene.

—¿Cómo haría para acercarme a él?

—Haces muchas preguntas... Yo me encargaré de todo, tu solo debes aceptar o rechazar mi oferta. Ten en cuenta que a partir de hoy tu vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

En la oscuridad del lugar, con la cara lavada por el cansancio y el miedo, tomo una decisión que no sé si me salvaría o me condenaría, guardo silencio por un momento, luego con una voz que apenas es un susurro le doy mi respuesta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.