Amo del Universo

3. París

—¡Es el final! ¡Ellos están aquí! ¡Este es el fin!

¿Pero qué…?

Me remuevo en la cama, despertando producto de una turba de gente que pasa fuera de mi edificio. Me acerco a la ventana, pero me aparto del alféizar al sentir un chispazo con el primer contacto que hago. Merma en cuanto me afirmo al borde y en las calles hay una turba de gente andando con megáfonos, hay sirenas de policías en las calles y en el cielo naranja del amanecer yace un círculo con una luz incandescente que se filtra a través de las nubes que están en proceso de despejar el área.

La nieve parece estar yendo en otra dirección lo cual provoca que se vea en todo su esplendor una figura imponente, aterradora.

—Me cago en la puta—digo con el cuerpo temblando, observando la imagen que está delante de mí.

Salto de la cama, me enfundo en mis pantuflas, me pongo una bata encima del pijama y corro en dirección a las escaleras que dan acceso a la terraza del edificio donde ya hay otros que han sido despertados con las noticias.

Hoy el cielo de París ha amanecido con una nueva figura en el cielo y estoy cien por ciento segura de que es otra nota.

La Torre Eiffel se observa desde el lugar donde estoy y la figura en el cielo se ha posado encima del monumento.

Las nubes cubren la figura en partes que brilla con un extraño tono dorado, aún no se destapa lo suficiente, pero estoy segura de una cosa.

No es la misma figura que apareció en Atenas anteriormente, pero no me cabe duda alguna de que están en consonancia.

Le tomo una foto con mi móvil al igual que lo están haciendo otras personas aquí arriba y la alarma se salta justo cuando me voy a trompicones hasta mi apartamento nuevamente. Rebusco entre mis apuntes de la computadora, pero el cacharro viejo se tilda. Carajo. Sin tiempo, me muevo a la cocina, pongo un poco de agua en una olla, hago espuma con detergente también en el recipiente y luego grabo con mi móvil. Debo sostenerme el codo para que no me tiemble ya que la situación me tiene extasiada y grabo. Grabo. Y grabo. Al terminar, pongo en modo speed el video y…

—Pero me lleva un… Es real. Esto es real—digo, aterrada, notando que las burbujas se mueven sutilmente.

Quizá bajo la figura, la sensación vibracional sea más fuerte, pero necesito mis cosas para demostrarlo.

 




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