—Una nueva figura ha aparecido en el cielo de París justo luego de que se registrase otra en una zona bases militares del Ártico donde Estados Unidos, Rusia y China entre otras nacionales aliadas mantienen sus posiciones en búsqueda de recursos en proceso de extracción a raíz del deshielo provocado por el calentamiento global que va dejando alternativas energéticas y minerales a los grupos de poder que trabajan aquí bajo condiciones que a veces superan los veinte grados bajo cero, pero que hace cincuenta años, aseguran los especialistas, superaba los cuarenta grados bajo cero. La figura tiene una luminosidad similar a las anteriores, sin embargo, la nubosidad densa apenas permite distinguirla. Con esta, ya son tres.
Apenas se puede ver, pero es obvio que tiene una forma circular como las otras y faltan elementos para precisar su naturaleza, pero estoy segura de que mis conclusiones son reales.
Sigo la noticia con el móvil en el bus, luego de haber hecho conexión de trenes, que me conduce a la zona del Palacio de Elíseo mientras llevo puestos los auriculares, cuando una turba de gente impide el paso por calles cortadas y debe desviarse.
—Hasta el momento, el Parlamento Europeo no se ha pronunciado, pero piden explicaciones a los presidentes de los territorios donde se están montando las operaciones para precisar de qué se tratan estas extrañas figuras. Por su parte, Vicente Cruz, el presidente de Francia y líder del Grupo Agenda 2030, el comité especial entre diferentes naciones de todos los continentes conformado para llevar adelante lineamientos definidos por la generación anterior de dirigentes políticos solicita a la población mantener la calma y se está trabajando entre diferentes entidades internacionales para dar con una respuesta válida que pueda señalar a los culpables de este caos a quienes advirtió que tendrán su debido…
No sigo escuchando más ya que me levanto a toda prisa, me guardo el móvil y corro hasta la puerta que me permite bajar en el punto más cercano a la estación correspondiente que anuncia “Palacio de Elíseo”. Sigo a toda prisa, metiéndome entre las personas que se agolpan contra las calles, tratando de dar con la columna de policías que blinda todos los accesos.
—Por favor, necesito hablar con alguien.
—Retroceda, señorita.
—Debo mostrarles algo, ¡es urgente!
—Sí, hay muchas urgencias. Le pedimos, por favor, que retroceda.
Carajo.
No me van a dejar, qué estúpida fui al creer que tendría una mínima posibilidad, debí haber supuesto que estaría atestado de manifestantes exigiendo explicaciones.
Esta zona está justo debajo de la figura en el cielo que brilla de manera aún más intensa en la cercanía, además de que la nubosidad va cediendo lugar.
¿Estuvo ayer y no lo veíamos por el clima? ¿O apareció hoy esta cosa así sin más? ¿De verdad nadie lo vio o fue algo climático?
Bajo la mirada y busco en mi bolso un elemento pequeño.
El diapasón.
Los sostengo, corroborando que está vibrando sin ningún tipo de ayuda extra, solo que la turba de gente hace que se vuelva más complejo poder apreciarlo.
Es una de las leyes fundamentales.
El caos en el ruido provoca caos interior e impedir ver la armonía que configuran las partes. Mientras la turba continúe, será imposible esclarecer algo.
Observo a diestra y siniestra hasta dar con uno de los canales de TV que se encontraba transmitiendo anteriormente, la sede francesa del grupo de medios de Ferrari se encuentra con una emisión en vivo y corro en dirección a la reportera buscando que hablen conmigo.
Ellos notan mi urgencia y termino por meterme en la cámara para enseñarles el diapasón.
—¡Tienen que ver esto, por favor!
—Señorita, ¿cómo se encuentra usted con toda esta situación? ¿Cree usted que estamos en medio de una amenaza de guerra o es una estrategia comercial?
—¡N-no…no lo sé! ¡Vean esto!
Les enseño el diapasón.
—Mi nombre es Alba Mercy, ingeniera de sonidos y científica por la Universidad de… Investigo el sonido y las vibraciones. ¡Y esto que tenemos arriba puede ser un mensaje!
—Claro está que algo quiere decir, ¿quizá vendernos una serie de ciencia ficción o las nuevas gafas de realidad virtual de MEGA?
—No, no, no—insisto, furiosa. Acto seguido arrojo el bolso al piso, saco uno de los cuencos, vierto una solución aceitosa con pintura fluorescente en ella que uso para mi trabajo y les enseño.
—¡¿Lo ven?!
—Señorita, muchas gracias por su… Ah, cielo santo.
Ella queda tan atónita como yo.
Luego se dirige al cámara:
—Acércate, por favor, mira esto. Enfoca el interior del cuenco.
Eso hace.
Lo muestran a todo el mundo.
El aceite se va moviendo en distintas direcciones conformando figuras dentro del cuenco. Luego les señalo hacia arriba.
La vibración marca exactamente la figura que tenemos encima.
La reportera se vuelve a mí con una sonrisa:
—Muy buen truco, gracias, debería llevarlo a un programa de talentos. Seguimos con la emisión, los famosos se expresan en sus redes sociales sobre este fenómeno…
—¡No! ¡No lo entienden, esto es…!
Se alejan de mí.
¡Carajo! ¡Ahora he quedado como una maniática!
Furiosa meto las cosas de regreso a mi bolso, pero una chica que está grabando con su móvil se acerca a mí y me habla:
—¿Esto es la figura en el cielo?
—Sí, mejor pasaré del laboratorio al que trabajo a un circo, quizás ahí me tomen en serio, al demonio mi doctorado y mis titulaciones—le digo.
—¿Podrías explicarnos? Estoy saliendo en vivo desde mi canal, me interesa saber lo que acá tiene, doctora.
Un momento.
Me está tomando en serio.
No sé si vale la pena o si hay gente que esté viendo su transmisión en vivo, pero aprovecho el momento y le explico aquí, en medio de todo el caos, de qué se trata mi profesión y que probablemente estemos en presencia de un mensaje que se pueda leer solo usando Geometría Sagrada.